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La abadía de Santa María del Puerto y El Puerto de Santa María están unidos por un entramado de leyendas y hechos históricos. Los primeros registros de la abadía de Santoña se encuentran en documentos del siglo XIII, donde se afirma que fue fundada por el apóstol Santiago, quien habría consagrado a San Arcadio como obispo en el año 37 d.C. Sin embargo, en esa época la doctrina católica apenas había llegado a Hispania y era duramente perseguida.

Existe otro documento, igualmente dudoso, del año 582, en el que el obispo Stefano supuestamente donó la iglesia de Santa María a la orden benedictina. Esto tampoco parece probable, ya que San Benito fundó su monasterio en Montecasino en el año 547 y, tras ser quemado por los lombardos en el 577, los monjes se refugiaron en Roma durante un siglo.

En el 580, el rey Leovigildo convocó un sínodo de obispos arrianos en Toledo. Su objetivo era convertir a los católicos al arrianismo, bajo la creencia de que «Cristo no existió siempre, sino que fue creado por Dios Padre». Esta tesis se apoya en el Evangelio de San Juan, donde Jesús dice: «Voy y vuelvo a vosotros. Si me amáis, os alegraréis de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo».

Dentro de la iglesia se conserva la lápida sepulcral del obispo Antonio, «hermano del rey godo», que murió en el siglo IX. Este dato es incoherente, pues en ese siglo los visigodos ya no existían como pueblo, sino que se habían integrado en una población hispano-goda. Además, la lápida es del siglo XV.

La primera prueba real de la abadía aparece en unos cartularios de San Salvador de Oña del año 836, que confirman que fue fundada bajo la tutela del monasterio de San Andrés de Asia, en Soba, con el abad Flavio. Alrededor de ella, se formó un núcleo poblacional cuya subsistencia dependía de la pesca.

En el año 927, una sentencia judicial de la villa de Carriazo menciona al abad Montano y al prior Monisso, lo que revela la organización interna del monacato. Más tarde, en el 932, se encuentran documentos que registran donaciones a la abadía por parte de los partidarios de Alfonso IV en el conflicto dinástico con Ramiro II.

Según los historiadores que han investigado los orígenes de Fernán González, este fue enviado a Laredo para su seguridad e instrucción, bajo la tutela de Martín González, según consta en un documento del monasterio de la Santa María del Puerto.

El monasterio quedó sin monjes a finales del siglo X. La iglesia actual se construyó en la primera mitad del siglo XIII en un estilo tardo románico.

Al ser una puebla dedicada a la pesca, sus habitantes se convirtieron en hábiles constructores de navíos. Los astilleros de Santoña ya existían antes, pero fue durante el reinado de Alfonso VIII cuando su papel dentro de la Corona de Castilla se consolidó y formalizó. El rey impulsó la construcción naval en los puertos del Cantábrico para enfrentar los desafíos militares y comerciales de la época.

Por su parte, Alfonso X el Sabio mantuvo una estrecha relación con la marina de Santoña, utilizándola para la conquista de El Puerto de Santa María en 1260 promoviendo el desarrollo de ese enclave.

Según los arqueólogos, la fundación de El Puerto de Santa María se atribuye a los romanos en el siglo III a.C. Sin embargo, una leyenda narra que la ciudad fue creada por Menesteo, un rey ateniense que, tras la guerra de Troya, fue destronado. Navegó a la deriva por el Mediterráneo hasta llegar a la desembocadura del río Guadalete. Maravillado por el paisaje, el clima y la fertilidad de la tierra, decidió establecer allí un asentamiento al que llamó Puerto de Menesteo. Alrededor de este asentamiento, se formó una importante urbe durante el Imperio Romano.

Con las invasiones germánicas, los vándalos se asentaron en la provincia romana de la Bética, pero su presencia fue corta. En el año 429, su rey Genserico llevó a su pueblo a cruzar el estrecho de Gibraltar para establecerse en el norte de África. Por lo tanto, la zona de El Puerto de Santa María fue un área de paso, no un centro de poder vándalo.

Los visigodos entraron en la península por un pacto con el Imperio Romano y para expulsar a los otros pueblos germánicos. Tras derrotar a suevos, vándalos y alanos, fundaron un reino que abarcaría la mayor parte de Hispania, con capital en Toledo. La región de lo que hoy es El Puerto de Santa María quedó bajo su dominio. Su presencia más notable en la región de Cádiz se relaciona con la Batalla del Guadalete en 711, un enfrentamiento crucial entre el ejército visigodo del rey Rodrigo y las fuerzas musulmanas que marcó el inicio de la conquista islámica.

Conquistada por los musulmanes en el siglo VIII, la urbe fue rebautizada con el nombre de Alcanatif, que significa «los arcos» o «los puentes».

En 1260, Alfonso X reconquistó la villa y la anexionó a la Corona de Castilla. La victoria se logró con el apoyo de marineros y navíos de Santoña, liderados por el capitán Juan Alonso de la Lastra. La toma del puerto fue vital para controlar la desembocadura del río Guadalete y asegurar las rutas marítimas hacia el Atlántico.

Tras la conquista, el rey cambió el nombre de la ciudad a Santa María del Puerto, lo que refleja su profunda devoción a la Virgen María. De hecho, este evento inspira una de sus famosas Cantigas de Santa María. Se cuenta que la Virgen se le apareció al rey para ayudarle en la conquista.

Alfonso X se encargó de repoblar el nuevo territorio con los santoñeses que le habían asistido. Repartió las tierras y otorgó la Carta Puebla, que establecía los derechos y privilegios de los nuevos habitantes.

Con el tiempo, el nombre de Santa María del Puerto se fue acortando de forma popular hasta llegar a ser conocido como El Puerto de Santa María. No hay una fecha oficial para este cambio, pero a principios del siglo XVI la forma más corta ya era de uso común, y para el siglo XVIII se había consolidado definitivamente.

Juan Pisuerga

PARA MÁS INFORMACIÓN

  • GATICA, D. El Puerto de Santa María. Universidad de Cádiz.
  • DE LA TORRE, M. Ictio-nimia portuense. Ayto. de El Puerto de Santa María, 2004.
  • MARTÍNEZ, M. El Penal de El Puerto de Santa María.
  • RODRÍGUEZ, J.C. Santa María de Puerto. Ed. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.
  • RUIZ, J.A. La ciudad de El Puerto de Santa María a través de la arqueología. Temas portuenses, 2003.
  • SÁNCHEZ, R. Medinaceli y Colón. El Puerto de Santa María como alternativa. El Puerto de Santa María: Ayuntamiento, 2006.
  • Revista de Historia n.º 33.