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La actuación del explorador y conquistador español Juan Ponce de León en El Nuevo Mundo ha estado durante siglos bien considerada, hasta que la ideología política del París del 1968 entró en las universidades americanas contaminando sus aulas. Durante 50 años han estado cuestionando permanentemente la conquista española en América. Solo han discutido la actuación española, pero no lo han hecho ni con la francesa, ni con la inglesa, mucho más feroz y terrible, y de la que todavía pueden verse sus consecuencias en las reservas indias que existen en Norteamérica. En estos cinco últimos años, sin embargo, los ensayistas, algunos articulistas y los nuevos investigadores e historiadores están volviendo a la senda real del comportamiento del Reino de España en América.

La búsqueda de oro en la isla de San Juan se basó en los rumores infundados de los nativos. Se construyeron varias minas con resultados decepcionantes. A partir de 1511, con las granjas y las plantaciones de azúcar, cuyas semillas habían llevado los españoles a la Isla, empezaron a crecer económicamente. El puerto de San Juan se fue convirtiendo en una parada obligada para las naves mercantes, de tal manera que Ponce cambió su primitivo nombre por el de Puerto Rico. Ante el auge económico que estaba adquiriendo la Isla, el virrey Diego Colón quiso tenerla bajo su mandato directo y envió a un hombre de su confianza, Cerón, para sustituir a Ponce de León que se negó a aceptar su destitución porque había sido nombrado por el rey. Este hecho creó una profunda y duradera enemistad entre ambos.

En San Juan, durante todo el año 1513, las tropas de Diego Colón atacaron y arrasaron a los poblados indígenas. En un momento de la historia, los nativos empezaron a utilizar tácticas de guerra de guerrilla, moviéndose constantemente por el territorio, saqueando granjas y aldeas castellanas, entre ellas la de Ponce de León, aunque dejaron vivos a su mujer, hijos y a sus trabajadores indios.

Los nativos indígenas sublevados llegaron a atacar San Juan desde sus canoas. Algunos historiadores apuntan que estaban dirigidos por colonos españoles enfrentados con Diego Colón, lo que podría explicar que dejaran viva a la familia de Ponce. En una de estas acometidas saquearon e incendiaron Caparra, lo que encolerizó al virrey que ordenó en represalia ataques más duros y más numerosos.

Entre 1514 y 1515, las tropas del virrey fueron avanzando hasta expulsar a los tainos de San Juan. Dirigidos por Agüeybaná II, se refugiaron en las pequeñas islas vecinas, haciendo algunos ataques dispersos y poco eficaces a Puerto Rico. El último documento que existe sobre el cacique es del 1518.

Aunque se cree que, cuando en 1498 navegaban por el golfo del Caribe, Antonio Torres y los hermanos Pinzón avistaron o desembarcaron en la costa occidental de lo que pensaban era una isla, el descubrimiento real de la Florida se debió a Juan Ponce de León.

A mediados del año 1511 Ponce envió un informe al rey Fernando para notificarle que según decían los nativos de San Juan, en unas islas al norte de La Española había oro, piedras preciosas y unos manantiales de agua que los que la bebían gozaban de una eterna juventud.

Ponce de León sabía que en San Juan y en La Española había terminado su ciclo político, militar y civil por el odio y la animadversión que le tenía el virrey Diego Colón.

El 23 de febrero de 1512, el rey Fernando expidió un oficio para que los funcionarios de la Española permitieran a Ponce preparar una expedición para explorar las islas del norte. Al mismo tiempo, le ofrecía un contrato de un año para preparar la expedición y tres años para completarla. Las gestiones correrían a cargo de Miguel de Pasamonte.

Ponce decidió invertir parte de su fortuna en explorar nuevas tierras. Se trasladó a La Española, donde tenía la mayor parte de sus tierras y granjas para firmar el contrato.

El tratado con la Corona tenía una serie de condiciones: Los gastos serían a cuenta de Ponce. Podría contratar a gentes de Castilla, de La Española y de San Juan, pero no a extranjeros. Tendría prioridad de derecho sobre las tierras descubiertas y si hubiera asentamientos recibiría un diezmo de las rentas excepto en las granjas del rey. Sería gobernador civil y militar del nuevo territorio, pero con la obligación de denunciar cualquier fraude. Si no lo hacía, sería destituido y sufriría una penalización con las consecuencias que acarreara. Tenía que llevar una carta de navegación y una crónica detallada diaria de todo lo que sucediera. Los nombramientos de alcaldes de pueblo y fortalezas de las nuevas tierras serían potestad del rey, así como el reparto de nativos. La extracción de oro se debería hacer igual que en La Española.

Diego Colón pidió a Fernando el Católico que le entregara la jurisdicción sobre nuevos territorios que se iban a explorar, pero el monarca se lo negó.

Hay que tener en cuenta que Ponce de León no creía en la simpleza de la fuente de la eterna juventud. Su objetivo era buscar oro y el nombramiento de Adelantado de las tierras que conquistara para la Corona. El título le permitiría disfrutar de numerosos derechos sobre los territorios descubiertos y le abriría la posibilidad de volver a ser gobernador de Puerto Rico, cargo que le había arrebatado Diego Colón.

​Empezaba el año 1513 cuando Ponce de León reunió a un grupo de hombres fieles y aparejó dos naves: la Santa María de la Consolación, con el capitán Juan Bono a la cabeza y la Santiago con el capitán Diego Bermúdez. Embarcaron en el puerto de Yuma de La Española el 23 de enero con rumbo a San Juan, donde se les añadió la nave, San Cristóbal, dirigida por Juan Pérez de Ortubia. Ponce aprovechó el viaje para llevar a su granja 17 vacas, un caballo, una yegua y un nativo bautizado y evangelizado llamado Juan de León. En la Santiago se embarcó Antón de Alaminos, un piloto que había navegado frecuentemente por el mar Caribe y le conocía bien. Todos los miembros de la expedición eran hombres, salvo una mujer llamada Juana Ruiz.

Desde San Juan puso rumbo noroeste para buscar la isla de Binimí, donde le habían dicho que había oro y los manantiales de agua que mantenían a las personas jóvenes.

El sábado 2 de abril de 1513, domingo de Resurrección y por tanto el día de la Pascua Florida, avistaron una tierra sin cerros ni montañas. El lugar de desembarco no se conoce bien, aunque la mayor parte de los expertos le sitúa donde se fundará años después la ciudad de San Agustín. Hay otros que creen que lo hizo más al sur. Sea como fuere, el domingo de Resurrección, Ponce de León y sus hombres desembarcaron en la costa oriental de la península. Siguiendo las estipulaciones del Derecho Romano, no tomó posesión del territorio en nombre del rey Fernando el Católico, rey de Aragón y regente de Castilla hasta el 8 de abril.

Los expedicionarios creyeron que era una isla. Eran tierras que rebosaban fertilidad. Un enclave llano donde abundaban los árboles, las plantas y las flores «como si se tratase de un jardín por su belleza y encanto». Como, además, las nuevas tierras fueron descubiertas el domingo de Pascua Florida la pusieron de nombre «La Florida».

Una vez tomada posesión del terreno, embarcaron rumbo norte. Sin que se conozca la razón, aunque algunos creen que bien pudiera haber sido un temporal o un vendaval, por otra parte, frecuente por aquellas latitudes, giraron rumbo sur, navegando en paralelo a la costa, aunque deteniéndose e inspeccionando territorios alternativos.

Antes de llegar a la actual Miami entraron en contacto con una fuerte corriente marítima que desde el Caribe fluía al Atlántico. Una corriente que ya había sido intuida por Cristóbal Colon, pero que fue Alaminos quién estudio en profundidad sus características y consecuencias. Y también fue el primero que en el 1519, después de dejar a Hernán Cortes en la costa del actual México, navegó por ella y aprovechándose de la corriente volvió a España, descubriendo una ruta oceánica que unía América con Europa con más rapidez. De hecho, aunque tradicionalmente se atribuye a Ponce de León el descubrimiento de la corriente del Golfo, fue Alaminos quien la confirmó.

El 13 de mayo llegaron a una amplia bahía en el sur del actual Cabo Cañaveral. Al desembarcar se encontraron por primera vez con los nativos de estas tierras que les recibieron pacíficamente. Se dice que algunos conocían palabras en español y que pudieron entenderse con ellos. El territorio estaba habitado por varios pueblos: los calusas, timucuas, apalaches, ais y otras naciones indias.

Se embarcaron de nuevo poniendo rumbo sur. El 21 de junio, la expedición encontró un grupo de islas: los llamados Cayos de Florida, que llamaron «las islas tortuga» por la gran cantidad de tortugas que vieron.

El 25 de julio alcanzaron las Bahamas, pero las aguas poco profundas del archipiélago impidieron a Ponce llegar a la costa.

Las tormentas y un vendaval que averió al barco en el que viajaba Ponce le hizo regresar a San Juan, aunque pidió a Antón de Alaminos y a Juan Pérez de Ortubia que con la San Cristóbal siguieran la búsqueda de oro en la Florida y en las islas de alrededor.

Ponce desde Puerto Rico regresó a España para contar al rey las nuevas tierras descubiertas y entregarle el libro de navegación y el de la crónica diaria.

El 27 de septiembre de 1514 el rey le nombró Adelantado y Justicia Mayor de Florida.

Cuando llegó a San Juan con sus conocimientos militares y su diplomacia alivio la tensión bélica que vivía la isla.

Por orden del rey fue explorando las tierras de la Florida sin implantar ningún asentamiento. Eran viajes exploratorios, destinados a mapear el territorio y en busca de recursos naturales. Una incursión fallida en las Antillas Menores apagó la estrella de Ponce y cejó temporalmente su carrera durante los cinco o seis años siguientes.

El 26 de febrero de 1521, con más de 50 años, Ponce volvió de nuevo a La Florida para fundar un asentamiento permanente. Se piensa que escogió en la bahía de San Carlos en la costa oeste de la península. Le acompañaron 200 hombres, 50 caballos, aperos de labranza y lo necesario para fundar un pueblo, pero se encontraron con una tremenda oposición de los nativos que no cesaron en sus ataques.

En el curso de un ataque de los calusa, Ponce sufrió una herida de flecha. Fue trasladado a La Española donde falleció de gangrena.

Hoy la Florida es uno de los estados más populares de Estados Unidos, con una rica historia que se remonta a los primeros exploradores españoles.

El descubrimiento y toma de posesión de la Florida marcó un hito en la historia de América a pesar de los cainitas españoles y dejó, como en otros lugares, un legado extraordinario a pesar de la ideología antiespañola creada por franceses, ingleses, que desde las aulas norteamericanas desde hace 50 o 60 intenta romper la hispanidad al tiempo que están hundiendo a su país en una polaridad social que terminará con el país más liberal del mundo.

Juan Pisuerga

 

PARA MAYOR INFORMACIÓN

 

1–Milanich, Jerald T. Florida’s Indians From Ancient Time to the Present. University Press of Florida. 1998. ISBN 978-0813015996

2-Mira Caballos, Esteban: Hernando de Soto. El conquistador de las tres Américas. Badajoz, Fundación Obra Pía de los Pizarro, 2012. ISBN 978-84-616-6040-7

3-   Federación judía del Condado de Palm Beach.

4-Garcilaso de la Vega. «La Florida del Inca. Historia del adelantado, Hernando de Soto…». The Library of Congress. 5-«Spanish Missions». Archivado desde el original el 17 de junio de 2013. La conquista de la Florida