El monumento a los Cazadores de Alcántara, aunque conmemora el heroico comportamiento del destacamento al proteger a las unidades de infantería en la guerra de Marruecos, constituye, en realidad, un homenaje a la caballería española. La historia del regimiento es un vivo testimonio del coraje, la disciplina y el espíritu de servicio que siempre ha caracterizado a la caballería española.
El Regimiento de Caballería «Alcántara» fue fundado por el maestre de campo Juan Francisco de Neesen el 19 de febrero de 1656 por orden de Felipe IV, durante la guerra de Flandes. Tiene su origen en el Tercio Neesen, fundado con coraceros de la región de Valonia con oficiales españoles.
Aunque a lo largo de su historia ha recibido diversos nombres y ha pertenecido a diferentes formaciones, se considera esta fecha como el origen del Regimiento de Caballería Alcántara. En los siglos XVII y XVIII, tuvo otros nombres y participó en los conflictos en los que España intervino. El regimiento siempre fue reconocido por su valor y arrojo en los campos de batalla, labrándose un enorme prestigio por su tenacidad y disciplina. Su guion estandarte era de color carmesí con bordes de plata y lucía en el anverso las armas reales y en el reverso la cruz de la Orden Militar de Alcántara, junto al lema: «Brilla como el sol y dispersa las nubes a tu paso».
En el siglo XIX, el Regimiento se distinguió por su participación en la Guerra de la Independencia, luchando primero contra las tropas napoleónicas y recibiendo honores con cruces de distinción en Aranjuez, Almonacid y Valls. Tuvo una enorme importancia en la coalición hispano-luso-inglesa para expulsar a los franceses del territorio español.
Después del Trienio Liberal, durante la restauración absolutista de Fernando VII, el Regimiento de Alcántara fue disuelto, junto con el resto del ejército constitucional, por Real Orden del 15 de noviembre de 1823.
Con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, se puso fin al Trienio Liberal, y Fernando VII regresó al poder como monarca absoluto. Una de las primeras medidas que tomó fue la disolución de todas las instituciones y organismos creados durante el período constitucional. El ejército constitucional, que había servido al gobierno liberal, era visto como un bastión de las ideas contrarias al absolutismo.
La Real Orden del 15 de noviembre de 1823 fue un decreto general que disolvió el ejército constitucional en su totalidad, y el Regimiento de Alcántara, como parte de este ejército, fue disuelto junto con el resto de las unidades. Este acto era parte de la represión política y militar que Fernando VII llevó a cabo para restaurar el Antiguo Régimen y castigar a aquellos que habían apoyado el liberalismo.
Aunque se esperaba una reorganización del ejército tras el regreso del rey, el Regimiento Alcántara no fue reconstituido a diferencia de otras unidades históricas. Con el tiempo, el nombre «Alcántara» se ha mantenido, pero dentro de otras unidades de caballería reflejando su prestigio y su larga trayectoria. Entre 1844 y 1851, el nombre de «Alcántara» lo llevó el Regimiento de Caballería Borbón. Pasó a llamarse Regimiento de Caballería Alcántara de Lanceros n.º 3 y, posteriormente, Regimiento Lanceros de Alcántara de Caballería n.º 16. No obstante, esta no fue una reconstitución directa del regimiento, sino una reutilización de su nombre.
Con la reorganización del ejército español por Alfonso XIII, esta unidad quedó integrada en el arma de caballería como «Regimiento de Cazadores de Caballería Alcántara», que tuvo una destacada y trágica participación en el Desastre de Annual.
En su campaña en el protectorado de Marruecos, el general Manuel Fernández Silvestre aplicó una táctica de avance rápido y constante, sin asegurar a las líneas de suministro y las posiciones ocupadas. Su estrategia, que buscaba la toma de la bahía de Alhucemas, se basaba en la rápida acción militar. Silvestre avanzó de manera audaz y, para muchos, temeraria. No escuchó las recomendaciones de otros mandos y basaba su confianza en que los bereberes rifeños no opondrían una resistencia significativa. A medida que avanzaba con sus tropas, montó unos puestos militares muy aislados que no se podían apoyar mutuamente. Dejó a las guarniciones españolas aisladas y vulnerables. Los puestos militares no estaban bien fortificados; eran construcciones precarias que no ofrecían suficiente protección ante un ataque del enemigo. Silvestre confiaba en las tropas auxiliares formadas por marroquíes, pero en el momento del ataque, desertaron o se unieron a las fuerzas de Abd el-Krim, dejando a las tropas españolas desprotegidas. Esta estrategia, combinada con la falta de recursos culminó en el Desastre de Annual en 1921, donde las fuerzas españolas sufrieron una de las mayores derrotas de su historia militar moderna.
La retirada, que se inició el 22 de julio, fue precipitada y desorganizada. Sin un plan de evacuación definido y con la cadena de mando rota, la salida del campamento se convirtió en una desbandada. La columna española, formada por unos 3.000 hombres, fue atacada sin piedad por las fuerzas rifeñas mientras intentaba llegar a Melilla. El caos y el pánico se apoderaron de las tropas, resultando en un gran número de bajas. Muchos soldados se desmoralizaron y abandonaron sus armas, y el propio general Silvestre desapareció en circunstancias que sugieren un suicidio.
En medio de este desorden y tragedia, la actuación del Regimiento de Caballería «Cazadores de Alcántara» n.º 14 se destaca como un ejemplo de heroísmo y sacrificio. El regimiento, al mando del teniente coronel Fernando Primo de Rivera, recibió la misión de proteger la retaguardia y los flancos de la columna en retirada. El regimiento se encargó de cubrir el repliegue de las tropas españolas desde Annual hasta Monte Arruit con constantes cargas de caballería para contener y repeler los ataques de los rifeños y permitir que la columna principal avanzara. Uno de los episodios más heroicos tuvo lugar en el río Igan. La columna española estaba siendo atacada en una emboscada rifeña mientras intentaba cruzar el río. El teniente coronel Primo de Rivera ordenó a sus escuadrones cargar repetidamente contra el enemigo atrincherado para dar tiempo a que el resto de las tropas españolas vadearan el río. Los jinetes del Alcántara cargaron hasta cuatro veces, a pesar del agotamiento de sus caballos y las numerosas bajas
El Regimiento contaba con 717 unidades entre oficiales y soldados, pero como 549 murieron o fueron heridos la unidad fue desmantelada como fuerza operativa, pero su sacrificio salvó a muchos de sus compañeros y evitó un desastre aún mayor.
El Regimiento de Alcántara se ha convertido en un símbolo de valor, honor y cumplimiento del deber dentro del ejército español. Su gesta se recuerda como uno de los actos de caballería más legendarios y valerosos de la historia militar española.
En el siglo XX, el arma de caballería se ha transformado, adaptándose a los nuevos tiempos y tecnologías mediante la incorporación de vehículos blindados y la creación de una unidad acorazada moderna. Sin embargo, la esencia de su espíritu guerrero permanece inalterable. Los hombres que han servido en sus filas han mantenido vivo su legado. El lema de Alcántara, «Valor y lealtad», resume la esencia del regimiento.
Hoy en día, el Regimiento de Caballería Acorazado «Alcántara» n.º 10 sigue siendo una unidad de élite del Ejército Español, preparada para afrontar los desafíos del siglo XXI con el mismo valor y lealtad que sus predecesores demostraron en los campos de batalla de antaño.
Amigos y compañeros del teniente coronel Primo de Rivera, junto con otros miembros del Arma de Caballería, impulsaron la creación de un monumento que perpetuara la memoria de sus valientes jinetes.
El monumento al Regimiento de los Cazadores de Alcántara es una obra escultórica en bronce, inaugurada en 1931 y emplazada frente a la fachada principal de la Academia de Caballería de Valladolid.
La obra fue realizada con gran maestría escultórica por el valenciano Mariano Benlliure. Como era característico en la estatuaria pública de la época, el escultor Benlliure supo captar con su habitual destreza el movimiento de las figuras y presentar un compacto grupo de marcado carácter artístico.
El monumento se alza sobre un pedestal con forma de pirámide truncada. Sobre él, un dinámico grupo escultórico en bronce representa a cinco jinetes al galope, ataviados con uniformes de diversas épocas de la caballería española y portando diferentes enseñas. Esta representación simboliza la continuidad y el espíritu indomable del Arma a lo largo de su historia, culminando en el sacrificio de Annual.
Cada jinete viste un uniforme distinto, correspondiente a diferentes épocas de la historia del arma desde la fundación del regimiento.
En los costados del pedestal se inscribieron leyendas significativas. En la cara frontal se lee: «El arma de caballería al regimiento cazadores de alcántara: 1657-1702-1773-1808-1921», recordando las fechas clave en la historia del Regimiento. En la cara posterior se grabó un conciso «Por la patria», mientras que los laterales proclaman «Por el honor» y «Por la gloria», los valores que inspiraron su sacrificio.
La inauguración del monumento en 1931 fue un evento solemne y emotivo, que contó con la presencia de autoridades militares y civiles, así como de supervivientes y familiares de los héroes del Alcántara. Desde entonces, se ha convertido en un lugar de recuerdo y homenaje.
El monumento a los Héroes de los Cazadores de Alcántara no solo adorna la entrada de la Academia de Caballería, sino que también se erige como un símbolo perdurable de la gallardía y el honor militar español, transmitiendo a las nuevas generaciones el legado de aquellos héroes que lo dieron todo por la patria.
Casi cien años después, en 2012, el Consejo de ministros le concedió «La Laureada de San Fernando» por el heroico y abnegado comportamiento del Regimiento de los Cazadores de Alcántara en el Desastre de Annual, durante la guerra de Marruecos.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:
- Bellido Andreu, Antonio. El Alcántara en la retirada de Annual: Laureada debida. Ministerio de Defensa, 2005.
- Gil Álvaro, Antonio. Glorias de la caballería española. París-Valencia, 1894.
- Gómez Ruiz, Manuel y Vicente Alonso Juanola. El Ejército de los Borbones. Ministerio de Defensa, 1989-2009.
- Repollés, Julio. Actuación del Regimiento Alcántara en Melilla (1921). Ministerio de Defensa, 1967.
- Sotto Montes, Joaquín de. Síntesis histórica de la caballería española. Escelier, 1968