Entre colores, hojas caídas y nuevas semillas, octubre es el décimo mes del año en el calendario gregoriano. Un mes cargado de contrastes y significados que marca el principio del otoño en el hemisferio norte, una estación asociada a la transición, la madurez y la preparación del invierno.
En el antiguo calendario romano, antes de la reforma, marzo era el primer mes. Por ello, octubre era el octavo, de donde proviene su nombre en latín: octo, que significa «ocho». Con la reforma de Numa Pompilio, el año comenzó con enero, en honor a Jano, y siguió con febrero por las celebraciones de la Februa. A pesar de que Julio César y Augusto añadieron sus nombres a otros meses. El nombre de ocho «octubre» se mantuvo para recordar el antiguo calendario. Según el calendario gregoriano, octubre tiene 31 días.
En Roma, el ocho era el número de fertilidad, prosperidad y paz. Se relacionaba con Marte, el dios de la guerra, que para los romanos también simbolizaba la energía vital y el ciclo de la naturaleza. Se creía que el ocho ayudaba a tomar decisiones importantes, por lo que octubre era un mes de reflexión y transición hacia el invierno.
La sociedad romana estaba compuesta en su mayoría por agricultores y pastores, que ganaban su vida en el campo. La propiedad de la tierra era un factor crucial para la posición social. Vivir de la agricultura era muy duro. Los cultivos principales eran los cereales y las leguminosas. Los legionarios, al licenciarse, a menudo eran recompensados con tierras. En las grandes tierras de cultivo se empleaban esclavos, aunque a veces se contrataba a ciudadanos libres para supervisar su labor.
Los huertos no solo eran una fuente de alimento, sino que también tenían un significado social; eran lugares de descanso familiar y la señal de independencia económica eran los árboles frutales: los ciruelos, manzanos y perales eran apreciados por su sabor y se consumían frescos o cocinados para tratar dolencias.
En este mes, se hacía sidra con las manzanas o mermeladas con otros frutos, como los albaricoques. Las higueras eran muy valiosas por sus frutos dulces y nutritivos. Con el tiempo se introdujeron la vid y el olivo procedente de Grecia, este último con connotaciones religiosas asociadas a Minerva.
Octubre era un período de renovación, pues con la siembra de nuevas semillas empezaba la temporada agrícola del próximo año. En ese mes, los agricultores romanos almacenaban los alimentos recolectados en agosto y septiembre.
La caída de las hojas y los días más cortos evocan el ocaso de la vida, pero las semillas sembradas bajo tierra se preparan para germinar en primavera. Es el símbolo del ciclo vital: vida, muerte y renacimiento.
La conexión de octubre con Marte también simbolizaba el vínculo entre la agricultura y la guerra. La siembra y la cosecha eran vistas como una «batalla» contra la naturaleza por la supervivencia. Por ello, pedían a Marte que protegiera sus cultivos y almacenes, y les diera fuerza para afrontar el invierno. Las temperaturas descienden, y nos invitan a disfrutar de actividades en casa.
Octubre es el mes del colorido y el encanto otoñal. Los senderos se cubren de hojas secas que desprenden un aroma especial. Los árboles se tiñen de colores naranjas, marrones, rojos y dorados. La luz del sol, más baja, adquiere una tonalidad cálida y suave, creando sombras alargadas que otorgan una atmósfera mágica de paz y tranquilidad, con matices de nostalgia.
En España, el 12 de octubre de 1492 tuvo lugar el descubrimiento de América. Dos mundos se fusionaron en un mestizaje único; a pesar de las leyendas negras difundidas por medios anglosajones y franceses, no ha llegado a romper el vínculo hispanoamericano. La animadversión en estos últimos 50 años ha estado apoyada por políticos populistas; no han logrado romper el sentimiento de hermandad hispano. Incluso han querido decir que el nombre «América» proviene de Américo, sin saber que el rey Fernando concedió la ciudadanía castellana a Américo Vespucio y este, por encargo del rey, mapeó la costa sudamericana y en 1507 entregó el mapa al cartógrafo Martin Waldseemüller para que los navegantes tuvieran un conocimiento claro de la ruta.
El 23 de septiembre de 1892, la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena firmó un Real Decreto, a propuesta del presidente Antonio Cánovas del Castillo, para declarar fiesta nacional el 12 de octubre. Esta fecha coincide con el día de la Virgen del Pilar.
En la Iglesia Católica, octubre es un mes dedicado a la Virgen del Rosario.
Juan Pisuerga





PARA MAYOR INFORMACIÓN, SE PUEDE CONSULTAR:
- Thomas, Hugh (2003). El imperio español, de Colón a Magallanes. Editorial Planeta: Barcelona.
- Varela, Consuelo (1988). Colón y los florentinos. Alianza América: Madrid.
- – Brind, P. (1983). El calendario romano: Cronología
- 4-Carcopino, J. (1984). La vida cotidiana en Roma en el apogeo del Imperio. ed. Temas de hoy. España: Madrid
- 5- Guillén, J. (1980). Roma: vida y costumbres de los romanos. ed. Sígueme. España: Salamanca
- García de Tuñón Aza, José María. Hispanidad, historia y significación de la palabra.