Skip to main content

 

Para la Real Academia Española, «espolón» es un malecón que se construye en las orillas de los ríos o del mar para contener las aguas. Según la Academia, esta palabra se utiliza en algunas poblaciones como Burgos, Logroño y Valladolid para designar «un camino al lado de un río». Todavía en Burgos y en Logroño, el Espolón es un agradable y conocido paseo; sin embargo, en Valladolid esta palabra ha desaparecido del lenguaje común y del núcleo urbano.

La orilla derecha del Pisuerga a su paso por Valladolid fue muy respetada e incluso temida hasta la década de 1950 como «huerta del rey», mientras que la orilla izquierda siempre despertó el interés de los vallisoletanos. El Paseo del Espolón fue, de hecho, un espacio natural por donde pasear los días festivos.

En la margen izquierda del Pisuerga, entre la muralla y el río, se interponían pequeños prados conventuales y un paseo muy frecuentado durante siglos, conocido como el Paseo Viejo del Espolón. Iba desde la plaza de las Tenerías hasta la iglesia de San Lorenzo, separándose ligeramente del río debido a los huertos y jardines conventuales a medida que se acercaba al templo,

En la época de la Corte se construyó el Espolón Nuevo, que, según se dice, llegaba hasta el Puente Mayor. Ambos paseos, el del Espolón Nuevo y el Viejo, estaban adornados con bancos de piedra y con miradores a modo de balconadas.

En Valladolid, la ribera izquierda del Pisuerga, además de ser un espacio de esparcimiento para la población, era donde los moriscos se ganaban la vida trabajando en las tenerías, lavando ropa en el río y subiendo agua del Pisuerga con asnos en cántaros para repartirla por la ciudad. También pescaban en la orilla o en barcas empleando una «nasa», una especie de cesto en forma de embudo para facilitar la entrada de los peces y dificultar su salida, o con un «butrón», una cesta de pesca cóncava o alargada de cuerdas o mimbre.

El Espolón era un paraje natural verde y frondoso por donde, en la época cortesana, paseaban los reyes. A estos recorridos se les llamaba «salidas» porque «salían» fuera de la muralla. Era el paseo de invierno, ya que, por su orientación oeste, era un lugar soleado.

En tiempos de Felipe III, se construyó un pretil de hierro en la orilla del río que hacía las veces de mirador, para que los cortesanos pudieran divertirse observando en el río algunos espectáculos singulares, como las batallas navales.

Algunos poetas llegaron a Valladolid en tiempos de la Corte. Quevedo escribió un verso muy satírico: «Estoy mirando cómo el Pisuerga con líquido cristal baña el pie de un álamo negro, que ufano se ve en sus aguas».

Tirso de Molina, en su obra «La adversa fortuna de don Álvaro de Luna», dice: «El celebrado Pisuerga, de cuyas sombras y flores aprende la primavera».

En su novela «La Galatea», Cervantes escribió “la bonita ribera del Pisuerga”, y en «El coloquio de los perros» invitaba a visitar el paseo ribereño conocido como Espolón.

A principios del siglo XVII, para Pinheiro de Veiga, el Espolón era el paseo más hermoso de Valladolid. Describe el ambiente como si se tratara de una narración costumbrista del siglo XIX:

«El Espolón es el paseo de invierno de Valladolid. Está entre la muralla y el Pisuerga. Es tarde de hermosas que lucen por el Espolón sus vestidos nuevos y gentiles. Circulan más de trescientos coches con tiros muy engalanados. Es la hermosa y elegante bizarría de la corte que da vueltas y vueltas sin otro sentido que distraerse  para «ver y ser vistos.»

Juan Pisuerga

 

 

PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:

  1. Agapito y Revilla, Juan (1937). Las calles de Valladolid. Valladolid: Imprenta Casa Martín.
  2. Antolínez de Burgos, Juan (1987). Historia de Valladolid. Grupo Pinciano, edición facsímil.
  3. Carazo Lefort, Eduardo (2010). Valladolid forma urbis. Valladolid: Viva y UVA.
  4. Martín de Uña, Joaquín (2001). Valladolid, paseos por la ciudad. Azul.
  5. Pinheiro de Veiga. Fastiginia. Valladolid: Ayuntamiento de Valladolid.