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Románico

SAN MARTÍN DE SOBREPENILLA Y LOS MENSAJES OCULTOS DE SUS CAPITELES 71

By 29 de septiembre de 2025octubre 5th, 2025No Comments

En el sur de Cantabria, en Valderredible, cerca de la comarca burgalesa de Lora, se encuentra este pequeño pueblo prácticamente deshabitado, rodeado de bosques de hayas, robles y de tierras yermas. A pesar de ello, conserva un notable testimonio de su pasado medieval: su iglesia parroquial del románico rural tardío.

El lugar aparece documentado por primera vez en un cartulario del Monasterio de Santa María de Aguilar de Campoo con el nombre de Penniella.

El templo estuvo consagrado inicialmente a San Martín, pero más tarde fue puesto bajo la advocación de la Purísima Concepción. Se trata de una construcción levantada sobre un suave altozano, fechada en el siglo XIII, aunque algunos trabajos la sitúan en el siglo XII.

Por el exterior, la iglesia presenta una sola nave con un testero de planta rectangular, en cuyos paños este y oeste se abren vanos que iluminan el interior. Los muros están construidos con piedra de sillería arenisca. La portada fue modificada en el siglo XVIII, añadiéndose un pórtico de tres columnas que impide ver el muro original. La espadaña, situada en el muro occidental, posee dos troneras con arcos ligeramente apuntados y un remate triangular.

En el edificio destacan los capiteles y canecillos del ábside, ambos historiados y de ejecución rural; están muy deteriorados.

La ventana sur del ábside, con un arco de medio punto, está decorada con una arquivolta de tres franjas: la interior y la exterior son de baquetón, y la central, más estrecha, tiene como motivo una soga. El arco está soportado por dos columnas muy erosionadas que sostienen sendos capiteles. En el del lado izquierdo, un caballero con un halcón se enfrenta a un ser del bestiario no identificable; en el de derecho se representa una bestia que se acerca a un pájaro enjaulado.

Los canecillos son en su mayoría de caveto, aunque también los hay con decoración geométrica. En el muro norte aparecen dos especialmente singulares: uno muestra a un hombre en actitud obscena y otro presenta dos peces dispuestos en posición vertical y paralela.

En el interior de la iglesia queda como románico el ábside y los románicos y, sobre todo, el arco triunfal apuntado, que se apoya en semicolumnas dobles que sostienen unos curiosos capiteles de tosca hechura y deteriorados por el tiempo.

En el capitel del lado izquierdo aparece una bestia alada con forma de serpiente que apoya sus patas delanteras sobre un personaje que, con las manos en alto, sostiene un bastón. En la cara central del cesto, otro personaje sujeta un bastón contra su pecho. A su lado hay una sirena de doble cola, un animal cuadrúpedo y un ave.

En el capitel derecho aparece una mujer desnuda a la que dos serpientes muerden los pechos, escena documentada como el pecado de la lujuria. En el ángulo de la cesta hay una piña. En la cara frontal de la cesta, un demonio sujeta una balanza, sostenida también por otra figura con túnica que se cree que es San Miguel. Debajo de la balanza se encuentra un cuadrúpedo, lo que ha llevado a interpretar la escena como una representación del pecado de la gula. En la cara interior, un personaje sentado sostiene una bandolera alrededor del cuello, mientras un demonio le pone una mano en la boca y en la otra mano tiene una moneda, alegoría de la avaricia. También se aprecia una sirena que sujeta su cola, similar a las mujeres exhibicionistas medievales. La interpretación de este capitel resulta compleja debido a la presencia de seres del bestiario.

Los capiteles del arco triunfal constituyen un singular programa iconográfico en el que confluyen símbolos espirituales, como el bastón, y la representación de algunos de los pecados capitales. Esta dualidad refuerza la función didáctica y moral del románico, que buscaba instruir al fiel con imágenes elocuentes, capaces de transmitir tanto la promesa de la salvación como la advertencia del castigo.

El bastón es uno de los símbolos recurrentes del románico. Representa apoyo físico y espiritual para recorrer el camino, y constituye un instrumento de protección contra los peligros. Simboliza poder, sabiduría y autoridad, y está asociado a la guía espiritual de los pastores, idea encarnada en la figura de Cristo, representado con frecuencia como el Buen Pastor con su bastón.

El templo de San Martín de Sobrepenilla no es un edificio de relevancia, pero es un ejemplo del románico rural tardío. Refleja cómo, fuera de los grandes centros monásticos, se mantuvieron las formas románicas adaptadas a medios y recursos limitados. Este templo expresa la dimensión moral, simbólica y comunitaria del románico rural. Sus esculturas hablan de pecados, tentaciones, luchas humanas y advertencias espirituales, todo ello en un lenguaje accesible para unos feligreses que quizá no sabían leer, pero sí interpretar visualmente.

Los capiteles, por su iconografía y ubicación, se cuentan entre los más notables de la comarca. En ellos aparecen arquetipos como la lujuria, la gula, la avaricia y diversos animales simbólicos, que también se repiten en monasterios e iglesias más ricas, aunque aquí aparecen en un estilo más humilde. Subrayan así el trabajo de los canteros del valle.

Juan Calabia

 

PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:

  • García Guinea, Miguel Ángel: Románico en Cantabria. Ediciones de Librería Estudio.
  • Herbosa, Vicente: El románico en Cantabria. Ediciones Lancia.
  • Ayuntamiento del Real Valle de Valderredible: El románico en Valderredible.
  • Alcalde Crespo, G.: Documentos históricos: “Sobre Penniella” en el Becerro de las Behetrías.