En el corazón de Castilla se encuentra este pequeño enclave románico.
Las tierras de Gormaz estuvieron ya habitadas en el siglo IX a/C. por tribus celtas. De ellas proviene el nombre de Gormaz, que una vez romanizado viene a decir “Montaña de Aguas Templadas». Hay lingüistas, sin embargo, que afirman que procede del vascuence y lo traducen como “Peña Fuerte” lo que es muy dudoso porque hay un sinnúmero de dialectos vascos y el eusquera de ahora no tiene nada que ver con los de hace más de cien años.
Este territorio fue escenario de singulares acontecimientos históricos como las guerras celtibéricas contra Roma y las disputas entre cristianos y musulmanes durante la reconquista.
El rey Fernando I de León conquistó la fortaleza de Gormaz en el 1060 y entregó el dominio de las tierras y la madera de los bosques a los cristianos y mozárabes que quisieran ocuparlas y formaran núcleos poblacionales, como sucedió con la aldea de Gormaz.
Aprovechando las ruinas de una iglesia visigoda del siglo VI, se levantó un templo dedicado a San Miguel para que los nuevos habitantes tuvieran un centro de reunión para el recogimiento de su fe y actos litúrgicos. Un inmueble prerrománico, construido pasado el año 1060.
La ermita de San Miguel es un edificio simple y sencillo situado en la ladera sur del monte que alberga la fortaleza y cerca de la aldea de Gormaz.
Si se contempla desde el exterior, se aprecian unos muros sólidos de modesta mampostería, con refuerzos de sillería en las esquinas. En los muros se han encontrado inscripciones y relieves que recuerdan secretos de épocas pasadas. Por fuera resalta su ábside cuadrado y una cornisa en el alero decorada con formas geométricas en círculo, motivo frecuente en el arte visigodo, lo que aporta un toque distintivo.
La espadaña no parece románica y se levanta en los pies del templo sobre la cubierta.
Dicen, en la bibliografía consultada, que la ermita tuvo originalmente dos puertas en el muro sur. Se ha conservado la mozárabe situada en la zona oeste, aunque ha estado cegada hasta su restauración a finales del XX. Esta puerta tiene un arco cerrado de herradura y como un elemento destacado unas bonitas dovelas de aspecto califal.
La iglesia tuvo otra puerta probablemente mozárabe en el centro del muro sur, pero fue sustituida en fecha no conocida por una románica de otro lugar. Esta puerta incompleta tiene un arco de medio punto con tres arquivoltas que descansan sobre cuatro columnas, dos de ellas desaparecidas junto con sus capiteles. Falta parte del resalte superior y las basas de las columnas se han reutilizado como capiteles.
Los arquitectos restauradores insinúan que las puertas aparte de su función principal servían para iluminar el interior del templo. Se puede pensar también que por cada puerta entraran distintos contingentes. Por ejemplo, cristianos y mozárabes u hombre y mujeres
Las entradas al templo se guarecen bajo un rudo y vulgar pórtico que tiene tres entradas, dos al sur situadas enfrente de las puertas y otra en el muro oriental. El pórtico tiene además tres vanos tipo ventanas con arcos semicirculares.
En la bibliografía hay bastante confusión entre los críticos con respecto al pórtico. Unos dicen que fue el primero o de los primeros que se construyeron en Soria y Segovia y fijan su fecha hacia el año 1100, mientras que otros niegan que sea románico o medieval y señalan que ha sido edificado en fechas posteriores.
En el muro occidental hay un arco tardo románico apuntado sobre columnas adosadas cuya utilidad se desconoce, salvo que fuera para dar luz al interior. Tienen unos capiteles muy simples, escuetos y rudos. En uno de ellos hay un hombre de perfil mirando al público.
En el interior, el templo es de una planta salón bien diferenciada del ábside por un hueco adintelado. En 1999 se construyó un nuevo arco de herradura entre la nave central y la cabecera. El ábside es de planta cuadrada con testero plano y con un vado.
La cubierta de la nave es de madera con doble vertiente y el ábside se cubre con bóveda de cañón.
El suelo está asentado sobre la roca natural.
El derrumbamiento de parte del encalado que cubría los muros interiores del templo ha permitido que salieran a la luz unas pinturas murales románicas en la cabecera y en los muros meridional y septentrional, aunque incompletas y deterioradas por el paso del tiempo y el revestimiento
Los encalados de las iglesias fueron muy frecuentes durante las epidemias de peste y viruela. El último tuvo como causa el contagio de la tuberculosis.
Las pinturas murales tienen como denominador común escenas religiosas, pero no son demasiado armónicas.
En la parte superior de la pared norte hay escenas de la Anunciación, la Visitación, del Anuncio de los Pastores y del Nacimiento. La Virgen aparece tumbada con el niño a la derecha dentro de un rectángulo rojo que hace las veces de cuna.
En la parte superior de la pared sur están los Reyes Magos en camino al palacio de Herodes, y en la parte baja una escena del psicostasis de San Miguel y el Diablo pesando las almas. A la izquierda de San Miguel, están los justos que descansan en la paz eterna del paraíso. Este se presenta como un lugar lleno de árboles y con una torre. Los condenados por el contrario están en el lado derecho. El infierno se representa con una anfisbena, que devora a dos personas y otras bestias muerden a las almas condenadas en clara anarquía con la armonía de las almas que se han salvado.
Es visible un combate entre caballeros flanqueados por un personaje con ballesta y otro con cuerno en una torre. A su izquierda aparece un hombre debajo de un arco y a la derecha las Tres Marías.
En la bóveda del ábside está pintado un gran Maiestas Domini rodeado por una mandorla con personajes alados que se creen son los cuatro evangelistas, los arcángeles San Miguel y San Gabriel, y otros ángeles.
En los muros del cabecero están representados los veinticuatro ancianos del Apocalipsis y en el testero una paloma blanca ascendente personifica al Espíritu Santo. El artista la sitúa en ese lugar principal porque en el arte medieval la luz también simboliza a la Santísima Trinidad.
Encima del vano aparece un Cordero Místico en un círculo sostenido por dos ángeles que están flanqueados por dos personajes.
Los colores predominantes en los murales son el ocre, el amarillo, el rojo y el negro con algunos toques de azul celeste.
Juan Pisuerga
PARA MAYOR INFORMACIÓN
1-Ermita de San Miguel de Gormaz, en la web de Las Edades del Hombre, Soria.
2ttp://Las%20pinturas%20románicas%20de%20San%20Miguel%20de%20Gormaz
3Almazán de Gracia, Ángel (2002). Guía de San Esteban de Gormaz. Románico, Mío Cid y Paisanaje. Soria: Sotabur. 84-931571-6-.