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José Zorrilla y Moral es reconocido como un insigne poeta y dramaturgo del Romanticismo español. Nacido en Valladolid en 1817, su pluma lo consagró como uno de los escritores más aclamados de su época.

Sus primeros pasos académicos se dieron en su ciudad natal. Posteriormente, su padre lo internó en el Seminario de Nobles de Madrid, una prestigiosa institución educativa fundada por el rey Felipe V en 1725. Concebida para la formación de jóvenes de la nobleza con la misión de servir al Estado, su plan de estudios abarcaba matemáticas, geografía, historia, idiomas, música, dibujo, y una sólida instrucción religiosa y moral. Inicialmente estuvo bajo la tutela de la Compañía de Jesús hasta su expulsión de España en 1767. A partir de entonces, el seminario, acuciado por dificultades económicas, abrió sus puertas a los hijos de la alta burguesía.

Tras concluir su periodo de instrucción, Zorrilla fue enviado a estudiar leyes a Toledo y, más tarde, a su Valladolid natal. Sin embargo, se dedicó en cuerpo y alma a la lectura, lo que finalmente lo impulsó a abandonar la abogacía para dedicarse por completo a las letras, trasladándose a Madrid.

En 1839, a los veintidós años, contrajo matrimonio con Florentina O’Reilly, entonces de dieciséis. La unión no prosperó, y en 1845 Zorrilla partió hacia París, dejando atrás a su esposa. En la capital francesa afrontó serios apuros económicos, aunque su bagaje cultural le facilitó el trato con destacadas personalidades literarias del Romanticismo francés, como Alejandro Dumas, George Sand, Alfred de Musset y Théophile Gautier.

Cultivó relaciones sentimentales con diversas mujeres, destacando su vínculo con la escritora granadina Emilia Serrano, a quien conoció en París y a quien dedicó versos apasionados, inmortalizándola bajo el apelativo de «Leila».

En 1853, emprendió un viaje a Londres y posteriormente se trasladó a México, donde residió durante once años. Inicialmente, experimentó notables estrecheces económicas hasta que el emperador Maximiliano I lo designó director del Teatro Nacional, lo que marcó un punto de inflexión en su fortuna. Tras un año en Cuba, su espíritu viajero lo llevó por múltiples naciones de Europa y América. París fue un destino frecuente en diversas etapas de su vida, la cual estuvo marcada por una juventud bohemia y recurrentes dificultades financieras que contrastaron con su éxito literario.

El 20 de agosto de 1869, a la edad de cincuenta y dos años, contrajo segundas nupcias con Juana Pacheco en la iglesia de Santa Ana de Barcelona. Juana, natural de Zaragoza, se convirtió en un apoyo fundamental en una etapa delicada de su vida. Juntos afrontaron problemas económicos, dependiendo en gran medida del auxilio de amigos y de los réditos generados por la comercialización de sus obras.

Si bien Zorrilla fue un autor fecundo y laureado, su obra cumbre, Don Juan Tenorio, se erige como un pilar fundamental del teatro romántico español. Resulta fascinante la perdurabilidad de esta pieza teatral, que aún hoy conserva su vigencia. Su estreno tuvo lugar el 29 de marzo de 1844 en el Teatro del Príncipe de Madrid y, aunque inicialmente no cosechó un éxito clamoroso, con el tiempo se transformó en un fenómeno popular, especialmente su representación tradicional en la festividad de Todos los Santos.

José Zorrilla exhaló su último suspiro en su residencia madrileña el 23 de enero de 1893, tras una prolongada enfermedad, acompañado en todo momento por su esposa Juana.

Dos años después de su muerte, Valladolid quiso perpetuar su memoria erigiendo un monumento conmemorativo. En 1899 se convocó un concurso público para tal fin. De entre los proyectos presentados, se seleccionó la propuesta del escultor Aurelio Rodríguez Carretero, oriundo de Medina de Rioseco y formado en la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y en la Escuela de San Fernando de Madrid. Su talento lo llevó a completar sus estudios en Roma y Barcelona gracias a una beca.

Se dispuso que el monumento se emplazaría en un enclave privilegiado de la ciudad: la confluencia de las calles Miguel Íscar y Santiago, y la acera del Sancti Spiritus, el actual paseo de Zorrilla, frente al Campo Grande. Es decir, la cruz del ensanche de la ciudad.  Su inauguración se celebró el 4 de diciembre de 1900.

La estatua se compone de dos elementos distintivos. El cuerpo superior, realizado en bronce, plasma la figura del poeta en el acto de recitar versos, con una mano extendida en gesto declamatorio y la otra sosteniendo un pliego y una pluma, ataviado con levita y abrigo, según la moda de la época.

En la base, un pedestal de granito sostiene la figura. Destaca la alegoría de la musa, con alas de mariposa y una lira en sus manos, que absorta escucha los versos de Zorrilla. La piedra del pedestal exhibe grabados con algunos títulos de sus obras más emblemáticas y el escudo de la ciudad, rindiendo así un homenaje completo al ilustre escritor vallisoletano.

Juan Pisuerga

 

PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:

1-Cano de Gardoqui y García, José Luis (2000). Escultura pública en la ciudad de Valladolid. Ayuntamiento de Valladolid.

2. Alonso Cortés, Narciso (1996). Zorrilla: su vida y sus obras. Imprenta Castellana.

3-Navas Ruiz, Ricardo (1982). El Romanticismo español

4-Navas Ruiz, Ricardo (1995). La poes