Ramiro II fue un rey muy religioso y, para atraer colonos a la extensa comarca de los Campos Góticos, ordenó levantar en el valle de Ojeda, en el año 946, un monasterio dedicado a San Cosme y San Damián. A finales del siglo X o principios del XI, fue reemplazado por otro dedicado a Santa Eufemia.
Santa Eufemia de Cozuelos se encuentra a unos 15 kilómetros al suroeste de Aguilar de Campoo. La iglesia se alza en un paraje llano, rodeada de campos de cultivo. Alfonso VIII mandó reconstruir el monasterio que entregó a las comendadoras de Santiago, una comunidad vinculada a la Orden Militar de Santiago. Fue el primer monasterio que tuvieron las comendadoras con funciones jurisdiccionales y administrativas no solo sobre el monacato, sino sobre los territorios circundantes y sus habitantes, actuando como un señorío o abadengo.
Durante el siglo XIII, el monasterio recibió a religiosas de nobles linajes y obtuvo numerosas donaciones y privilegios, convirtiéndose en uno de los centros espirituales más relevantes del norte castellano. Consolidó su importancia al acoger a doña Sancha Alfonso, hermana de Fernando III, quien ingresó como freila y permaneció en el convento hasta el fin de sus días.
En 1486, por bula del papa Inocencio VIII, y en 1502, por orden de Isabel la Católica, las comendadoras de Santiago fueron trasladadas a Toledo. Aunque abandonado, el monasterio siguió conservando la propiedad de sus bienes.
Durante la Guerra de la Independencia, el convento fue saqueado por las tropas francesas. La iglesia fue desacralizada en 1821 y, con la desamortización de Madoz, de 1855, el cenobio fue puesto en venta por el Estado. Actualmente, pertenece a la familia Díaz Bustamante, que lo explota bajo la denominación Finca Santa Eufemia para el desarrollo de eventos culturales. El templo está dentro del recinto de la Granja de Santa Eufemia.
La iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos es uno de los ejemplos más destacados del románico palentino. Se documenta que fue construida por dos escuelas diferentes de canteros y que la obra del primer grupo no debió superar el crucero. Para la reanudación, los canteros del monasterio de Las Huelgas Reales de Burgos fueron enviados por Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso VIII, aprovechando que muy cerca, en esas mismas fechas, se levantaba el monasterio de San Andrés de Arroyo. La cabecera y el crucero pertenecen a un románico clásico, mientras que los brazos y el pie corresponden a un románico tardío.
Desde el exterior, destaca su sólida construcción con piedra de sillería local. La cabecera es uno de los elementos más antiguos y mejor conservados. El ábside central está dividido verticalmente en cinco calles por dos robustos contrafuertes. El central es más alto y ancho que los laterales, confiriéndole monumentalidad. En cada paño se abre un vano tipo aspillera con arquivolta apuntada de medio punto, remarcado por un guardapolvo ajedrezado que se prolonga en una imposta. En cada ventana, unas columnas sostienen capiteles decorados con motivos vegetales y animales: Hay unas águilas con las alas desplegadas y leones afrontados.
La fachada de poniente tiene una estructura sencilla. En su parte baja hay una puerta de acceso de medio punto, sin decoración. En medio del muro, una ventana estrecha y alargada permite la entrada de luz al interior; tiene un arco apuntado y está decorada con dos arquivoltas que descansan en capiteles apoyados sobre columnas acodilladas y estilizadas. Sobre la zona oeste del muro se levanta una espadaña, con tres huecos: dos troneras de arcos apuntados en el primer piso y un único vano en el tramo triangular superior.
En la fachada sur se encuentra la portada principal de la iglesia, que en su momento fue la entrada al claustro. Está flanqueada por dos contrafuertes y el crucero sur. Tiene tres arquivoltas con arcos de medio punto decorados con espirales geométricas y formas vegetales. Los capiteles son cestas vegetales finamente talladas, un rasgo distintivo de los artífices de San Andrés de Arroyo y muy propio del románico cisterciense. Descansan sobre columnas acodilladas. En la jamba este de la puerta se encuentra una pareja de arpías. Sobre la portada hay un friso con elementos decorativos que recuerda a un crismón. En la imposta occidental de esta fachada se halla una inscripción que revela el nombre de uno de los constructores: Nicolao Me Fecit: “Nicolás me hizo”.
Los muros laterales son de piedra arenisca de sillería, reforzados por sólidos contrafuertes. Varias ventanas, estrechas y alargadas, con arcos de medio punto, permiten la entrada de luz al interior del templo.
La mayoría de los canecillos de las cornisas son de moldura, pero los hay con leones, arpías con cola de serpiente y otras figuras singulares, especialmente en la linterna sobre el crucero.
En el crucero, punto de unión entre la nave y el transepto, se eleva un airoso cimborrio, que al exterior se manifiesta como una estructura prominente.
El interior de la iglesia de Santa Eufemia, por su estructura e iluminación, evoca una atmósfera de espiritualidad propia del románico.
La iglesia es de planta de cruz latina. La cabecera reproduce la misma organización que en el exterior. Está formada por un triple ábside semicircular, siendo el central más alto que los laterales. El ábside mayor posee tres ventanas de medio punto sin columnas ni arquivoltas, que permiten el paso de luz al interior. Está dividido en tramos por dos impostas: una, a la altura del arranque de las ventanas, decorada con billetes; y otra, con hojas entrelazadas. Los tres ábsides están cubiertos con bóvedas de un cuarto de esfera.
El acceso al ábside principal se realiza mediante un alto arco triunfal apuntado, que se apoya sobre capiteles y medias columnas. Los ábsides laterales también cuentan con arcos de acceso.
Los muros interiores de la nave están construidos de manera similar a los del exterior, lo que confiere al templo una sensación de monumentalidad. Hay esbeltas semicolumnas con sólidas bases, muy parecidas a las de Las Huelgas Reales de Burgos. Este cuerpo del templo está cubierto con bóvedas de crucería de estilo tardo-románico.
La nave tiene una altura considerable y desemboca en un transepto. Una zona crucial por ser el soporte de la alta linterna octogonal, una de las maravillas de la arquitectura románica española. Tiene ocho vanos, cada uno con un arco de medio punto con columnas y capiteles, que proporcionan luz al interior, realzando su grandeza y esplendor. Esta linterna, alta y esbelta, está cubierta por una bóveda de crucería apoyada en trompas con esculturas de los cuatro evangelistas.
La decoración escultórica del interior se concentra en los capiteles de las ventanas. Los más antiguos, ubicados en el ábside, presentan figuras humanas y animales, similares a las de San Martín de Frómista: hay una pareja de bueyes y otra de caballos. Aparecen también figuras del bestiario, como grifos o arpías encapuchadas, de excelente talla. Además, se pueden encontrar motivos animales como aves y leones, con marcado simbolismo en la lucha entre el bien y el mal, así como cestas vegetales. También hay figuras humanas y escenas bíblicas, como Sansón desquijarando al león, las Tres Marías ante el sepulcro vacío de Cristo y una Última Cena.
La calidad de las tallas refleja la maestría de los canteros.
Juan Pisuerga
- PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:
- Lampérez y Romea, Vicente (1930). Iglesia de la Granja, en Olmos de Santa Eufemia, de Cozuelos (Palencia). Espasa Calpe.
- García Guinea. El románico palentino. Diputación Provincial. Primera edición, 1975.
- Ferrer-Vidal, María. Santa Eufemia de Cozuelos. El primer convento santiaguista femenino: Fundación Santa María la Real, 2018.
- Guerrero Lafuente, María Dolores. Documentación medieval sobre el monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos. Facsímil manuscrito de la Biblioteca Nacional, en Cuadernos de Estudios Medievales y Ciencias Técnicas Historiográficas.