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Abraham, conocido al principio de su vida como Abran, es una figura venerada en las religiones judeocristianas. Se le considera el patriarca del judaísmo, el cristianismo y el islam. La Biblia le describe como un hombre de fe que recibió la llamada de Dios para convertirle en el padre de una gran nación y le prometió que sus descendientes serían bendecidos.
Abraham es uno de los personajes más fascinantes del Antiguo Testamento. Está considerado como el primer patriarca de Israel. Se dice que nació alrededor del año 1900 a.C. en Ur de Caldea, una próspera ciudad-estado de Mesopotamia, en el actual Irak. Era hijo de Tare, la décima generación descendiente de  Sem. Abram tuvo dos hermanos, Nacor y Harán; este último era el padre de Lot.
Dios le prometió a Abraham que sus sucesores a través de Isaac serían los herederos de la tierra prometida. Obedeciendo al Señor, viajó a Canaán, donde vivió como nómada. Tuvo dos hijos: uno llamado Ismael con su sierva Agar y otro Isaac con su esposa Sara.
Según la lectura de los textos sagrados, hay expertos que dicen que Dios prometió convertirle en el «padre de una multitud». Según algunos, Abran y su esposa Saraí compartían el mismo padre; es decir, eran medio hermanos y, siguiendo las Escrituras, Saraí era estéril.
Abram, ante la llamada de Dios, abandonó su tierra natal junto con su padre Tare y toda su casa. Le acompañaron su sobrino Lot con su mujer y sus hijas.
Las casas de Abrán y Lot con sus numerosos séquitos se dirigieron a una región llamada Harán y se establecieron en un lugar intermedio entre la llanura de Sodoma y el monte Hebrón.
Taré, su padre, murió según el Génesis a los 205 años.
Cuando Abrán tenía 75 años, Dios le ordenó salir de donde estaba establecido. «Irás al país que yo te diga».
Emigró a Canaán, donde el Señor le dio tierra para él y su posterioridad.
Vinieron años de hambruna y Abran tuvo que levantar las tiendas para ir a Egipto con sus hombres bajo el código de Hammurabi. Y efectivamente, en los yacimientos arqueológicos encontrados por estas tierras se ha comprobado que numerosas tribus nómadas cambiaron de asentamiento por las lluvias y pastos.
Abran en Egipto y comprobó cómo su hermosa esposa era codiciada por los príncipes. Sara se presentaba como hermana de Abran. El faraón tomó a Sara y entregó a Abran ovejas, ganado, asnos, camellos y siervos, pero cuando se enteró de que era la esposa de Abran, muy enfadado le reclamó todo lo que le había entregado y le expulsó de sus tierras. Abram y Sara salieron de Egipto. Este suceso se repitió con el príncipe Abimelec con el mismo resultado.
Después de Egipto, Abram, Saraí y su sobrino Lot regresaron a Canaán. Allí vivieron durante algún tiempo, aumentando sus rebaños, hasta que surgió la disputa entre los pastores de ambas casas. Abram y Lot se separaron. Este escogió las tierras al este del río Jordán, cerca de Sodoma y Gomorra, mientras que Abran se trasladó a Hebrón, donde construyó un altar para el Señor.
En esa época, Saraí, como era estéril, ofreció a su esclava egipcia, Agar, para que Abran concibiera con ella. De esta unión nació Ismael, el primogénito de Abraham. La llegada de Ismael al hogar de Abran generó tensiones y conflictos. Sarai, sintiendo que su posición como esposa legítima se veía amenazada, sintió celos y rencor hacia Agar. Ella e Ismael durante mucho tiempo sufrieron el maltrato, el desprecio y la discriminación. Las tensiones entre Sara y Agar llegaron a un punto crítico, que llevó a la expulsión de Agar e Ismael fuera del seno familiar. Agar, cuyo nombre quiere decir fugitiva, entendió que debía salir de donde la humillaban. Con su hijo se fue para vagar por el desierto, pasando hambre y sed. Llorando y clamando a Dios para no morir. Agar era una mujer valiente y fue escuchada y bendecida por el Señor. A Agar se le aparece el Señor que le promete la salvación: «Tu hijo será el padre de una muchedumbre».
A Ismael le prometió un futuro próspero como padre de una gran nación. Engendrarás doce príncipes, que con sus familias se convertirán en una gran nación. Así pues, para los ismaelitas. Ismael es el primogénito de Abraham.
Cuando Abrám tuvo noventa y nueve años, el Señor se le apareció para confirmar su pacto. Sarai dará a luz a un hijo que será llamado Isaac, y los varones de la casa de Abrám deberán ser circuncidados. El Señor le dice que no se llamará Abram sino Abraham, que significa padres de multitudes, y, dirigiéndose a Saraí, le dijo: «Tu nombre será Sara».
La fe de Abraham, sin embargo, será puesta a prueba. Algún tiempo después del nacimiento de Isaac, el Señor ordenó a Abraham que le ofreciera a su hijo en sacrificio en el monte Moraih. Isaac era un niño cuando Dios pidió a Abraham que lo sacrificara. El patriarca anduvo tres días hasta que encontró el túmulo que Dios le mostró. Ordenó al siervo que esperara mientras subían a la montaña. Isaac, llevando la leña, preguntaba una y otra vez a Abraham dónde estaba el animal para el holocausto. Abraham respondía que el Señor proporcionaría uno. Justo cuando Abraham iba a sacrificar a su hijo, se lo impidió un ángel. «No extiendas tu mano contra el niño, ni le hagas nada; pues ahora conozco que eres temeroso de Dios». Sacrifica un carnero y, por su obediencia, recibió la promesa de que tendría una numerosa descendencia y prosperidad. Después de este acontecimiento, Abraham se fue a Beerseba. Sara
murió a los ciento veintisiete años de edad y fue enterrada en la llamada caverna de los patriarcas. Después de su muerte  Abraham se casó con Cetura, con quien tuvo a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. Isaac fue considerado el heredero legítimo de su casa.
Abraham tuvo otros hijos con esclavas y concubinas. aunque su primogénito fuera Ismael.
Abraham envió a su siervo Eliezer a la ciudad donde había nacido para encontrar entre su familia una mujer para su hijo. Eliezer volvió con Rebeca, una sobrina nieta de Abraham que murió a una edad avanzada en Hebrón, Canaán, donde fue enterrado junto con su primera mujer y el resto de su familia.
Isaac tuvo dos hijos mellizos con su esposa Rebeca: Esaú y Jacob.
Esaú era un hombre fuerte y experto cazador, conocido por su carácter impulsivo. Se casó con dos mujeres hititas llamadas Adah y Bashemat.
Jacob era un hombre tranquilo y reflexivo. Se casó con cuatro mujeres: Lea, Raquel, Bilha y Zilpa. Tuvo doce hijos, de los cuales descienden las doce tribus de Israel.
Esaú era el primogénito, mientras que Jacob era el segundo hijo. A pesar de ser el menor, Jacob obtuvo la primogenitura de su hermano a cambio de un plato de lentejas. Un hecho que se relata en la Biblia como un acto de astucia por parte de Jacob. Más adelante, Jacob también engañó a su padre Isaac para obtener la bendición patriarcal. Esto provocó una gran rivalidad entre los hermanos, lo que llevó a Jacob a huir por temor a la ira de Esaú.
Yahvé renombró a Jacob, Israel. Tuvo doce hijos conocidos como las doce tribus de Israel, que son descendientes del patriarca bíblico. Estos doce hijos dieron origen a las tribus que conformaron la nación de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. La de Leví fue designada como tribu sacerdotal. En su lugar, las tribus de José se dividieron en dos: Efraín y Manasés, por lo que en total se cuentan doce tribus. Cada una de las tribus de Israel tenía su propio símbolo, bandera y territorio. Las tribus han desempeñado un papel fundamental en la historia y la cultura del pueblo judío.
En el Islam, Abraham es conocido como Ibrahim y está considerado un importante profeta del Islam. Los musulmanes creen que fue el primer hombre en proclamar «Dios es único» y en rechazar la idolatría. Considerarán que su hijo Ismael, el primogénito de Abrahán, y sus doce hijos son los descendientes legítimos, aunque no se conoce el nombre de la mujer de Ismael. Probablemente sus doce hijos fueron concebidos con siervas o esclavas. Para el Islam, las doce tribus ismaelitas son los verdaderos y auténticos herederos de Abraham.
Abraham es venerado como un patriarca del judaísmo, el cristianismo y el islam. Se le considera el padre de la fe monoteísta y un ejemplo de obediencia y devoción a Dios. Su historia ha inspirado a creyentes de todo el mundo durante milenios.
El judaísmo considera a Abraham el patriarca fundador del pueblo judío. Su pacto con Dios y su descendencia son elementos centrales de la identidad judía. Los judíos creen que Isaac, el hijo menor de Abraham, es el padre de los israelitas.
En el cristianismo, Abraham es visto como un precursor de Jesucristo y un ejemplo de fe para los cristianos. Su obediencia a Dios y su disposición a sacrificar a su hijo prefiguran el sacrificio de Jesús en la cruz.
El Islam considera a Ismael, el hijo mayor de Abraham, como el padre de los árabes.

Una guerra interminable por una herencia ideológica, por odio generacional. Una guerra milenaria, bíblica, simbólica y religiosa. 


Juan Pisuerga

PARA MAYOR INFORMACIÓN:
1-Bacon, Josephine, y Martin Gilbert. Civilização judaica, Lisboa: Dinalivro
2-Dubnow, Simón. Manual de la historia judía: desde los orígenes hasta nuestros días, Buenos Aires: Sigal, 1977
3-Kedourie, Elie, ed. Le monde du judaïsme, Londres y París: Thames & Hudson, 2003
4-McNutt, Paula M. (1999). Reconstructing the Society of Ancient Israel. Westminster John Knox Press. ISBN 978-0-664-22265-9.
5-Sed-Rajna, Gabrielle. L’abecedaire du Judaïsme, París: Flammarion, 2000
6- Mahmoud Mohammad Issa Mohammad, preso en una carcel griega por el secuestro y saboteaje del avión de El Al en 1968.