La Ermita de Nuestra Señora de las Fuentes se levanta sobre un suave altozano al norte del municipio de Amusco. Este magnífico templo tardorrománico, construido en sillería caliza entre los siglos XII y XIII, se alza como un faro de fe en las llanuras de Tierra de Campos y nos transporta a un pasado lleno de espiritualidad y maestría artesanal.
Su construcción tuvo lugar durante el reinado de Alfonso VIII, aunque ha sufrido numerosas reformas a lo largo del tiempo. El templo fue dedicado originalmente a Santa Marina, pero con el paso de los años, la creciente devoción por la Virgen de las Fuentes le dio su nombre actual.
Alfonso VIII fue un rey que buscó centralizar el poder real, limitando la autonomía de la nobleza. Para ello, creó un ejército profesional y bien equipado que le permitió imponer su autoridad. Controló la administración de justicia y la recaudación de impuestos con la ayuda de Levi, un inteligente judío cuya hija, de una belleza deslumbrante, fue su amante.
Alfonso y Levi permitieron que los judíos expulsados de la tierra de los francos se asentaran en la península, con la condición de que cambiaran sus nombres por apellidos que hicieran referencia a colores (Blanco), oficios (Herrero) o vegetales (Frutos). Además, les permitieron levantar sinagogas, siempre que el edificio no superara en altura a ningún templo cristiano. La sinagoga de Amusco, que ha llegado hasta nuestros días, así lo demuestra, a pesar de que fue reformada en el siglo XIV. La llegada de los judíos contribuyó al crecimiento económico y al desarrollo del comercio, ya que el rey y las cortes castellanas también fomentaron la agricultura y la ganadería.
Para consolidar su poder, Alfonso mantuvo una estrecha colaboración con la Iglesia y apoyó la fundación de numerosos monasterios, que se convirtieron en centros económicos, culturales y religiosos.
Por su compleja relación con la nobleza y para ganar mayor fuerza política, el rey creó las Cortes de Castilla, una asamblea consultiva que reunía a representantes de los distintos estamentos del reino para la promulgación de leyes.
Es un hecho que las Cortes de León de 1188, convocadas por su primo Alfonso IX, son reconocidas por la UNESCO como «el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo» por incluir al tercer estado, al pueblo llano. No obstante, Alfonso VIII de Castilla convocó varias reuniones importantes que se asemejaban a las Cortes, como las celebradas en San Esteban de Gormaz en 1187 y las de Carrión en 1188. En estas asambleas, al igual que en las de León, se convocó a representantes de las ciudades y villas, junto con la nobleza y el clero. En las Cortes de Carrión, por ejemplo, el rey recibió el juramento de fidelidad de los nobles, clérigos y los representantes de 48 ciudades castellanas.
Estos eventos, que ocurrieron casi al mismo tiempo en León y Castilla, fueron parte de un proceso evolutivo en el que los monarcas cristianos de la península buscaron el apoyo y la participación de los diferentes estamentos sociales para gobernar.
Alfonso VIII fue un rey poderoso que mantuvo una lucha constante contra los musulmanes. Su victoria en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212 fue un punto de inflexión en la Reconquista, marcando el declive del poder almohade.
En la iglesia de Nuestra Señora de las Fuentes, lo primero que llama la atención es la puerta abocinada de medio punto, orientada al sur, flanqueada por jambas y columnas con capiteles ornamentados con detallados motivos vegetales y, en ocasiones, máscaras o figuras. A ambos lados de esta puerta, hay dos ventanas con arcadas de medio punto que armonizan con la portada.
En las cornisas de sus muros, se aprecia una magnífica serie de canecillos con figuras grotescas, rostros humanos y cabezas de animales como felinos, cánidos y simios, que son un ejemplo destacado de la escultura románica popular de la época y señalan la excelente calidad de los artesanos. Cada detalle, cada piedra, nos transporta a una época en la que la fe y el arte se unían para crear obras de belleza imperecedera.
Los capiteles de los ábsides laterales muestran también cestas vegetales bien talladas.
La espadaña de un solo vano se encuentra en el muro occidental.
Durante el siglo XIII, la ermita sufrió una importante ampliación, incorporando elementos góticos como las portadas con arcos apuntados y los pináculos de las fachadas.
El interior de la iglesia es de planta rectangular basilical con tres naves, siendo la central más ancha y alta. En la cabecera, presenta tres ábsides semicirculares, siendo el central el más prominente. Las bóvedas son de crucería con arcos fajones y las columnas sostienen capiteles tallados.
Más allá de su valor arquitectónico e histórico, la Ermita de Nuestra Señora de las Fuentes es un lugar de encuentro, de oración y de celebración. Cada año, el pueblo se reúne en torno a su patrona, la Virgen de las Fuentes, para celebrar sus fiestas con fervor. Nuestra Señora de las Fuentes es, en esencia, un museo de piedra al aire libre.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN CONSULTAR:
- Cayetano Enríquez de Salamanca (1991). Rutas del románico en la provincia de Palencia. Enríquez. Salamanca.
- Vicente Herbosa (1998). El románico en Palencia. Edit. Lancia.
- Miguel Ángel García Guinea (2002). Románico e… (Referencia incompleta)