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LOS CLUNIACENSES Y EL ARTE ROMÁNICO.

Con la muerte del rey Carlos el Calvo en el año 867, el esplendor de la cultura carolingia se sumió en una profunda crisis. Sólo en algunos monasterios sobrevivieron como pequeños rescoldos culturales que se convirtieron en los forjadores del renacimiento cultural europeo.

En el año 910, el duque Guillermo de Aquitania fundó en Borgoña, en una granja de su propiedad, el monasterio de Cluny. Esta comunidad será en la gran casa reformadora de los benedictinos. De hecho, Guillermo estableció que los monjes cluniacenses gozarían de total autonomía con respecto al poder real y seglar. En el año 988 el papa concedió a Cluny la exención del obispado local. Desde ese momento, los sucesivos papas tuvieron en esta orden su mejor aliada para la reforma litúrgica.

Las relaciones de Cluny con los reyes, con nobles y con la curia romana dieron al monacato un gran poder. Estos monjes adquirieron grandes riquezas e influencias.

La Orden de Cluny jugó un papel fundamental en el desarrollo y la difusión del arte románico. A través de su extensa red de abadías y su influencia en la vida religiosa de la época, promovieron un estilo arquitectónico y artístico distintivo que se extendió por toda Europa.

En torno a Cluny se construyó todo un imperio monástico centralizado. Sus abades llegaron a tener un poder superior al de los reyes, puesto que su autoridad se extendía por un territorio sin fronteras.

Guillermo fundó el llamado primer Cluny. El Abad Odilón en 994 dejó atrás el primitivismo anterior para dar paso a un hermoso monasterio, que provocó la admiración de sus contemporáneos, conocido como Cluny II, con nuevas aportaciones arquitectónicas que lograron grandes avances reforzando la tipología clásica cluniacense.

Al iniciarse el segundo milenio, el poder ejercido por estas comunidades se podía comprobar en el esplendor económico de sus monasterios. Su brillante economía les permitió sufragar importantes obras arquitectónicas y atesorar los más hermosos objetos de la época.

El arte y el ingenio de los más sobresalientes canteros y artesanos de la época estuvieron al servicio de la construcción de sus iglesias y las abadías.

Con los abades Hugo de Semur en 1050 y Pedro Digno en 1125, el monasterio sufrió grandes transformaciones. Se construyó una nueva abadía conocida como Cluny III. La iglesia más grande de Europa 

Durante el románico cluniacense, numerosos edificios benedictinos ocuparon lugares destacados con el perfeccionamiento de obras artísticas: definieron portadas historiadas, fachadas torreadas y complejas cabeceras de templos. La vida monacal quedó expuesta en el claustro con sus galerías, en la sala capitular, en el refectorio y en las demás dependencias del monasterio.

Las abadías cluniacenses se caracterizaban por su gran tamaño, bóvedas de cañón, pilares robustos, criptas debajo del presbiterio y transeptos bien marcados, como se puede comprobar en la Abadía de Cluny III y en algunas españolas, como en Santo Domingo de Silos.

Una de las características del cluniacense fue su componente didáctico y religioso. Las imágenes y esculturas servían para transmitir las enseñanzas de la Iglesia a una población mayoritariamente analfabeta. La escultura cluniacense destaca por su carácter narrativo e imágenes monumentales. Los tímpanos de las portadas, los capiteles de las columnas y las arquivoltas se decoraban con relieves que representaban escenas bíblicas, santos y figuras mitológicas.

Las pinturas murales y los manuscritos iluminados también formaban parte importante del arte de Cluny y sus frescos románicos cubrían las paredes de las iglesias con representaciones de la vida de Cristo, la Virgen María y otros santos.

La extensa red de abadías cluniacenses por toda Europa facilitó la difusión del estilo románico cluniacense, creando un lenguaje artístico común en el continente.

Se puede decir que la Orden de Cluny desempeñó una notable y crucial aportación en el desarrollo y la difusión del románico, dejando un gran legado artístico y arquitectónico 

Juan Pisuerga

 

 PARA MAYOR INFORMACIÓN

1-Costa, Ricardo da, «Cluny, Jerusalém celeste encarnada (séculos X–XII)», en Revista Mediaevalia. Textos y Estudios 21 (2002

2-Duby, Georges, Seigneurs et paysans, «hommes et structures du Moyen Âge», tome II, Éditions Flammarion, 1993. 

 3-José Luis Senra (2017). 

4- Patrick Henriet (18 de abril de 2017). «Cluny and Spain before Alfonso VI: remarks and propositions». Journal of Medieval Iberian Studies (

5-Arteguías: https://arteguias.com/