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El Palacio Real de Valladolid es uno de los edificios menos conocidos de la ciudad. Sin embargo, su arquitectura y la rica historia que alberga lo convierten en una construcción de gran interés artístico, histórico y cultural.

El edificio original fue una residencia nobiliaria que usaban los Reyes Católicos. Recibió el nombre de «Casa del Tesoro» por custodiar, a finales del siglo XV, los bienes y tesoros de la Corona durante las estancias de los reyes en Valladolid.

Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V, adquirió la Casa del Tesoro en 1540 y mandó construir un edificio nobiliario frente al Convento de San Pablo y al palacio de la familia Pimentel, uno de los linajes más influyentes de la nobleza castellana del siglo XV, vinculado al condado de Benavente. Le encargó su construcción en 1541 al arquitecto Luis de Vega, que le dio un talante renacentista.

Cobos construyó el edificio para reforzar su influencia política y social en Valladolid, una de las ciudades más importantes del reino. El actual palacio fue concebido en el siglo XV como una casa señorial, pero se convirtió en uno de los principales edificios de la ciudad. De los Cobos hizo una gran carrera política. En el año 1522 se casó con la hija de los condes de Rivadavia, María de Mendoza y Sarmiento, y por su enlace entró a formar parte de la nobleza. Sus suegros tenían su palacio en la corredera de San Pablo de la ciudad.

La casa palaciega de De los Cobos fue residencia del emperador Carlos I durante sus estancias en Valladolid, si bien antes se hospedaba en el palacio de Don Bernardino Pimentel, regidor de la ciudad. El emperador y su esposa, como no tenían un palacio real en la ciudad, se hospedaban en las casas de los nobles durante sus estancias. Así, el Palacio de Pimentel se convirtió en la cuna del heredero de la Corona española: la reina Isabel de Portugal dio a luz al príncipe Felipe II el 21 de mayo de 1527 en ese palacio residencial.

Felipe II, siendo príncipe, se instaló varias veces en la vivienda de los Cobos con su mujer, María Manuela de Portugal. En esa casa nació su primogénito, Carlos, en 1545. Fue príncipe de Asturias y falleció a los 32 años por mala salud y, según los historiadores, por la costumbre de la realeza de la época de contraer matrimonio entre parientes. La relación con su padre no fue buena y su aislamiento y muerte han dado lugar a numerosas especulaciones y han inspirado varias obras literarias y musicales.

Durante el reinado de Felipe III, el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, llevó a cabo en 1601 el traslado de la corte de Madrid a Valladolid. Un cambio motivado por intereses políticos, económicos y personales. Como valido de Felipe III, el duque de Lerma ejercía un notable control sobre las decisiones del monarca. La mudanza de la corte le permitió consolidar su poder, rodearse de aliados y alejarse de ciertos grupos nobiliarios opuestos al poder del duque. Se ha argumentado que Valladolid ofrecía una posición más segura con las comunicaciones del reino, aunque los historiadores afirman que el duque solo buscaba beneficios personales económicos y políticos. Antes del traslado había comprado numerosas propiedades que se revalorizaron con la llegada de la corte. La presencia de una administración imperial tan grande y la llegada de nobles, funcionarios y artistas impulsaron la construcción de edificios. Por el contrario, la ausencia de la corte afectó muy negativamente a Madrid.

El traslado de la corte a Valladolid es un ejemplo claro del abuso del poder político para obtener beneficios personales. Valladolid experimentó un importante crecimiento demográfico, económico y social.

El valido del rey Felipe III compró el edificio al heredero de Francisco de los Cobos en el año 1600. Su adquisición fue una más de las gestiones del duque para obtener buenos beneficios económicos y consolidar su poder. El palacio fue vendido por Diego de los Cobos a la Corona Real en el año 1600. Tuvieron que pasar dos años para cambiar su diseño de casa nobiliaria a palacio real. Lerma mandó a los arquitectos Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera, y a Diego de Praves que modificaran, ampliaran y adaptaran el edificio como residencia oficial de la monarquía.

Cuando la corte se presentó en Valladolid, los reyes se instalaron en el Palacio del Conde de Benavente, una de las construcciones emblemáticas de la ciudad y cerca del Pisuerga. Este edificio fue utilizado como residencia real y, durante dos años, se convirtió en el centro de la vida cortesana. En este palacio nacería la princesa Ana de Austria en 1601, que se casaría años más tarde con el rey Luis XIII de Francia. Fue reina consorte de Francia y madre de Luis XIV, conocido como el “Rey Sol”.

El traslado de Felipe III de la residencia del conde de Benavente al Palacio Real tuvo lugar en 1604. La residencia de «las Casas» estaba cerca de la corredera de San Pablo, donde se albergaban numerosas casas señoriales de condes y nobles. Enfrente del convento de San Pablo, cuya fachada el duque quiso también engrandecer, tallando su escudo y sus armas, que han quedado esculpidas en la fantástica fachada.

El Palacio Real se rehabilitó y adaptó a las funciones de la monarquía y su ubicación ofrecía un entorno acorde con el protocolo de la corte. Se convirtió en el centro del reino, en un símbolo del poder y prestigio que el duque utilizó como ventaja política para su círculo cercano.

Durante ese período nació en el palacio el hijo de Felipe III y de la reina Margarita de Austria, el futuro rey de España Felipe IV, el 8 de abril de 1605. Este hecho histórico es significativo porque este nacimiento marca el apogeo del Imperio español. El reinado de Felipe IV estuvo acrecentado por los enormes e increíbles logros, desafíos políticos y militares del imperio y por la extraordinaria explosión cultural del «Siglo de Oro Español». El edificio estuvo suntuosamente decorado con pinturas y mobiliario.

La condición de capital del reino finalizó en 1606. La corte regresó a Madrid. El cambio respondió en parte a las presiones de la aristocracia y a que Madrid ofrecía más y mejores condiciones para albergar la administración del imperio. Es conocido que el duque de Lerma hizo la misma operación, pero a la inversa. Con un Madrid en decadencia, adquirió numerosos edificios, terrenos y parajes vacíos que vendió otra vez muy caros cuando la corte se presentó en Madrid.

Aunque el palacio perdió su función como residencia real, siguió siendo un edificio clave en la vida institucional y militar de la ciudad. Fue asignado como residencia de los gobernadores reales y representantes de la Corona, lo que le permitió seguir manteniendo una función oficial.

Felipe IV nació en el palacio en 1605, pero su relación con el edificio después de que la Corte regresara a Madrid fue esporádica. Lo utilizó ocasionalmente como residencia temporal en sus visitas a Valladolid.

Durante el siglo XVII, fue utilizado para funciones militares y administrativas como centro de poder regional. De hecho, los arquitectos Juan Gómez de Mora, Pedro Mazuecos y Alonso Carbonell, a mediados del siglo XVII, contribuyeron a adecuar los espacios internos a las nuevas necesidades.

En el siglo XVIII, el arquitecto Ventura Rodríguez construyó en 1762 la escalera imperial del palacio.

En la Guerra de la Independencia, las tropas francesas ocuparon Valladolid por su importancia estratégica y como centro de comunicaciones del noroeste de España. El palacio fue la residencia oficial y sede administrativa y militar del mariscal gobernador, el general Kellerman.

Napoleón Bonaparte, durante su estancia en Valladolid en enero de 1809, se instaló en el palacio. Una visita que formaba parte del ideario del emperador para consolidar el control francés después de la abdicación de los reyes españoles en favor del hermano del emperador, José Bonaparte, a quien había colocado en el trono. Napoleón utilizó el Palacio Real como cuartel general. Su presencia refleja el uso del edificio como símbolo de poder y control de las tropas francesas. Celebró reuniones estratégicas con sus generales y supervisó las operaciones militares contra el ejército español y sus aliados.

Cuando terminó la Guerra de la Independencia, el palacio fue utilizado por distintas autoridades locales y regionales como centro administrativo y, más adelante, fue adaptado para albergar instituciones militares.

Durante el siglo XIX, partes del edificio fueron ocupadas por instituciones militares, incluidas academias y sedes administrativas del ejército, dado su tamaño y su localización estratégica en el corazón de la ciudad. En el siglo XX, el palacio fue ocupado como sede militar. Actualmente alberga la sede de la Cuarta Subinspección General del Ejército y sigue funcionando como un centro de operaciones militares.

El Palacio Real de Valladolid es una edificación de gran relevancia histórica que ha sufrido diversas transformaciones a lo largo de los siglos. Es un edificio de tonos renacentistas y barrocos que destaca por su sobriedad, distinción y elegancia. La fachada da idea de sencillez y equilibrio. Está organizada de manera simétrica con torres en los extremos. La entrada principal, flanqueada por columnas, aparece rematada por un frontón triangular clásico, en cuyo centro figura el escudo de armas de los Habsburgo. El edificio ofrece una marcada sobriedad en sus dos primeras plantas de patrón herreriano y la tercera de muestra renacentista, inspirado en el arquitecto del siglo XVI Andrea Palladio, por lo que se llama palaciana. Las ventanas están dispuestas de manera uniforme, con molduras decorativas, y los balcones, de hierro forjado, añaden un toque de distinción a la fachada. Aunque conserva la monumentalidad, la decoración es austera, siguiendo los principios de la tradición herreriana.

El edificio ha sufrido desde su diseño original numerosas modificaciones. Luis de Vega construyó el edificio alrededor de dos patios: el Patio Principal y la Galería de Saboya, adornados con elementos renacentistas. El primero tiene en sus dos pisos arcos carpaneles decorados con unos medallones atribuidos a Esteban Jamete y escudos de los territorios del Imperio español. El segundo, conocido como Galería de los Príncipes de Saboya, tiene arcos de medio punto y una fuente central de mármol decorada con sirenas.

La capilla palatina, antiguo oratorio de la reina, es uno de los espacios emblemáticos del palacio, pero en 1952 fue declarada en ruina y demolida.

El Salón del Trono ha sufrido varias reformas a lo largo de los siglos. Su decoración original tenía un carácter regio y solemne. Las paredes estaban adornadas con pilastras decorativas y cenefas de estilo pompeyano, con mesas con candelabros espejos con cornucopias y otros elementos clásicos que buscaba dar al salón un aspecto digno de la función que cumplía. El elemento central del salón era el trono, situado bajo un dosel ceremonial de paño y oro. El dosel era un símbolo de poder y realeza, y en su centro destacaba el escudo con las armas de Castilla y Aragón. Los tronos que se pueden ver actualmente son réplicas de los utilizados por el rey Carlos. El salón del trono no solo servía para las audiencias reales, sino que también era un lugar para ceremonias y actos de gran importancia.

Cuando la corte se marchó, parte de los jardines fueron cedidos a los franciscanos descalzos, que fundaron el convento de San Diego, que tuvo cierta importancia hasta que fue exclaustrado con la desamortización de Mendizábal y sus terrenos y edificios vendidos a particulares. No hay rastro físico del convento.

En el siglo XX, el palacio acogió a la capitanía general de la VII Región Militar.

A pesar de estos cambios de función, el Palacio Real conserva su relevancia histórica y arquitectónica como uno de los edificios más emblemáticos de Valladolid.

El Palacio Real de Valladolid, a diferencia de otros palacios reales, ha tenido una historia muy variada y ha sido reformado en numerosas ocasiones. Actualmente, es la sede de la Cuarta Subinspección General del Ejército, lo que ha influido en la conservación y el uso de sus espacios.

Juan Pisuerga

 

 

 

 

PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:

  1. Pérez Gil, Javier (2008). Palacio Real de Valladolid. 
  2. Pérez Gil, Javier (2012). «El Palacio Real de Valladolid, sede de la Corte de Felipe III 
  3. Pérez Gil, Javier (2012). «La iArquitectura palaciega en el Valladolid de la Corte.L  Palacio Real y palacio el de los condes de Benavente.» 
  4. Pérez Gil, Javier (2016). «Los Reales Sitios vallisoletanos.» Universidad de Valladolid.
  5. Calabia L. Crónicas de ayer y hoy. Ayuntamiento Valladolid.