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El monasterio de San Juan de Ortega está íntimamente ligado al Camino de Santiago y, por supuesto, a su fundador, el propio San Juan de Ortega.

Nacido en Quintanaortuño, un pueblo al norte de Burgos, alrededor del año 1080, San Juan fue discípulo de Santo Domingo de la Calzada. Juntos se dedicaron a mejorar la seguridad e infraestructura del camino jacobeo, construyendo puentes y calzadas para facilitar el tránsito de los peregrinos.

Tras la muerte de su maestro, Juan peregrinó a Tierra Santa. En su viaje de regreso, sobrevivió a un naufragio al encomendarse a San Nicolás de Bari, a quien prometió erigir una capilla en su honor. Eligió un lugar en los Montes de Oca, un terreno de bosque bajo y lleno de maleza conocido como ortega, palabra que proviene del latín urtica (“ortiga”), planta que es muy abundante en ese lugar. Algunos lingüistas, sin embargo, prefieren relacionar el nombre con la palabra “codorniz”.

San Juan construyó allí una capilla dedicada a San Nicolás y un pequeño hospital para peregrinos, dando origen al monasterio.

El cenobio fue fundado en el siglo XII con la finalidad de asistir a los caminantes. El propio San Juan de Ortega legó todos sus bienes a la comunidad de canónigos regulares que lo habitaba. La iglesia, levantada en el último tercio del siglo XI, constituye hoy un destacado ejemplo del románico burgalés.

En 1431, debido a su mal estado, el monasterio fue transferido por el obispo de Burgos a los monjes jerónimos, quienes lo ocuparon hasta la desamortización de 1835. Después de esa fecha, el complejo sufrió un notable deterioro. En 1964 comenzaron importantes obras de restauración. Actualmente, el monasterio sigue activo como lugar de culto y como albergue para los peregrinos del Camino de Santiago.

La iglesia, que conserva el sepulcro de San Juan de Ortega, es célebre por un fenómeno conocido como el “Milagro de la Luz”. Cada año, durante los equinoccios de marzo y septiembre, un rayo de sol ilumina directamente el capitel románico que representa el Nacimiento y la Anunciación del Señor.

Los capiteles historiados son uno de los elementos más notables de la arquitectura románica del siglo XII. Los artistas expresaban sus ideas por diversos motivos. Pero con enorme creatividad y talento.

En la iglesia de San Juan de Ortega, los capiteles más significativos se encuentran en el interior. El más famoso es un triple capitel que narra tres escenas: la Anunciación, en la que el arcángel Gabriel se arrodilla ante la Virgen María; el sueño de San José; y el Nacimiento, donde la Virgen aparece reclinada y atendida por una partera. En la misma composición, un pastor recibe el anuncio de un ángel que le señala la estrella y al Niño Jesús.

Este capitel presenta una característica extraordinaria: durante los equinoccios de primavera y otoño, un rayo de sol penetra por una de las ventanas del templo e ilumina las escenas esculpidas. El haz de luz se desplaza lentamente, iluminando primero a la Virgen en la Anunciación, simbolismo que evoca la llegada del Espíritu Santo y, finalmente, la escena del Nacimiento.

Este fenómeno, conocido como el “Milagro de la Luz”, constituye un claro testimonio del profundo simbolismo románico y de la estrecha relación entre arquitectura, arte y astronomía.

Aunque menos célebres, el monasterio alberga otros capiteles de excelente factura. Algunos presentan elaborados diseños de hojas y motivos vegetales; otros evocan luchas legendarias, como la de Roldán contra el gigante Ferragut, un tema recurrente en el Camino de Santiago. También se encuentran capiteles de marcada simbología cristiana, como un Agnus Dei o Cordero de Dios rodeado de ángeles.

Finalmente, en el claustro se hallan otros capiteles historiados que narran, principalmente, episodios de la vida del fundador, San Juan de Ortega.

Juan Pisuerga

PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:

  1. Valerio Bozal (1983). Historia del arte: La escultura occidental. Barcelona.
  2. Henri Focillon (1986). La escultura románica: investigaciones sobre la historia de las formas. Madrid.
  3. Gómez Moreno, María Elena (1947). Mil joyas del arte hispano. Instituto Gallach, Barcelona.
  4. José Pijoán (1966). Historia del arte. Salvat Editores, Barcelona.