San Miguel del Pino es un municipio situado a 25 km al suroeste de Valladolid, emplazado en la margen derecha del Duero. La primera mención al pueblo, conocido entonces como Malvavisco, data de la segunda mitad del año 939, tras la victoria de Ramiro II sobre Abderramán en la batalla de Simancas. La derrota musulmana facilitó la repoblación de la región.
En 1156, el rey Alfonso VII donó los terrenos de Malvavisco a la Orden de San Juan, que se había establecido en Castilla en 1113 gracias a una donación que su madre, la reina Urraca I, y su primer marido, Raymundo de Borgoña, habían hecho a los hospitalarios de la aldea de Paradinas de San Juan.
San Miguel es un templo con valor histórico, cultural y arquitectónico que refleja la evolución de los canteros de la época. Se trata de una construcción tardo románica levantada en la ribera derecha del Duero entre los siglos XII y XIII bajo la advocación de San Miguel Arcángel. Los hospitalarios construyeron la fábrica utilizando buena piedra de sillería y siguiendo las reglas de la Orden, lo que le confiere un aspecto similar al de una fortaleza.
El templo presenta una planta de cruz griega, aunque en siglos posteriores fue ampliado con dos naves laterales y una sacristía que modificó su diseño original. En el centro del crucero se alza una torre que sirvió como vigía y campanario: una torre cuadrada de dos cuerpos separados por una imposta. El cuerpo inferior cuenta con dos ventanas gemelas con arcos ligeramente apuntados, mientras que en la parte superior se observan amplias troneras con arcos de medio punto que albergan las campanas.
La puerta de entrada, de apariencia algo «achatada», se orienta al sur y está enmarcada por tres arquivoltas apuntadas. La fachada principal resulta un tanto peculiar, como si le faltara altura. En la zona inferior del hastial, a cada lado de la puerta, se disponen tres arcos ciegos de medio punto que evocan los de un claustro. En la zona superior de la fachada, sobre el tejadillo que enmarca la puerta, destaca un rosetón de ladrillo parcialmente cegado, pero con un pequeño hueco interior que permite el paso de luz e indica la transición del románico al gótico. La cabecera, de planta y frontal plana, está ocupada por una capilla mayor. Posteriormente, se construyó una sacristía en el lado sur.
En el interior se aprecia una nave con planta de cruz griega, inscrita dentro de un rectángulo con tres naves separadas por pilares que sostienen arcos apuntados. Los capiteles presentan decoración vegetal, bolas y palmas. La nave central y la capilla están cubiertas por una bóveda de ojiva con aristas, mientras que las naves laterales y la sacristía tienen bóvedas de cañón cruzadas.
En el tramo de la epístola se abre un arcosolio, una estructura arquitectónica funeraria empotrada en el muro que aún conserva la cubierta de un sarcófago con una gran cruz tallada. Sus capiteles combinan elementos vegetales con pequeñas cabezas en los ángulos.
Tres pequeños óculos de ladrillo iluminan el interior de la iglesia, donde se puede admirar un interesante retablo mayor de estilo clasicista, con esculturas de los tres arcángeles: San Gabriel, San Rafael y San Miguel, así como otros retablos.
En el siglo XIV, la aldea de San Miguel ocupó durante un tiempo los cotilleos de la corte. Alfonso XI, rey de Castilla y León, contrajo matrimonio con Constanza Manuel, hija del infante Juan Manuel. Este matrimonio no llegó a consumarse y fue anulado por el Papa. El rey celebró un segundo enlace con María de Portugal en 1328, con quien tuvo dos hijos: el infante Fernando, fallecido poco después de nacer, y Pedro I, conocido como «el Cruel».
Durante sus visitas a la corte itinerante, Alfonso conoció a Leonor de Guzmán. Los cronistas de la época la describen como una mujer de gran hermosura, atractivo y encanto. Era una noble muy inteligente, hija de Pedro Núñez de Guzmán y de Beatriz Ponce de León. Alfonso se enamoró perdidamente de ella, lo que generó un enorme revuelo y mucha controversia en la corte, ya que el rey estaba casado con María de Portugal. Su apasionado amor por Leonor perduró hasta su muerte, y con ella tuvo diez hijos.
En la primera mitad del siglo XIV, Leonor de Guzmán se convirtió en dueña de San Miguel del Pino, aunque no se conoce el año exacto. Está documentado que, antes de pertenecer a doña Leonor, San Miguel del Pino era señorío de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Siendo la amante del rey y madre de varios de sus hijos, es muy probable que el monarca le concediera a Leonor de Guzmán el señorío de San Miguel del Pino como parte de los numerosos bienes y honores que le otorgó durante su vida. Así pues, doña Leonor poseía derechos señoriales sobre los cultivos, caminos, pastizales, barcas y molinos del Duero en San Miguel y alrededores.
Cuando Alfonso XI falleció durante el asedio al castillo de Gibraltar a causa de la peste negra, su hijo Pedro ascendió al trono. Su madre, María de Portugal, exigió que Leonor fuera asesinada y decapitada, lo que llevó a cabo un ballestero llamado Avellaneda en Toledo. Este hecho desencadenó un profundo odio entre los hermanastros, una guerra civil y un cambio en la dinastía reinante.
Tras la muerte de doña Leonor, San Miguel del Pino, al igual que otras de sus posesiones como Tordesillas y Palenzuela, pasó a ser señorío de María de Portugal, esposa de Alfonso XI. Desde 1363 hasta la desamortización, perteneció al Convento de Santa Clara de Tordesillas.
Juan Pisuerga
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PARA MAYOR INFORMACIÓN, SE PUEDE HACER UNA CONSULTA A
- MENÉNDEZ PIDAL. Historia de España. Tomo XIII. 1958. Ed. Espasa-Calpe.
- VALDEÓN BURUQUE, J. El reino de Castilla en la Edad Media. 1968.
- MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José (1968). Catálogo de la provincia de Valladolid. E. Aries.
- RIVERA BLANCO, Javier; (1995). Catálogo monumental de Castilla y León. Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura.
- ZALAMA, M. A. (1994). Por tierras de Valladolid. E. Lancia.