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Arroyo de la Encomienda es un pequeño pueblo situado al suroeste de Valladolid, a menos de diez kilómetros de la capital. Aunque tiene municipio propio, se puede considerar integrado en el núcleo urbano de la ciudad. En él se encuentra una iglesia románica poco conocida, dedicada a San Juan Evangelista.

La denominación «Arroyo de la Encomienda» resulta muy elocuente. La palabra «arroyo» es evidente, sugiriendo la presencia de un curso de agua en la zona. Sin embargo, «Encomienda» hace referencia a una institución medieval mediante la cual la Corona otorgaba a un noble, una abadía o una orden el derecho de administrar un territorio y recaudar tributos, a cambio de evangelizar y proteger a sus habitantes.

La frase en latín Ante portam latinam significa «delante de la puerta latina». La explicación de esta frase es un poco más compleja. Es una referencia a una antigua costumbre en la que, durante ciertas celebraciones, se leían pasajes del Evangelio ante la puerta de la Basílica de San Juan de Letrán, conocida como la «Porta Latina». San Juan de Letrán es la catedral de Roma y sede del papado.

La «Porta Latina» era una de las puertas de la Muralla Aureliana de Roma, una muralla defensiva construida a finales del siglo III d.C. La puerta se encontraba al sureste de la ciudad y era una de las principales vías de salida hacia el Lacio.

La frase ante portam latinam está particularmente asociada con la fiesta de San Juan Evangelista, que se celebraba el 6 de mayo y que posteriormente se trasladó al 27 de diciembre.

La razón de esta celebración específica con la Porta Latina se debe a una antigua tradición o hagiografía que narra el martirio fallido de San Juan Evangelista durante el imperio de Domiciano.  San Juan fue capturado y llevado a Roma y condenado a ser hervido en aceite ante la Porta Latina. Milagrosamente, salió ileso del suplicio. Tras este intento fallido de martirio, fue exiliado a la isla de Patmos, donde escribió el Libro del Apocalipsis.

Por lo tanto, la frase ante portam latinam señala un suceso trascendental en la vida de san Juan Evangelista en la antigua Roma: un símbolo de la fe inquebrantable y la protección divina.

La iglesia de Arroyo perteneció a la Orden de la Encomienda de San Juan de Jerusalén u orden de los caballeros hospitalarios, a menudo confundida con los templarios. Ambas órdenes desempeñaron un papel destacado en la Europa medieval, aunque con objetivos distintos. La Orden de San Juan de Jerusalén, fundada en el siglo XI, se dedicaba a la atención de los enfermos cristianos que peregrinaban o residían en Jerusalén, mientras que los Templarios tenían como misión proteger a los peregrinos.

La iglesia de San Juan Evangelista es un pequeño templo en el que destacan la portada, el ábside y algunos capiteles y canecillos.

La cabecera del templo, según estudios realizados por la Universidad de Valladolid y sobre todo la obra del académico de Bellas Artes Martí y Monsó, data de mediados del siglo XII.

En el románico de Valladolid y del sur de Palencia, las construcciones de esa época se realizaron con una piedra caliza bastante blanda. Esto, con el tiempo, afectó a su estructura y a las esculturas de sus capiteles y canecillos, motivo por el cual la iglesia ha sido objeto de varias restauraciones. La última y más significativa se llevó a cabo en 1876. Durante esta intervención, se trasladó la espadaña a los pies del templo; se añadió la sacristía en el muro norte y se sustituyó el techado original de madera por una bóveda de medio cañón de ladrillo.

La rehabilitación estuvo orientada por el influyente arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc, un importante restaurador de edificios medievales europeos. Las obras fueron dirigidas por Ortiz de Urbina, un cantero vasco de la primera promoción española de arquitectos, quien se estableció en Valladolid como maestro de la Real Academia de las Bellas Artes de la Purísima Concepción.

La iglesia actual quizás haya perdido algo del encanto que otorga el paso del tiempo; sin embargo, el conjunto resulta armónico y se aprecia bien gracias a la ausencia de edificios circundantes.

En el exterior, destaca el ábside semicircular, dividido por dos columnas que se alzan desde esbeltos basamentos hasta el alero. Cada calle tiene vano con una arquivolta apoyada sobre cortas columnillas cilíndricas que sostienen capiteles historiados, con representaciones de animales, motivos vegetales y bestiarios. Algunos capiteles son singulares, como el de un hombre sujetando las patas delanteras de dos leones que muerden a una sirena; también se ven aves frontales con las alas desplegadas o una sirena de doble cola.

La portada está en el centro del muro meridional, decorada con seis amplias arquivoltas de medio punto. Los dos interiores son lisos, las tres siguientes de baquetón y la exterior decorada con baquetones radiales. Los arcos se apoyan en tres pares de columnas reconstruidas en la última restauración que soportan seis capiteles: tres con motivos vegetales y tres con iconografía figurativa. Los capiteles del lado izquierdo tienen decoración vegetal, y el exterior representa un ave de rapiña picoteada por otras aves. Los del lado derecho también son de tema vegetal, y uno de ellos es una escena de caza. En el cimacio se observan dos cuadrúpedos indistinguibles. El tejaroz está sostenido por nueve canecillos con diversas imágenes muy deterioradas: un hombre, un búho, una liebre abatida, un sapo y una serpiente.

El alero está adornado con imágenes de rombos dispuestos en forma de puntas.

El interior es de una nave única que comunica con la cabecera a través de un estrecho arco triunfal que da paso a un presbiterio recto con bóveda de medio cañón y un ábside semicircular con tres vanos. Los capiteles de estos vanos muestran esculturas toscas de piñas, aves y animales cuadrúpedos.

Juan Pisuerga

 

PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:

  1. Calabia Ibáñez, Luis: José Martí y Monsó. Valladolid, 1969.
  2. Bernard, Manuel: Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX. Madrid, Giner, 1975.
  3. Calabia, Luis: Biografía de Martí y Monsó. 1978.
  4. Brasas Egido, José Carlos: Institución Cultural Simancas, Diputación Provincial, 1982.