Skip to main content

Colon, asentado durante su primer viaje en la isla Guanahani conocida como La Española, el 24 de octubre se hizo a la mar tomando rumbo noroeste.  El 27 de octubre de 1492 avistaron una nueva tierra: la costa cubana que llamaron «Juana» en honor del príncipe Juan que en aquel momento era el heredero de la corona. Cuando murió el infante Juan en 1497, la heredera al trono fue su hermana Juana. 

La reina Isabel murió en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504. En su testamento acordó que, si bien la heredera era su hija Juana, el rey Fernando gobernaría Castilla como regente hasta que el hijo mayor de Juana el infante Carlos (años después el emperador europeo Carlos V) cumpliera veinte años. 

Siguiendo con el relato, la expedición de Colón fue costeando el litoral cubano, entrando al día siguiente en una bahía o una amplia ría, del que dijo el Almirante que era «Un lugar muy hermoso, ancho y profundo para poder navegar sin peligro». La mayor parte de los expertos creen que desembarcaron en la actual bahía de Barihay a la que puso el nombre de San Salvador. Días después las naves estuvieron valorando los relieves de la orilla marítima. El almirante llegó hasta al desagüe de un río que llamó «rio luna» y otro más caudaloso al que puso el nombre «río de los mares».

Según cuentan los historiadores, siguiendo «las Cartas de las Indias», Colón cuando desembarcó en esta isla se arrodilló y con la cabeza inclinada dio gracias a Dios: «Señor, esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto».

Una vez en tierra vieron unas casas de madera y paja con redes, cordeles y anzuelos colgados por lo que supieron que eran pescadores. Era un grupo de indios de la nación taina  y como en La Española agricultores y pescadores. Estaban organizados en cacicazgos y su cultura se basaba en mitos y leyendas  con las que transmitían su historia y sus conocimientos.

El Almirante reclamó y ocupó las nuevas tierras en nombre de los Reyes de España pero no estableció ningún asentamiento en ese momento aunque mandó a dos de sus hombres para que durante una semana exploraran el interior de la isla. Estuvieron en la isla  más de dos semanas.

Después de descubrir varias islas del Caribe, incluyendo Cuba y La Española y con la nave Santa María encallada, Colón decidió regresar a España para comunicar sus hallazgos a los Reyes Católicos. En el viaje de regreso tuvo muchos problemas por la escasez de víveres y porque las carabelas estaban muy vapuleadas por las fuertes tormentas. La Pinta al mando de Martín Alonso Pinzón arribó en la villa gallega de Bayona en febrero de 1493, siendo Pinzón quien anunció por carta a los Reyes el descubrimiento de las nuevas tierras. La niña con Colón atracó en Moguer el 15 de marzo de 1493.

Colón fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona en el mes de abril, donde le pidieron que organizara un nuevo viaje para ocupar nuevas tierras y abrir nuevas rutas comerciales.

El segundo viaje ya no sería una expedición exploratoria sino la conquista de nuevos territorios.

Colón, por las Capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492, tenía el título de almirante en el mar y virrey de cualquier tierra que descubriera, así como el 10 % de los beneficios que se obtuvieran, siempre que navegara hacia el oeste para alcanzar una ruta a las Indias Orientales.

El Almirante mandó armar una flota de 17 barcos, 5 navíos y 12 carabelas. Se embarcaron 2000 hombres, veinte yeguas y cinco sementales: dos toros y ocho vacas, abejas, cerdos, ovejas y cabras, conejos y gallinas como animales domésticos. Llevó asnos, mulas y perros para las labores del campo: caza y vigilancia. Subió plantas y semillas de trigo, cebada, arroz, azúcar, vides, olivo y árboles frutales. Así como herramientas, armas, municiones y pólvora.

Tenía órdenes de establecer asentamientos estables como granjas agrícolas y ganaderas para el mantenimiento de estos nuevos pueblos y para el futuro del nuevo mundo.

Zarparon de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 y el 3 de noviembre, a medida que navegaban a Occidente, encontraron nuevas islas: Descubrieron islas que llamaron: Deseada, Dominica, Marigalante. Fondearon en la Guadalupe. En una de ellas encontraron unas mujeres desnudas y dos muchachos que les pidieron que les protegieran de los Caribes.

Los caribes eran tribus de guerreros muy conocidas por su belicosidad y la práctica del canibalismo. En la isla de Santa Cruz, los hombres de Colón derrotaron a los caribes después de un duro y sangriento combate.

El 19 de noviembre de 1493, atracaron en la isla llamada Baniquen a la que llamaron San Juan Bautista. Quince años después, Ponce de León la rebautizó como Puerto Rico.

El 22 de noviembre de 1493, cuando llegaron a La Española, enviaron exploradores para comprobar cómo estaba el Fuerte Navidad y sus hombres. Había sido incendiado y sus defensores muertos. El cacique Taino Guanacagarí les explicó que había sido la tribu de Canoabó.

En 1494, Colón embarcó de nuevo para buscar una ruta marítima alternativa a las Indias orientales y se encontró al oeste de la Juana con una isla pequeña que llamó Evangelista y que ahora es conocida como Isla de la Juventud.

Colón fundó un asentamiento en el norte de La Española llamado Isabela, nombre de la primera ciudad fundada en América, y nombró alcalde a Antonio de Torres. El día 6 de enero de 1494 ofició en la Isabela la primera misa de América fray Bernardo Boyl

En marzo de 1495, de nuevo Canoabó intentó asaltar la fortaleza de Santo Tomás, pero fue derrotado y apresado por Alonso de Ojeda. El cacique fue llevado ante Colón como el jefe de «los blancos», pero para el taino solo reconocía como jefe al que le había apresado. Como Canoabó era uno de los caciques principales de la isla Colón no quiso juzgarle en La Española y le mando a España para que negociara o fuera juzgado por los reyes católicos. Embarcó en el 1496, pero un huracán hundió el barco en el puerto y murió ahogado.

Los hombres que se habían establecido en la Isabela empezaron a decepcionarse con el almirante por su forma de gobernar que favorecía a sus familiares y amigos. A este inconveniente se sumaba el fracaso de no haber encontrado las Indias orientales, una ruta alternativa, y ni siquiera las riquezas prometidas o presumidas.

La gestión económica de Colón fue muy mala. Sumo una gran deuda que aumentó la desconfianza a su persona, aunque es cierto que se vio envuelto en rivalidades políticas con otros exploradores y funcionarios.

En 1500, los Reyes enviaron a Francisco de Bobadilla a La Española para investigar las acusaciones contra Colón. Bobadilla, tras escuchar los testimonios, decidió destituir a Colón como gobernador y virrey de las Indias. Colón y sus hermanos fueron encarcelados y enviados a España, donde tuvieron que enfrentarse a un juicio.

Después de la caída en desgracia de Colón y del desafortunado gobierno de Bobadilla, Nicolás Ovando fue nombrado en septiembre de 1501 gobernador de las islas y tierra firme del nuevo mundo.

Ovando armó la mayor flota enviada al Atlántico. Se puso en marcha con 32 navíos en los que embarcaron 2.500 hombres entre gentes de tropa y de oficios. Subió a los barcos semillas y ganado caballar y doméstico, herramientas útiles para la agricultura, armas, municiones y pólvora para la guerra. A Ovando le acompañaron Francisco Pizarro, Juan Ponce de León, Bartolomé de las Casas, Velazquez de Cuellar, Lucas Vázquez de Ayllón y otros hombres que serán protagonistas principales en el futuro. Embarcaron también doce monjes de la orden franciscana bajo la dirección espiritual de Alonso del Espinal para evangelizar a los indígenas.

El día 13 de febrero de 1502, la flota salió de Sanlúcar de Barrameda bajo el mando de Antonio Torres y alcanzaron La Española el 15 de abril.

En las tierras descubiertas, Ovando tenía las ordenes de buscar recursos naturales, especialmente oro y plata, y terrenos con potencial para el desarrollo agrícola y ganadero para sostener los asientos y evangelizar a los nativos.

Algunos historiadores mantienen que Velázquez fue herido en la conquista de Granada y que se embarcó con Colon en el segundo viaje del almirante con los otros hidalgos. Se estableció en La Española y no regresó más a la Península. En aquellas tierras pasó desapercibido hasta que llegó Ovando. No está documentado como persona relevante durante las gobernaciones de Colón y Bohadilla, lo cual resulta bastante sorprendente.

En 1504, durante la revuelta taina, Ovando entregó a Diego Velázquez la capitanía de la región Jaragúa al suroeste de la isla. Un territorio que dominaba la impulsiva y violenta Anacaona. Tenía órdenes de asegurar militarmente la comarca donde se habían asentado algunos españoles rebeldes que vivían protegiéndose y protegiendo a los tainos. Se habían emparentado con las hijas de caciques y estaban rodeados de concubinas taínas. Velázquez derroto a los colonos y tainos dicen que, de manera implacable.

Diego Velázquez nació en Cuéllar alrededor de 1485. Era pelirrojo y de fuerte complexión. Pertenecía a una familia de baja nobleza, pero muchos de sus miembros eran caballeros de la prestigiosa orden militar de Calatrava.

Diego se había formado y adquirido experiencia militar durante la reconquista española. Es decir, era un hombre con formación militar y las ordenes que recibía las tenía que cumplir.

Después de la revuelta o guerra contra los tainos, Ovando le nombró su ayudante y hombre de confianza. Demostró ser un buen administrador y hacer fortuna

En el año 1508 Sebastián de Ocampo circunvaló la costa de la llamada Juana e hizo un mapa de su insularidad, sorprendiéndose al comprobar que era mayor de lo esperado. La isla pasó a conocerse como «La Fernandina».

En el 1508 Diego Colón fue nombrado gobernador de las Islas y Tierra firme de las Indias, sustituyendo a Nicolás de Ovando. El título de virrey le fue otorgado de manera honorífica, pero no administrativa, lo que dio lugar a un conflicto de derechos de Diego Colón contra la Corona. Tanto Diego Colón como su familia mantuvieron una larga disputa con la Monarquía para hacer valer los derechos heredados de las capitulaciones de Santafé que incluían el título de almirante y los beneficios económicos asociados.

Corría el año 1511 cuando Diego Colón nombró a Diego Velázquez gobernador y adelantado de la Fernandina. Es decir, en ese año se inicia la exploración y la conquista de la isla.

Velázquez tenía que armar una expedición con sus fondos para explorar y conquistar la isla. Armó una flota de cuatro barcos y 400 hombres que desde la Isabela pusieron rumbo al noroeste. Se embarcó Bartolomé de Las Casas como apóstol de los indígenas y varios religiosos dominicos, pues se pretendía que esta experiencia tuviera mayor componente cristiano y evangelizador que la llevada a cabo en La Española.

Diego y sus hombres desembarcaron en una bahía de la costa sureste de la isla y establecieron un primer asentamiento llamado Baracoa. Velázquez y sus hombres pusieron pie en tierras de la nación taina en la comarca donde vivan los tainos. Tenía como secretario a un joven extremeño llamado Hernán Cortés, de oficio escribano y dueño de una granja en La Española, aunque terminó afincándose en Baracoa.

El cacique Hatuey que había huido de La Española reunió a varias tribus para detener el desembarco de Velázquez. Instruido en el arte militar y comprobando que estaban en desventaja, mandó a sus hombres que se embarcasen de nuevo, dejando algunos pertrechos en tierra. En este combate inicial vencieron los tainos al contingente español.

Velazquez, con mejor voluntad que acierto, entabló negociaciones con el fin de proteger a los taínos para que se rindieran y hubiera paz, pero la situación se le fue de las manos por unos o por otros y sobrevino una rebelión a gran escala.

Velázquez, desde Baracoa con su pequeño ejército de hombres a pie y a caballo, se puso en marcha hacia el oeste, habitada por los tainos, que era la tribu más numerosa y extendida por la isla. Diego, un hombre curtido en la milicia, doblegó los focos de Dura Resistencia. Hatuey huyó a los montes, pero fue perseguido por cuadrillas a caballo y apresado y condenado a muerte.

Velázquez tuvo que cambiar la idea de una conquista pacífica por la guerra, que además de costosa para su bolsillo acarreaba el sometimiento y esclavitud de muchos indígenas.

Según Bartolomé de la Casas, a Hatuey se le propuso convertirse al cristianismo, pero lo rechazó argumentando que si iba al cielo tendría que estar al lado de sus verdugos.

A Diego Velázquez se le unió Pánfilo de Narváez y sus hombres, después de desembarcar en Guanacaybo. Narváez era un hombre alto, un tanto pelirrojo, impulsivo y algo imprudente que había participado en la conquista y pacificación de Jamaica al lado de Juan de Esquivel. Le acompañaban treinta flecheros y muchos indios de servicio mercenario.

Diego Velázquez con las tropas de Narváez se puso en marcha hacia Bayamo, en la actual provincia de Oriente, y, después de unas escaramuzas de los indios, estos fueron sometidos.

Durante los años 1512 y 1513 prosiguió la conquista de la zona central cubana, estableciendo un asentamiento en Sancti Spiritus donde se produjo un duro enfrentamiento que provocó el cambio de actitud del clérigo Bartolomé de Las Casas. Después de presenciar algunas barbaridades cometidas por Narváez, empezó a considerar su posición personal, abandonando su encomienda para convertirse en la voz más crítica de la conquista.

El 14 de agosto de 1514, Las Casas denunció la conquista de Camagüey en términos muy duros.

Dominados los tainos, Velazquez siguió adelante sin enfrentamientos violentos, solo con alguna escaramuza contra los Siboneyes que ocupaban principalmente la zona oriental de la isla y se dedicaban a la caza, la pesca y a la navegación con canoas.

Velazquez tampoco extendió ni mantuvo una guerra abierta con los guanajatabeyes que habitaban las zonas más occidentales de Cuba, en regiones montañosas y menos accesibles. Su cultura era más simple que los taínos y siboneyes.

En fin, en La Fernandina encontraron una diversidad cultural representada por varias tribus indígenas. Las comunidades habían desarrollado distintas sociedades que se fueron adaptando al entorno insular.

En 1515 Velázquez propuso llamarla Santiago, aunque desde siempre los nativos y castellanos la llamaban Cubancan, ya que los indios la llamaban Cua Hua, que quiere decir «lugar de cangrejos», pues eran muy abundantes en sus costas y una importante fuente de alimentación. 

Una vez controlada la isla sin demasiado esfuerzo, Velázquez dejó las tareas de milicia en manos de sus capitanes para dedicarse a la fundación de núcleos poblacionales. Demostró ser un hombre listo para encontrar buenos lugares de asentamiento que se convertirán en ciudades. Fundó en 1511 la primera ciudad de Cuba: Asunción de Baracoa; San Salvador de Bayamo, en noviembre de 1513; Trinidad, Sancti Spíritus y Puerto Príncipe y, después, Santiago, lugar donde fijó la seda y capital.

Supo localizar buenos puertos de vida comercial como base de futuras expediciones: La Habana en el noreste de la isla fue durante siglos una de las joyas territoriales españolas, lo mismo que Santiago de Cuba en el suroeste, que se convirtió en una base logística impecable de futuro.

Velázquez para mantener el crecimiento económico de los asentamientos utilizó a los nativos capturados en la guerra dentro del orden de las encomiendas. Tenían que trabajar en las granjas de las ricas y prósperas tierras cubanas para explotar las semillas de azúcar, grano y legumbre que los españoles habían llevado al nuevo mundo junto con las herramientas y el ganado de carga.

Explotaron y comercializaron el algodón, planta conocida por los tainos, pero poco productiva con los nativos.

El 10 de febrero de 1516, por petición de Velázquez, se creó el Obispado de Cuba, con sede original en Baracoa, aunque en 1523 fue trasladada a Santiago de Cuba.

Una vez sometida Cuba, Velázquez en 1517 envió una expedición a tierras del oeste al mando de Francisco Hernández, que después de mandar un comunicado a Santiago de Cuba murió con la mayoría de sus hombres tras un encuentro con guerreros mayas, pero ese es otro relato.

Velázquez de Cuellar murió el 24 de junio de 1524 en su casa de Santiago de Cuba. Residencia que hoy en día se mantiene en pie.

 

Juan Pisuerga

 

PARA MAYOR INFORMACIÓN

1-Santa Cruz y Mallén, F.J (1940). Historia de familias cubanas. Tomo I. La Habana: Editorial Hércules.

2-Thomas, Hugh (2003). El imperio español. De Colón a Magallanes. Barcelona: Planeta. ISBN 84-08-04951-8.

3- Quién es quién de los conquistadores. Barcelona: Salvat. ISBN 84-345-6654-0.

4- Miralles,. Hernán Cortés, inventor de México. ABC. D. L. B. 51.276-2003

5-FUentenebro Zamarro, Francisco (1991). Segovianos en el descubrimiento de América. Madrid: Fareso. ISBN 

7-is Arranz Márquez. «Diego de Velázquez de Cuellar». Real Academia de la Historia. Consultado el 21 de abril de 2020.