A principios del siglo IX, los montañeses fueron repoblando las tierras de la meseta septentrional. Los colonos pidieron al rey protección militar y jurídica. Alfonso II envió al conde Munio Núñez I, hijo, al parecer, de Nuño Munio, pariente de Munia de Álava, madre del rey. El conde, que llamó a los repobladores “hombres libres”, les otorgó junto con su mujer, Argilo de Trasmiera, el Fuero de Brañosera en el año 824. Del matrimonio de Munio Núñez y Argilo nació el linaje del que formará parte Fernán González.
El linaje Vela fue un poderoso clan visigodo del Pirineo suroccidental, amparado por la Marca Hispánica y ligado a la dinastía Jimena de Pamplona. Corría el año 882 cuando aparece en la historia Vela Jiménez, como gobernador del condado de Álava. Durante al menos tres generaciones mantuvieron las tenencias de Álava y Guipúzcoa.
En el año 932, los Vela tomaron como enemigo al conde Fernán González, quien, por mandato de Ramiro II, se convirtió en conde de Álava y expulsó a los Vela de la comarca alavesa.
En 994 nació Alfonso V, hijo de Bermudo II de León y de Elvira García, hermana del conde castellano Sancho García. En 999, con solo cinco años, sucedió a su padre en el reino de León. Fue tutelado por su madre y por su ayo Menendo González. Con 14 años, en 1008, llegó a la mayoría de edad. Su madre, Elvira García, regente y tutora del reino de León, mantuvo durante algunos años buenas relaciones con Castilla; pero la rebelión de los Banu Gómez en 1014, apoyados por su hermano Sancho García, acabó con la concordia. En el 1017 la reina de León Elvira García se retiró a Oviedo, donde falleció.
En 1009 nació García Sánchez, hijo del conde de Castilla Sancho García y de Urraca Gómez, del linaje Banu Gómez. El conde murió en 1017. El fallecimiento de Sancho García, conocido como “el conde de los buenos fueros”, dejó como heredero del condado de Castilla a un menor de edad. Asumió el gobierno del condado una Junta de Regencia, constituida por un grupo de magnates encabezados por Pedro, obispo de Burgos y Oca, y miembros de la familia condal, con la abadesa de Covarrubias, su tía Urraca, como guía del consejo.
Sancho Garcés III de Navarra, de la dinastía Jimena, que estaba casado con doña Mayor, hermana del nuevo conde niño, pidió el tutelaje y la protección de su cuñado, pero el consejo solo le aceptó como asesor.
Corría el año 1013 cuando Alfonso V se casó con Elvira Menéndez, pero ella murió en 1022. Al año siguiente, el rey de León contrajo un segundo matrimonio con Urraca Garcés, hija de García Sánchez II de Pamplona y hermana de Sancho Garcés III.
Alfonso V intentó reorganizar el reino aportando un nuevo marco jurídico por medio del Fuero de León, para poner fin a los desórdenes y recuperar el poder.
Se apropió de los territorios entre el Cea y el Pisuerga que el conde Sancho García había tomado como propios durante la minoría del rey.
A los nobles y tenentes castellanos no les gustaba la presión ejercida sobre el condado por navarros y leoneses.
En 1026 había terminado el periodo de tutelaje con la mayoría de edad del conde. Las Juntas de Castilla y de León concertaron el matrimonio del conde García Sánchez con la hija de Alfonso V, la infanta Sancha, y poner fin a la intervención en Castilla del rey navarro.
El matrimonio debía celebrarse en 1028, cuando la infanta alcanzara la mayoría de edad, y como dote llevaría las tierras entre el Cea y el Pisuerga. Está documentado que Sancho Garcés III apoyaba ese matrimonio, aunque no era de su agrado.
En 1026 sucedieron varios acontecimientos imprevistos. Alfonso V falleció en Viseu, y al año siguiente heredó el trono de León Bermudo III, con apenas once años. La minoría del rey leonés desató las ambiciones de los nobles que intentaban ampliar sus posesiones.
Urraca, madrastra del rey niño y hermana de Sancho Garcés III, se hizo cargo de la tutela y de la regencia. Nobles y condes castellanos negaron el juramento al nuevo rey para contrarrestar la influencia del navarro. La regente trató de detener las sublevaciones atrayendo al clero.
En 1028, el conde García Sánchez salió de Burgos con una comitiva en la que figuraba su cuñado, Sancho Garcés III, en ese momento la persona más poderosa e influyente de los reinos peninsulares. El conde se presentó en León para conocer a su prometida y celebrar su matrimonio con Sancha. Las comitivas castellana y navarra acamparon fuera de la ciudad en señal de respeto.
Durante los festejos previos a la boda, el conde castellano García Sánchez murió en extrañas circunstancias, en la puerta de la iglesia de San Juan Bautista, aparentemente como venganza por una ofensa cometida por su linaje. El conde tenía 19 años cuando fue asesinado con espadas y dagas. La iglesia hoy ha desaparecido; estaba situada cerca de la actual catedral.
Castellanos y navarros trasladaron el cadáver hasta el monasterio de San Salvador de Oña.
García Sanches fue el último conde de la dinastía castellana. Tras su muerte, el territorio pasó a manos de Sancho Garcés III de Navarra, que lo reclamó como marido de Munia, la hija mayor de Sancho García y hermana del conde asesinado.
Los castellanos pensaron que todo fue producto de una conspiración leonesa dirigida por la poderosa mano del rey navarro, y no estaban equivocados: fue Sancho Garcés III quien salió beneficiado de la muerte del conde. Alegando que su mujer era la hermana mayor del conde asesinado y su legítima heredera, quedó como regente del condado y dio el título de conde de Castilla a su hijo Fernando I de trece años.
Algunas hipótesis suponen que García Sánchez murió asesinado por la familia Vela en venganza por una afrenta infligida por el conde Sancho García; sin embargo, ni está claro ni documentado. Solo son sospechas, en las que también estarían implicados nobles leoneses.
El Romance del infante García es una leyenda castellana que narra el asesinato del conde de Castilla en León. El poema relata cómo el conde fue alanceado por varios miembros del linaje de los Vela. Según la narración, en el crimen participó el gobernador de la ciudad, Fernando Laínez. Cuando la infanta Sancha intentó impedir el asesinato de su prometido, fue abofeteada, cogida del pelo y empujada escaleras abajo por el gobernador leonés. Una vez capturados los responsables, la venganza de la infanta fue notoria: Fernando Laínez le fue entregado, y ella lo mató de varias puñaladas. El suceso marcó el reinado de Bermudo.
Los tres hermanos Vela, Rodrigo, Íñigo y Diego, culpados de asesinar al conde, huyeron de León y se refugiaron en el castillo de Monzón de Campos. Allí fueron cercados y derrotados por el rey Sancho Garcés III, quien, en venganza, los quemó junto con el castillo.
En los años siguientes, la confusión fue total en el reino leonés. Sancho Garcés llegó a dominar Zamora y Astorga; y aunque Bermudo III siguió siendo el rey de León, el navarro pudo en algún momento entrar en la capital y pretender el reino.
En 1029, Sancho Garcés III entregó el condado de Castilla a su hijo Fernando, que lo recibió como herencia directa de su madre, aunque fue su padre quien lo gobernó de hecho. El traspaso de Castilla del reino leonés al pamplonés originó un enfrentamiento entre ambos reinos, y el navarro Sancho se apoderó de los condados y de las tierras de los Campos Góticos.
En 1032, Fernando tomó como esposa a Sancha de León, la antigua prometida del conde García Sánchez. La infanta llevó como dote las tierras entre el Cea y el Pisuerga. A la boda acudieron Bermudo III y Sancho Garcés, pero ello no cambió el panorama político. Fernando era conde de Castilla solo de nombre, pues era su padre quien ostentaba el poder real, que conservó hasta su muerte en 1035.
En 1035, Fernando se convirtió realmente en conde de Castilla y mantuvo una buena sintonía con la nobleza castellana. Puso el condado bajo la autoridad de su cuñado Bermudo III.
En 1037, Bermudo III se casó con Jimena Sánchez, hija de Sancho Garcés y de doña Mayor, con lo cual Bermudo y Fernando pasaron a ser cuñados por partida doble.
La ruptura de relaciones entre Castilla y León tuvo lugar por las tierras entre el Cea y el Pisuerga. El rey navarro García, hermano mayor de Fernando, reclamó esa comarca castellana por herencia de su tío abuelo, el conde de Cea Pedro. Bermudo III quiso recuperarlas, pero jurídicamente pertenecían al conde castellano por la dote de su mujer.
Los leoneses de Bermudo invadieron la región. Fernando pidió ayuda a su hermano García y ambos se enfrentaron al rey leonés en la batalla de Tamarón en 1037, donde murió el rey Bermudo III. La corona recayó en Sancha, hermana de Bermudo y esposa de Fernando. En un principio, los leoneses no aceptaron a Fernando y cerraron las puertas de la capital, pero en 1038 Fernando y Sancha entraron en León.
El asesinato del conde García Sánchez cambió la historia de los reinos cristianos
Una historia real con perfume de cuento o leyenda.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:
- GARCÍA GONZÁLEZ, Juan José (2008). Castilla en tiempos de Fernán González. Burgos.
- MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (2005). El Condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y León.
- PÉREZ DE URBEL, Fray Justo. El Condado de Castilla. Los 300 años en que se hizo Castilla. Madrid.
- TORRES SEVILLA-QUIÑONES DE LEÓN, Margarita Cecilia (1999). Linajes nobiliarios de León y Castilla. Salamanca: Junta de Castilla y León.
- SÁNCHEZ CANDEIRA, Alfonso (1999). Castilla y León en el siglo XI. Estudio del reinado de Fernando I. Madrid: Real Academia de la Historia.
- ÁLVARO, Rafael. Mito e historia. Real Academia de la Historia.