Skip to main content

La batalla de Clavijo es una de las leyendas más conocidas y fascinantes de la Reconquista en España. Aunque se ha transmitido a lo largo de los siglos como un hecho histórico, los historiadores la consideran un mito, una narración creada para fortalecer el espíritu de lucha de los reinos cristianos.

La historia la sitúa en el año 844 d.C., durante el reinado de Ramiro I de Asturias. Según la leyenda, los cristianos estaban obligados a pagar un humillante tributo a los musulmanes, conocido como el «Tributo de las Cien Doncellas». Ramiro I se rebeló contra esta obligación, lo que desencadenó una batalla contra el emir Abderramán II en las cercanías de Clavijo, en La Rioja.

El reinado de Ramiro I coincidió con el emirato de Abderramán II. Durante esos años no hubo muchos enfrentamientos entre astures y musulmanes, aunque el rey tuvo que soportar una agresiva aceifa por las Vardulias en el año 844. La leyenda se populariza cuando en la Historia de los Hechos de Hispania de Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo a principios del siglo XIII, identifica la batalla de Clavijo con el final del tributo. Un humillante impuesto que, según la tradición, los musulmanes cordobeses impusieron a los cristianos del norte. El obispo puso por escrito que habría que dar las gracias de alguna manera a la sede compostelana por la victoria.

En la redacción de este documento hay errores cronológicos que hacen sospechar que fue un invento para garantizar las donaciones. Por la victoria obtenida, Ramiro I dispuso que sus vasallos entregaran a la Iglesia Compostelana el llamado Voto de Santiago de dos formas distintas: una espiritual, por la cual Santiago se convierte en Patrón de la Cristiandad Peninsular, patronazgo que ha llegado hasta nuestros días, y otra material, por la que se imponía un impuesto extra para la Iglesia Compostelana.

Ni entre los historiadores españoles ni entre los musulmanes hay datos serios de la batalla de Clavijo. La información existente se basa en un documento del siglo XIII en el que un canónigo de la Catedral de Santiago recuerda el privilegio que otorgó el rey de Asturias en agradecimiento al apóstol.

Respecto a la batalla de Clavijo, hay versiones y datos históricos contradictorios. Las crónicas de Abderramán II hacen referencia a dos aceifas que el emir envió: una contra Álava y las Vardulias en el año 844, y otra contra León en el año 846, pero ninguna encaja con la batalla de Clavijo.

Ningún medievalista serio afirma que la batalla haya existido, pero la Crónica Najerense dice que Ramiro tuvo que combatir contra los musulmanes en las Vardulias. A su vez, las crónicas árabes escriben que un ejército de Abderramán II, apoyado por los Banu Casi, tuvo un sangriento encuentro en las Vardulias contra los cristianos del norte.

Las dos fuentes coinciden en que hubo un duro combate, pero no citan el lugar. Cronológicamente, la supuesta batalla no está bien documentada. Pudo suceder durante el reinado de Ramiro o en el de su hijo Ordoño, o bien podría haber habido dos confrontaciones: una en el reinado de Ramiro con victoria musulmana y otra en la que vencieron los cristianos en época de Ordoño.

Si nos alejamos de los mitos, lo probable es que hubiera una agresiva aceifa de Córdoba apoyada por los Banu Casi para apoderarse de las cosechas de los colonos de las tierras y riberas del río Oja. El rey Ramiro formó un ejército con tropas gallegas, asturianas y pamplonesas, al mando de las cuales puso al noble Sancho Fernández. El ejército llegó a las Vardulias, pero en las proximidades de Albelda, a unos 5 km de Clavijo, fueron rodeados por los musulmanes y tuvieron que refugiarse sin agua ni víveres en el monte Laturce, un cerro escogido por su importancia estratégica.

Según la leyenda, la batalla de Clavijo fue dirigida por Sancho Fernández de Tejada bajo la vigilancia del rey Ramiro. Sucedió, según algunos autores, en mayo del 844 en el llamado «Campo de la Matanza».

La leyenda narra que el rey tuvo un sueño en el que se le apareció el apóstol Santiago, asegurándole que, con su presencia, la batalla terminaría en victoria. Al día siguiente, el 23 de mayo, Ramiro informó a su ejército del sueño. Según el cronista, cuando la lucha estaba inclinándose a favor de los musulmanes, en medio de la batalla apareció el propio Santiago desde los cielos con un corcel blanco y unas nubes que formaban una cruz roja en forma de espada, e intervino en la contienda. Los musulmanes fueron derrotados al grito de «¡Dios y Santiago nos apoyan!».

Después de la batalla, el rey concedió a Fernández de Tejada el «Señorío del Solar de Tejada», situado en la Sierra de Cameros, por haber combatido con una rama de tejo cuando perdió la lanza.

Por otra parte, se sabe que el muladí Musa ibn Musa conquistó Huesca en el año 855 y, gobernaba un amplio territorio que, desde Toledo, regido en ese momento por su hijo Lope, alcanzaba hasta el suroeste del Pirineo meridional. Se llegó a llamar el «tercer rey de Hispania». Un territorio tan extenso necesitaba una base militar de apoyo y construyó una fortaleza en Albelda, entre La Rioja y Soria, estratégicamente muy bien elegida. Una versión de fuente asturiana afirma que Ordoño I, hijo de Ramiro, con su ejército y apoyado por los pamploneses, se encaminó a Albelda para derruir el castillo, pero tuvo que llevar a sus hombres al monte Laturce al encontrarse rodeados de islamitas. La distancia entre Laturce y Clavijo no llega a un kilómetro. Efectivamente, los arqueólogos han encontrado restos humanos y armamento que no dejan lugar a dudas de que en Clavijo hubo una batalla.

La crónica de Alfonso III pone de manifiesto que García Íñiguez de Pamplona abandonó su tradicional alianza con los Banu Casi y se alió con Ordoño I por el peligro que suponía la nueva fortaleza. La alianza de los dos ejércitos destruyó la fortaleza en el año 859, derrotando a los Banu Casi.

La crónica cita el lugar de forma poco descriptiva, pero las crónicas asturianas dan fe de que Ordoño cercó la ciudad de Albelda en La Rioja y, efectivamente, hay hallazgos arqueológicos que confirman que hubo un encuentro encarnizado en esa localidad, pero es imposible que se tratara de la batalla de Clavijo.

Sánchez de Albornoz describe que la batalla llamada de Clavijo fue librada por Ordoño contra Musa ibn Musa en el monte Laturce en el año 851 o 852 y lo califica como un lugar geográficamente estratégico para dominar las comunicaciones entre las actuales provincias de Soria y Logroño. Cruzando el Ebro, se podría alcanzar fácilmente Pamplona.

La narración debió llamar la atención en el siglo XIII al colegio canónico de la catedral Compostelana, que hizo de la batalla una narración épica para justificar los votos y el tributo que los fieles tendrían que pagar al apóstol Santiago. Impuesto que fue suprimido por las Cortes de Cádiz en 1812.

Desde Enrique IV hasta la Constitución de 1912, los monarcas españoles apoyaron los privilegios del Señorío del Solar de Tejada, en tierras de Cameros. Hoy en día es el único señorío que perdura y donde todavía peregrinan algunos de sus descendientes.

De esta batalla no hay constancia escrita ni en la época del rey Ramiro ni en la de Ordoño. Aparece en las crónicas de Alfonso III de forma efímera y está acreditada a partir del siglo XIII.Los historiadores han dejado claras algunas obviedades: es imposible cronológicamente un triunfo militar de Ramiro en Clavijo. No existió el Tributo de las Cien Doncellas y no hubo aparición del apóstol Santiago en la batalla.

Federico García Lorca, con su rica y bella sonoridad, escribió esta poesía:

Niños chicos, cantad en el prado, ¡horadando con risas el viento! Dice un hombre que ha visto a Santiago en tropel con doscientos guerreros. Iban todos cubiertos de luces, con guirnaldas de verdes luceros; el caballo que monta Santiago era un astro de brillo intenso.

Juan Pisuerga

PARA MÁS INFORMACIÓN

  1. Martínez Díez, Gonzalo (2005). El Condado de Castilla. Valladolid.
  2. Rodríguez de Ledesma. Diploma de Ramiro I. Madrid.
  3. Sayas Abengochea, J.J. (1981). Historia de España dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Labor, Madrid.
  4. Batalla de Clavijo: Santiago Apóstol se transforma en matamoros y peregrino.
  5. Collins, Roger (1983). Early Medieval Spain (en inglés). New York: St. Martin’s Press. p. 23