Bostronizo es un pueblo situado en un monte de verdes colinas al norte del valle de Iguña. Una pequeña joya rural detenida en el tiempo; un lugar tranquilo, rodeado de pastizales y de un bosque de robles y hayas, surcado por arroyos de aguas cristalinas. Un santuario de flora y fauna donde es posible avistar aves rapaces, corzos y otras especies silvestres. Pasear por sus calles es un viaje al pasado. Sus casas, construidas en piedra de estilo montañés, tienen balcones de madera y tejados de teja roja como un testimonio vivo de la arquitectura tradicional. Muchas de sus edificaciones conservan escudos nobiliarios de las familias que las habitaron.
Desde el pueblo, un sendero de unos tres kilómetros parte en dirección norte, atraviesa el bosque y cruza varios arroyos que desaguan en el río Besaya. El camino termina en la ermita de San Román de Moroso, un templo católico mozárabe que, a pesar de una restauración de éxito limitado, se sitúa en un paraje recóndito y solitario, rodeado de árboles centenarios y de un hermoso paisaje. Muy poca gente conoce su existencia.
San Román de Moroso está documentado por primera vez en 1119, en una donación de la reina Urraca I de León cuando entregó todo el valle de Iguña al monacato de Santo Domingo de Silos, incluyendo el monasterio de San Román de Moroso. Un hecho que marcó un hito importante en la relación entre la monarquía y la Iglesia.
La reina se refería a él como el «Monasterio de San Román de Moroso», lo que evidencia la existencia de una comunidad en la zona. La abadía había impulsado el desarrollo del valle, fomentando la agricultura, la ganadería y la construcción de caminos y puentes, demostrando así la autoridad e influencia de la Iglesia. El monasterio de Santo Domingo de Silos se convirtió en un importante centro de poder económico y cultural.
La fecha de construcción de San Román no se conoce con exactitud y parece que es probable que existiera un edificio o monasterio previo, fundado entre los siglos VIII y IX, durante la repoblación de la zona por los mozárabes que huían de las persecuciones de Abderramán II.
La ermita de San Román de Moroso es una pequeña edificación construida con piedra de sillería en las esquinas y sillarejo en los muros.
Su puerta de entrada se encuentra orientada al norte, un hecho singularmente raro que ha generado varios debates: Se ha sugerido que fue una consecuencia de la presencia de otras edificaciones que impedían una entrada meridional, aunque no hay constancia de ninguna población en el lugar. Otra teoría es que se orientó así para comunicar la iglesia con la necrópolis al norte, o para aprovechar un terreno más estable, ya que en el lado sur y a los pies del edificio el terreno es más escarpado.
La entrada tiene un arco de herradura que se apoya en dos jambas. Las columnas y capiteles originales han desaparecido. Hace unos años, durante la rehabilitación, se encontró en la necrópolis un capitel cilíndrico con palmetas enmarcadas en un arco de herradura.
El edificio tiene tres ventanas: dos estrechas en el muro sur de la nave y una tercera en el centro del ábside, donde también hay una lápida con una cruz tallada en aspa que rodea un estrecho vano rectangular con arco de herradura, similar a una cerradura.
Los elementos decorativos más interesantes se encuentran en los canecillos de los lienzos norte y sur. Están adornados con un repertorio de flores de cuatro, seis y ocho pétalos, y con motivos geométricos de estilo mozárabe, como esvásticas, estelas y círculos.
La espadaña es una construcción posterior. Tiene dos vanos de medio punto para las campanas.
El interior del edificio es oscuro debido al pequeño tamaño de las ventanas. Tiene una única nave que remata en un ábside cuadrangular, más pequeño y orientado al este. La nave tiene una cubierta de madera, y el ábside, una bóveda de cañón, aunque ninguna de estas cubiertas es original.
El paso de la nave al ábside se realiza a través de un arco triunfal de herradura, parecido al de la puerta de entrada, que también ha perdido sus columnas y capiteles.
A finales del siglo pasado, se excavó una necrópolis en el terreno al norte del templo, donde se hallaron numerosos sarcófagos y un muro de significado impreciso. Aunque se ha sugerido que podría ser parte de una muralla, esta teoría carece de fundamento. En la necrópolis también se encontró un fragmento de una jarra visigoda.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR
- Pindado Uslé, Jesús (2002). Gran Enciclopedia de Cantabria.
- García Guinea. Guía artística de Cantabria.
- Campuzano, Enrique (1981). Arte religioso. Editorial Estudio.
- García Alcocer, Vanesa (2013). «La Ermita de San Román de Moroso y el románico cántabro».