El Monumento a Colón
En 1890, durante la Restauración borbónica y sobre la base legal de la Constitución de 1869, María Cristina de Habsburgo y Lorena ejercía la regencia de España debido a la minoría de edad de Alfonso XIII.
El 26 de febrero de 1896, en cumplimiento de lo acordado entre las principales fuerzas políticas, se disolvieron las cámaras y se convocaron elecciones legislativas para el mes de abril. En este contexto, los partidos políticos encargaron al escultor sevillano Antonio Susillo la creación de un monumento dedicado a Cristóbal Colón, para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América.
Inicialmente, el monumento se instalaría en La Habana como parte de una serie de iniciativas gubernamentales destinadas a embellecer y modernizar las provincias y ciudades españolas de ultramar. Cuba, al ser uno de los primeros asentamientos españoles en el Nuevo Continente, se consideraba un lugar idóneo para erigir un monumento que celebrara este acontecimiento histórico.
El encargo oficial recayó en Antonio Susillo, un sevillano reconocido como uno de los escultores más destacados del último cuarto del siglo XIX. Su formación en la Escuela de Bellas Artes de París le permitió asimilar la tradición escultórica del momento, antes de trasladarse a Roma. Su obra, que se distingue por su realismo y dramatismo, lo situó a la vanguardia de la escultura de su tiempo.
La guerra contra Estados Unidos y la posterior independencia de Cuba en 1898 alteraron radicalmente estos planes. La pérdida de la provincia cubana obligó a buscar un nuevo emplazamiento para el monumento. Finalmente, se decidió su instalación en Valladolid, la ciudad donde falleció el almirante en 1506.
El monumento, realizado en bronce y granito, se ubicó frente a la estación del Norte, marcando el inicio del paseo de los Agustinos Filipinos, la acera de Recoletos y el paseo del Campo Grande. La figura del navegante quedó orientada hacia la estatua del escritor José Zorrilla.
La escultura tiene una estructura de tronco piramidal de cuatro lados. Su amplia base de granito exhibe relieves en cada una de sus caras, que representan momentos significativos de la vida de Colón: La visita al monasterio de La Rábida en busca de apoyo. La partida de las naves desde el puerto de Palos. El descubrimiento de América. Y el recibimiento de Colón por los Reyes Católicos a su regreso del Nuevo Mundo.
Sobre estos relieves se alzan cuatro esculturas en las esquinas, que simbolizan los valores que sustentaron la empresa de Colón: la Historia, la Náutica, el Estudio y el Valor.
El conjunto se corona con una esfera terráquea que representa el mundo redondo y esférico. El globo está circundado por una cinta con el lema «Non Plus Ultra» («No más allá»). Un león coronado, alegoría del reino de Castilla, rasga la «N» del lema, dejando visible «On Plus Ultra» («hay más allá»), reforzando así el simbolismo de la expansión.
En la parte inferior, se encuentran varios elementos decorativos: un medallón con los retratos de Isabel y Fernando, junto a otro de la Virgen con el Niño, un gran escudo de los Reyes Católicos y un medallón con las efigies de dichos monarcas. El conjunto culmina con la figura de Colón arrodillado, y tras él, una representación alegórica de la Fe, portando una cruz y un cáliz.
La primera piedra del monumento se colocó a finales de 1903, con la visita a Valladolid del rey Alfonso XIII. Finalmente, se inauguró en 1905. Hoy, el Monumento a Colón en Valladolid constituye una pieza fundamental del patrimonio artístico de la ciudad.
Juan Pisuerga

Zambrano / Prisma
PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:
- Colón se queda en Valladolid. El Norte de Castilla, 12 de noviembre de 2019.
- Villascusa, Ángel. «El monumento a Colón de Valladolid aparece vandalizado con pintura roja y con la frase ‘españolismo es fascismo’». 2019.
- Cuadrado Gutiérrez, Luis José. Monumento a Colón en Valladolid conmemorativo del descubrimiento de América. Valladolid, 2007.