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La Historia es un conjunto de hechos que han sucedido en el curso del tiempo. Para dar constancia de su existencia, tienen que estar bien datados y estudiados por el método científico. Hay que buscar con resultados y debates conclusiones y respuestas.

El trabajo científico es indispensable para dar a conocer la certeza de una tesis. El historiador, después de encontrar un hecho, tiene que estudiarlo, analizarlo y clasificarlo bajo un orden epistemológico, relacionándolo con otros sucesos reconocidos para que sea objeto de una discusión científica y ofrecer una conclusión verosímil y satisfactoria

Con el nombre de Castilla se ha designado a lo largo de la historia diversas realidades territoriales. Castilla empezó siendo un pequeño rincón entre las montañas del sur de Cantabria y Vizcaya y el norte de Burgos, luego fue importante condado del reino asturleonés, más tarde un reino y, pasado el tiempo, un imperio supracontinental.

Castilla nació de los colonos emigrantes montañeses que se asentaron en un espacio geográfico como baluartes de la firme resistencia al islam. En el siglo IX, los montes Obarenes eran la defensa natural de los colonos, que se habían establecido en los fértiles valles del Ebro. En los valles de Mena, Valdivielso, Tobalina…

En esos valles nace el nombre de Castella Vetula: En una pequeña franja territorial, entre las montañas cantábricas y los montes Obarenes, el lugar de asiento de los montañeses. Los montes eran una defensa natural, que les protegía de los ataques musulmanes y donde levantaron rudimentarias fortalezas y torres defensivas.

Los colonos montañeses ocuparán más adelante el norte de la provincia de Burgos. El condado castellano no se basó en la homogeneidad territorial, sino en un conjunto de hombres valientes unidos para defender sus propiedades. Es como una novela histórica no escrita.

En el contexto de la fundación del condado de Castilla se suman una serie de hechos protagonizados por personajes reales, que parecen sacados de una novela de aventuras. Abarca un largo periodo de tiempo, desde el año 720 con Pelayo hasta el último conde castellano y fundador del reino de Castilla, Fernando I el Grande en el 1030.

La novela histórica aparece en el Romanticismo del siglo XIX con el escocés Walter Scott a la cabeza, que publicó unas novelas ambientadas en la Edad Media inglesa con sucesos y personajes que respondían al nacionalismo necesario para exaltar su pasado, y lo mismo sucedió en Francia con Víctor Hugo, en Italia con Manzoni o en Rusia con Tolstoi, pero no así en España.

En la formación del condado de Castilla hay un ambiente medieval con personajes reales que parecen aventureros en busca de gloria. A ellos hay que sumar los mitos y leyendas que surgen en el siglo XII en los monasterios, escritos por el mester de clerecía y divulgados por el mester de juglaría.

 

Juan Pisuerga