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LA POLÍTICA DE LA REINA TODA

Toda Aznar fue una de las personalidades más trascendentales del siglo X en la península ibérica.

Fortún Garcés, hijo primogénito de García Íñiguez y nieto de Íñigo Arista, tuvo con Auria cuatro hijos: Íñigo, Aznar, Velasco y Onneca. En el año 860, Fortún fue capturado por el emir Mohamed durante una aceifa. Fue conducido como rehén a Córdoba, acompañado de Onneca, su hija, una niña adolescente que tuvo con Abdalá, hijo del emir, un niño, llamado como su abuelo, Mohamed, padre del futuro Abderramán III. Es decir, Onneca fue abuela de Abderramán. Fortún y Onneca vivieron en Córdoba lo que los escritores han llamado una «prisión dorada».

Después de casi veinte años de cautividad en Córdoba, Fortún regresó a Pamplona para gobernar. pero llevó a cabo una política contraria a la que querían sus vasallos.

Onneca, en Pamplona, se casó con su primo hermano, Aznar Sánchez de Larraún, nieto de García Íñiguez, con quien tuvo tres hijos: Sancho, Toda y Sancha Arnáez.

Toda contrajo matrimonio con Sancho Garcés, un miembro de la dinastía Jimena,  hijo de García Jiménez y de su segunda esposa, Dadildis de Pallars. García Jiménez habia sido regente de la comarca pamplonesa durante el cautiverio de Fortún Garcés.

Toda tenía los derechos sucesorios de la comarca pamplonesa por su ascendencia paterna. Sancho Garcés I, su marido, que en 905 se había proclamado rey de Pamplona era un hombre con enormes cualidades militares y se entregó a la conquista de los territorios vecinos. Amplió sus fronteras desde los valles del sur de los Pirineos hasta las tierras riojanas.

Toda evaluó la situación política de los reinos y condados cristianos, sobre todo el de León, que era el más poderoso, y diseñó la política de Pamplona.A instancias de la reina, Sancho Garcés estableció una alianza con Ordoño II, el hijo de Alfonso III.

Abderramán III, en el año 917, formó un gran ejército para atacar la comarca castellana, pero fue derrotado en la batalla de Castromoros. Toda, recomendó a su marido aprovecharse de la repoblación y del impulso económico, sociocultural y religioso del monacato alavés y riojano, y expandirse por estas comarcas, enfrentándose con los Banu Casi.

En el año 920, Abderramán de nuevo formó un ejército con el que venció a los aliados cristianos en la batalla de Valdejunquera.

En el año 922, murió el conde de Aragón, Galindo Aznárez II, tío de la reina Toda. Sancho ocupó las tierras aragonesas usando los derechos de su mujer, lo que dio lugar a un enfrentamiento con el gobernador de Huesca, Mohamed el Tawil, que Toda. El ssolvió casando a su hija Órbita con el oscense.

En el año 923, Sancho Garcés pidió a Ordoño que conquistara Nájer que fue entregada por León y como reino al hijo de Sancho, García Sánchez y la reina Toda estableció allí su corte en Nájera desde donde puso en marcha su actuación diplomática.

En el año 923, casó a su hija Sancha, una niña adolescente, con Ordoño II, un hombre de 54 años, con lo que consolidó la alianza con León, pero no tuvieron hijos.

En el año 924, Abderramán tomó la ruta de Levante y, pasando por Valencia y Tortosa, remontó el Ebro hasta Zaragoza, donde se le unieron tropas de los Tuyibíes. En las riberas del Ega derrotaron a Sancho Garcés y saquearon Pamplona.

En el año 924 murió Ordoño II, al que sucede Fruela. En León apareció el fantasma de la guerra civil entre los hijos de Ordoño, legítimos herederos, y los hijos de Fruela. Los hijos de Ordoño, vencedores en el conflicto, se repartieron el reino: Sancho escogió Galicia, Alfonso IV, León y Ramiro, el norte de Portugal.

Sancho Garcés murió en el año 925. La tutoría de su hijo quedó encomendada a Jimeno Garcés, hermano del rey fallecido. La reina viuda se dedicó a proteger a su hijo y a crear una red de enlaces parentales de gran calado. En ese año acordó el matrimonio de Andregoto Galindo, condesa de Aragón, con su hijo García Sánchez, con lo que solucionó el problema jurídico por la ocupación del condado aragonés por Sancho Garcés.

En el año 926, Alfonso fue coronado rey de León y se casó con Onneca, la hija de Sancho y Toda. De este matrimonio nació el futuro Ordoño IV. Onneca murió en el año 931 y el rey abandonó el trono por una profunda depresión, retirándose al convento de Sahagún y cediendo los derechos dinásticos a su hermano Ramiro, que se proclamó rey de León. En ese año murió Jimeno Garcés, el hermano de Sancho, y la reina Toda se hizo cargo de la tutoría de su hijo, el rey, y de la regencia del reino.

En el año 932, Alfonso abandonó el convento y reclamó el trono. Ayudado por condes y linajes asturianos y leoneses, formó un ejército que se encaminó a León, donde fue derrotado por su hermano Ramiro. El rey encerró a su hermano y a sus primos, los hijos de Fruela II, en el monasterio de Ruiforzo después de cegarles.

A Toda se le vinieron abajo todos sus planes, pero no era una mujer que se dejara vencer fácilmente. Ramiro estaba casado con Adosinda Gutiérrez, su prima carnal, con quien tenía tres hijos: Bermudo, Ordoño III y Teresa Ramírez. Según varios historiadores, las intrigas de la reina Toda, apoyada por los obispos de Pamplona, Calahorra y Logroño, y por los monacatos alaveses y riojanos, consiguieron que el papa ordenara a Ramiro repudiar a Adosinda por consanguinidad. El rey tenía que buscar una segunda esposa y allí estaba Toda para ofrecerle a su hija Urraca Sánchez, con quien se casó. Ramiro tuvo con ella dos hijos: Sancho I, llamado el Craso, y Elvira Ramírez, que ingresó en el monasterio de San Salvador de Palat del Rey.

Toda iba comprobando cómo el condado de Castilla ampliaba sus fronteras e su papel era cada vez más relevante en la esfera política. Sancha de Pamplona había enviudado del rey Ordoño II y del conde de Álava Álvaro Herraméliz. Fernán González, conde de Castilla, se casó con ella en el año 932. Sancha, como dote, llevó al matrimonio el condado de Álava.

El califa, en el año 934, se puso al frente de un poderoso ejército, que se dirigió a la Marca Superior. En Tudela, llegaron emisarios de su abuela. La regente de Pamplona quería conocer a su bisnieto, establecer negociaciones y rendirle vasallaje. Abderramán exigió que Toda y su hijo se presentaran en su corte ambulante de Tudela, donde les recibió con suntuosidad. Mandó formar la guardia de custodia como en las grandes ocasiones. Toda llevó regalos al califa. Abderramán aceptó el vasallaje y reconoció a García como rey de Pamplona. La reina se comprometió a no hostigar al ejército cordobés ni atacar fortalezas de la Marca Superior y a no pactar con el reino de León. El ejército cordobés cambió de dirección y, por Álava, se presentó en Burgos, donde dieron muerte a 200 monjes del monasterio de Cardeña. Sin embargo, las tropas de Abderramán estaban siendo acosadas por guerrillas y emboscadas dirigidas por Fernán González. Ramiro, por su parte, le esperaba en la fortaleza de Osma, y los islamistas se vieron sorprendidos por el ejército de Ramiro en vanguardia y por el de Fernán González en retaguardia. De nuevo los cordobeses fueron batidos.

En abril de 936, León firmó unas treguas con Córdoba en las que se comprometía a no colaborar con Abu Yahya, gobernador rebelde de Zaragoza, a quien el califa acusaba de traidor y culpable de la derrota de Osma. Las treguas se rompieron en pocos meses.

En el año 939, Ramiro consiguió una gran alianza con la participación de las fuerzas de Fernán González, de la reina Toda y de los Tuyibíes de Zaragoza. Un pacto que dio lugar a la victoria de Simancas sobre Abderramán III.

La herencia legítima del reino de León correspondía a Bermudo, pero murió siendo un adolescente en el año 941. En ese año, Ordoño III, segundo hijo de Ramiro y Adosinda, se casó con Urraca Fernández, una joven hija de Fernán González y Sancha de Pamplona, es decir, una nieta de la reina Toda.

En el año 943, Toda, preparó la boda de Teresa Ramírez, hija de Ramiro II, con su hijo, el rey García Sánchez I, que había repudiado a Andregoto.  Toda volvía a tener presencia en el reino de León: su hija Urraca Sánchez estaba casada con el rey Ramiro II, su nieto Sancho de Castilla era aspirante al trono leonés y su hijo García Sánchez se había casado con Teresa, la hija de Ramiro II.

En el año 951, Ordoño III, el segundo hijo de Ramiro y Adosinda, sucedió a su padre en el trono leonés. Pero surgió la disputa dinástica: el infante Sancho el Craso, medio hermano de Ordoño III, aspiraba al trono leonés, apoyado por Toda y Fernán González. Ordoño III creó un ejército que venció a Sancho el Craso y, a la vista del comportamiento de su suegro, que apoyaba a su rival, repudió a su mujer, la hija de Fernán González.

Del enlace de Ordoño con Urraca, la hija de Fernán González había nacido un niño, Bermudo Ordóñez, legítimo aspirante al trono leonés. Sancho el Craso le privó de la sucesión cuando se coronó rey de León en el año 956, pero como no cumplió los pactos acordados por Ordoño III con Córdoba y a pesar de que Toda quería que su nieto fuera rey de León, la nobleza y los condados leoneses, asturianos, gallegos y castellanos le apartaron del poder y coronaron a Ordoño IV, hijo de Alfonso IV, como nuevo rey. De nuevo apareció el fantasma de la guerra dinástica.

Toda seguía con su política diplomática: Velasquita, hija de Toda, que estuvo casada con el conde de Álava, Munio Velaz, cuando enviudó, se casó con Galindo de Ribagorza y tuvo un tercer matrimonio con Fortún Galíndez. Su última hija, Órbita de Pamplona, se casó con al-Tawil, gobernador de Huesca.

Cuando Sancho el Craso fue expulsado del reino leonés, pidió ayuda a su abuela. Toda envió a Córdoba al judío Abu Hasday para pedir el apoyo del califa. Quería que su nieto fuera curado de su obesidad y que el califa le ayudara a recuperar el trono a cambio de diez fortalezas de la ribera del Duero. Abderramán aceptó y Toda, su nieto Sancho y su mujer Teresa Ansúrez se trasladaron a Córdoba en el año 958. El califa les tributó un gran recibimiento en el lujoso palacio de Medina Azahara. Un nuevo triunfo de la diplomática reina. Sancho tardó un año en curarse de su obesidad.

Toda mantuvo lazos parentales con los reinos y condados cristianos con un ideario matrimonial expansionista. De hecho, tres de sus hijas estuvieron casadas con reyes leoneses. Intervino en las guerras dinásticas del reino leonés y en el poderoso condado de Castilla.

Las alianzas matrimoniales tejidas por ella crearon la estructura de los reinos y condados cristianos. La sombra de la reina Toda fue muy larga y persistente. Tuvo un enorme talento como mujer, esposa, gobernadora, regente, diplomática y casamentera. Viajó por toda Hispania: al reino leonés, a la pujante Castilla, a Álava, Huesca, Ribagorza, Pallars y a tierras musulmanas para firmar tratados, alianzas o cerrar pactos matrimoniales. Fue la impulsora de que la corte de Nájera fuera el eje de la actividad política de la península. De hecho, su hijo García I se tituló rey de Nájera. Toda murió en octubre del 958, a los ochenta y dos años.

Juan Pisuerga

 

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PARA MÁS INFORMACIÓN

  1. Ibn Hayyan (1981). Crónica del Califa Abderramán III al-Nâsir. Zaragoza: Anubar.
  2. Martínez Díez, Gonzalo (2005). El Condado de Castilla: la historia frente a la leyenda. 2 tomos. Valladolid.
  3. Rodríguez Fernández, Justiniano (1998). Ramiro II, rey de León. Burgos: La Olmeda.
  4. Lacarra de Miguel, José María (1972). Historia Política del Reino de Navarra. Pamplona: Caja de Ahorros de Navarra.
  5. Menéndez Pidal, R. Historia de España. Espasa Calpe SA. 1974.