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En el siglo VIII a.C., en Babilonia, en la conocida Media Luna Fértil, surgió el concepto del zodiaco. Los babilonios concibieron la bóveda celeste como un calendario para entender el paso del tiempo, dividiendo el firmamento en doce partes iguales. Este término fue adoptado por los griegos entre los siglos VI y V a.C., quienes asignaron nombres y mitos a cada signo zodiacal.

Junio es el mes de la luz y la magia. Comienza con el signo astrológico de Géminis y termina con el de Cáncer. La mayoría de los autores atribuyen su nombre a Juno, la diosa romana protectora del matrimonio y la familia, a quien se veneraba este mes con ofrendas y festividades para pedir amor y fertilidad. Otras teorías sugieren que su nombre se debe a Lucio Junio Bruto, fundador de la República romana, o que está dedicado a la juventud, a diferencia de maius, mayo, que significa «mayor». De hecho, en la Roma clásica, el periodo entre mediados de mayo y mediados de junio se consideraba poco propicio para el matrimonio. Pero la creencia general era que junio era un mes ideal para las bodas por su asociación con el mes de la diosa Juno, esposa de Júpiter y protectora del matrimonio, la familia y las mujeres, y a la que se veneraba con ofrendas y festividades en este mes, por lo que casarse en su mes era considerado un buen augurio.

Ovidio y Plutarco insinúan que junio era un mes más favorable para las bodas.

El solsticio de verano tiene lugar en junio. La fuerza y el poder del sol se concentran en este mes, cargado de significados mitológicos vinculados a la fertilidad y el amor.

Se ha simbolizado con un joven desnudo que señala un reloj solar con un dedo y sostiene una antorcha con la otra mano, sugiriendo que, aunque el sol se oculte, la luz se mantendrá viva.

La mitología celta también está estrechamente ligada a junio. Los celtas llamaban a esta época del año el «mes del sol», ya que el solsticio de verano marcaba el apogeo del poder solar. Celebraban grandes festividades y rituales para propiciar la abundancia y la fertilidad, con danzas, banquetes y ofrendas a los dioses. Las hogueras, una parte fundamental de estos rituales, se encendían para dar fuerza al sol, madurar las cosechas y vencer la oscuridad inminente. Los druidas hacían pasar al ganado entre dos hogueras y las parejas saltaban sobre las llamas, ya que el fuego se consideraba un elemento fertilizador, purificador y adivinatorio.

En la cultura íbera, se veneraba al Sol como la diosa de la maternidad, cuya rueda radiada y rayos mantenían la vida. El culto al fuego era una réplica del astro rey.

El simbolismo mágico de todas estas culturas tiene una raíz común vinculada al solsticio de verano: la purificación a través del fuego y la fertilidad. El fuego se asocia con la limpieza, la fertilidad y el amor. Saltar sobre las hogueras purifica y trae buena suerte, pero los deseos solo se cumplirán si se hacen con fe.

El solsticio de verano se alinea con la fecha de San Juan, ya que, durante dos o tres días, entre el 21 y el 24 de junio, el sol prácticamente no se mueve en su posición.

Con el cristianismo, los solsticios adoptaron referencias bíblicas. El Evangelio de Lucas (Lc 1, 26) sitúa el nacimiento de san Juan el 24 de junio, seis meses antes que Jesús. La Iglesia cristianizó las hogueras paganas al afirmar que Zacarías, padre de san Juan, encendió una gran hoguera para celebrar el nacimiento de su hijo. Así, el cristianismo adaptó esta tradición para hacerla coincidir con el nacimiento de san Juan Bautista.

En la simbología cristiana, las hogueras de San Juan se encienden para protegerse de los males y las enfermedades, pidiendo protección y salud, y liberando el alma del mal y el pecado.

La Noche de San Juan está llena de rituales, como quemar muñecos de trapo que representan lo negativo del año anterior. Se cree que las cosechas recolectadas esa noche tienen propiedades especiales y que bañarse en el mar o el río a medianoche trae buena suerte. Es un baño mágico, curativo y purificador que ahuyenta los males y atrae la fortuna.

La Noche de San Juan es una excelente oportunidad para fortalecer lazos con familiares y amigos. Junio es un mes para conectar con la naturaleza, disfrutar de los días soleados, los árboles en flor y el canto de los pájaros.

En definitiva, junio es un mes mágico que nos regala tradiciones ancestrales y la oportunidad de conectar con la naturaleza, el amor y la alegría.

Juan Pisuerga

PARA MÁS INFORMACIÓN:

  1. National Geographic. Solsticio de verano. 2014.
  2. El País. 24 de junio. La noche de las hogueras de San Juan. 2014.
  3. Fernández González, E. «La fiesta de San Juan en la ciudad de Valladolid». 2021. Fundación Joaquín Díaz.
  4. Las hogueras de San Juan en la ciudad y la Comunidad de Madrid, 2016.
  5. Música celta y hogueras para vivir la magia de la Noche de San Juan en Madrid, 2016.

 

Juan Pisuerga

PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR A:

  1. National Geographic. Solsticio de verano. 2014.
  2. El País. 24 de junio. La noche de las hogueras de San Juan. 2014.
  3. Fernández González, E. (2021). «La fiesta de San Juan en la ciudad de Valladolid». Fundación Joaquín Díaz:
  4. Madrid. Hogueras de San Juan en la ciudad y la Comunidad de Madrid (2016).