La pila bautismal de Santa Juliana es, junto con las de Santa María de Bareyo y Santa María del Puerto de Santoña, una de las joyas del románico montañés. A pesar de que su estado de conservación es inferior al de sus vecinas, su belleza no se ve disminuida. Esta diferencia podría explicarse por el hecho de haber sido construida en piedra arenisca, un material menos duradero.
Ubicada bajo la torre cilíndrica de la colegiata y datada en el siglo XII, la pila de Santa Juliana es una de las más grandes de la península. Esculpida en un único bloque, constituye una magnífica pieza del románico con forma de cono truncado. Su borde está decorado con una banda entrelazada de cilindros verticales que sobresalen en la parte superior.
El rasgo más distintivo de la pila es el relieve frontal, en el que se representa al profeta Daniel entre dos leones. Los animales, en actitud sumisa, aparecen a sus pies mientras él los bendice. Aunque esta interpretación es la más aceptada, algunos especialistas, como Ortiz de la Azuela, consideran que se trata de una representación del sacramento del bautismo. Otros historiadores, por su parte, sostienen que constituye una alegoría de la vida de la gracia, simbolizada por dos ciervos que beben de la Fuente de la Vida.
En la parte posterior de la pila se encuentra una representación artística de un Pantocrátor que, sentado en un trono, sostiene con la mano izquierda un libro abierto y bendice con la derecha. Aún conserva fragmentos de su policromía original.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:
- García Guinea, M. A. El románico de Cantabria.
- Ortiz de la Azuela, Julián (1919). Monografía Antigua Colegiata de Santillana del Mar.
- Campuzano, Enrique (2001). Santillana del Mar, la villa y sus pueblos. Ed. Ayuntamiento de Santillana del Mar.
- De Asúa Campos, Miguel (1934). Santillana del Mar, romántica y caballeresca (edición de 2006).