Castrecías es una pequeña localidad del municipio de Rebolledo de la Torre, ubicada en la comarca de Los Páramos de la provincia de Burgos. Se asienta en un valle natural rodeado de cerros, llanuras y bosques, y es atravesado por el arroyo Monegro, afluente del río Pisuerga. Es de suponer que, al igual que el resto de la comarca, en la Edad Media formó parte de un señorío de la casa de Lara. Sus habitantes han estado vinculados durante siglos a la agricultura y la ganadería.
El nombre de Castrecías parece derivar de las palabras «Castro», que sugiere una fortaleza de montaña, y «Cía», que podría corresponder a un apellido navarro o a un patronímico de Portugal.
La iglesia de Santa María la Mayor de Castrecías fue construida a finales del siglo XII con piedra arenisca de sillería. De la edificación original, aún se conservan el ábside, el inicio del presbiterio y la portada del muro sur. El templo sufrió importantes modificaciones en los siglos XIV y XVIII. Lamentablemente, en 1997, la nave central se derrumbó, provocando el colapso parcial del edificio.
El punto de mayor interés del templo es la portada románica del muro sur. Construida también en sillería de arenisca, presenta un arco de medio punto apuntado y abocinado. Su decoración se compone de arquivoltas que descansan sobre jambas y capiteles historiados que se apoyan en columnas acodilladas.
La arquivolta interior está decorada con escenas figuradas, mientras que las demás presentan ornamentación geométrica como puntas de diamante, baquetones y billetes. Las impostas de los capiteles exhiben rosetas de pétalos y hojas.
La arquivolta interna de la portada presenta figuras de compleja interpretación: Comenzando por la izquierda, se observa a un hombre con barba y el torso desnudo, con los brazos levantados en actitud de oración y sosteniendo una túnica en una mano. Le siguen formas geométricas y vegetales. A continuación, aparecen dos personajes que leen un libro que sujetan con sus manos y apoyan en sus rodillas. Están muy deteriorados, pero en uno de ellos se intuye la barba. En la escena siguiente, hay dos bustos humanos: el primero es una mujer con una melena larga que separa en dos mechones con sus manos; el otro es un hombre que mantiene una actitud grotesca, con barba y cabellos formando un fondo geométrico. Continúan tres cabezas monstruosas de rasgos deformes que parecen asomarse a una ventana. El primero tiene largas barbas; el del medio, cabellos largos, barba y un fino bigote que termina en bucles; el tercero tiene la boca abierta, mostrando los dientes y una especie de barba llameante. Le sigue un personaje coronado y barbado que lleva en una mano un manípulo que se funde con un fondo de ondas y estrellas. La figura siguiente está destruida. A continuación, se puede intuir un personaje con escudo y espada que es atacado por una serpiente que le muerde el broquel. Según algunos autores, esta escena hace referencia a «la batalla que San Miguel libró en el cielo contra la serpiente Satanás», descrita en el Apocalipsis (12, 7-9). El artesano lo ambientó con un fondo de estrellas para simular el ambiente celestial. Le sigue el relieve de una mujer que viste una túnica tosca y plegada, que lleva una bola en su mano derecha y sujeta a un niño con la izquierda. Se interpreta como la representación de la Virgen de la que habla Juan en el Apocalipsis. En el último, hay un dragón de siete cabezas y un personaje alado y barbado, en actitud sedente, que muestra un libro abierto; se cree que podría ser San Juan Evangelista.
Aunque la iconografía de la parte derecha de la portada se considera apocalíptica, su interpretación es dudosa debido al deterioro de los relieves. Es probable que, como en otras portadas rurales, el propósito fuera transmitir un mensaje moral y escatológico.
Los capiteles están historiados con escenas bíblicas, pero el paso del tiempo y la fragilidad de la arenisca los han deteriorado considerablemente. El capitel interior del lado izquierdo enseña una pareja de aves atacando cabezas de animales. En el central hay una tosca representación del Pecado Original: Adán, desnudo, aparece en el momento de comer el fruto, y Eva ya lleva puesta la hoja de parra, signo de su pecado. Una serpiente se enrosca en el árbol y se dirige hacia la mujer. En el capitel exterior hay dos personajes; el de la derecha se lleva una mano al pecho mientras mantiene la izquierda levantada, dirigida a la otra figura. Probablemente, el escultor pretendió, con escaso acierto, representar la Anunciación.
En el lado derecho, en el capitel interior, vemos a tres personajes masculinos de largos cabellos y barbas llameantes. La mitad inferior del cuerpo y sus extremidades son de animales. La cesta central está muy estropeada. Se cree que es una representación de la Huida a Egipto, con María sosteniendo al Niño en sus brazos y montados en un pequeño asno que guía un irreconocible San José. Da la impresión de que María ofrece un fruto al niño. En el capitel exterior, hay un personaje sentado, vestido con una túnica de grandes pliegues paralelos, y a cada lado, dos leones con las cabezas inclinadas, lo que sugiere que se interprete como Daniel en el foso de los leones.
Un rasgo común en toda la imaginería de la portada y los capiteles es la representación de los personajes con largos cabellos, barbas y, en algunos casos, bigotes. Expertos como el profesor jesuita Huidobro Serna y, años después, el catedrático y académico Martínez Díez sugieren que pudo ser un intento del artesano por dar mayor solemnidad o importancia a las figuras, o quizás por acercarse a la imaginería bíblica tradicional.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:
ALONSO ORTEGA, J. L. (1990). El románico del norte de Burgos
HUIDOBRO Y SERNA, L. (1923). El románico palentino
MARTÍNEZ DÍEZ, G. (1981). El condado de Castilla
OCEJA GONZALO, I. (1983). El románico de la península ibérica
PALOMERO ARAGÓN. (1959). El obispado de Palencia