Skip to main content

 

El nombre de Valladolid ha dado lugar a diversas teorías a lo largo de los años. Se han llevado a cabo numerosas excavaciones arqueológicas sin que se hayan encontrado restos que identifiquen a Valladolid con la ciudad romana de Pintia. De hecho, no existe ninguna evidencia concluyente que sitúen en un lugar específico.

Valladolid nació en la orilla izquierda del curso bajo del Pisuerga. Era un lugar bien comunicado en la meseta norte y con los valles del Pisuerga, el Esgueva y Duero; estaba protegida al sur por la cordillera Central, que la separaba de la meseta Sur, donde en aquel momento se encontraban los musulmanes.

El lugar escogido por el conde Pedro Ansúrez para asentar la ciudad era un valle de tierras llanas, muy fértiles y con abundante agua.

El origen etimológico del nombre de Valladolid no está aclarado, aunque a nivel académico y popular existen diversas teorías para explicarlo. Con la misma base, encontramos dos leyendas. Una de ellas sugiere que el nombre provendría de «balad al-Walid», que traducido significa «villa recién nacida». Sin embargo, esta frase implicaría una implantación musulmana o una ocupación árabe, de lo cual no hay pruebas documentales. Otra leyenda popularizada cuenta que, en 711, durante la invasión musulmana, llegó a estas tierras Abd al-Aziz, hijo de Tariq. Su lugarteniente Olid, enamorado de este valle, fijó en él su residencia, y desde ese momento se le conoció como «Wadi Olid», que traducido sería «el Valle de Olid». Esta historia se basó en el rollo emplazado en la antigua plaza de la colegiata de Santa María, en la primera plaza del Mercado que  fue instalado en el atrio de la catedral nueva y, cuando la torre se hundió en 1841, lo arrastró consigo. En la parte superior de la columna estaba esculpida la imagen de un león que desgarraba a un musulmán, rodeada por una inscripción en latín: «Olit oppidi conditor», que significa “Olid, el fundador del pueblo”.

Existen otras especulaciones etimológicas. Algunos sugieren que este lugar fue conocido antes del asentamiento del conde Ansúrez como «Valle de los Olivos». Hay que suponer que estos árboles hubieran estado presentes en los valles del Esgueva y el Pisuerga, lo cual es poco probable. También se ha afirmado que el valle donde se asienta la ciudad era un terreno que delimitaba los territorios de los primitivos pueblos celtíberos que habitaban estas tierras: «Vallis Limitum» o «Valle de los Límites» de vacceos, arévacos, betones y carpetanos. Al ser un valle ancho, franco y muy fértil, era el lugar donde estos pueblos venían a resolver sus diferencias, por lo que se le llamó «valle de las lindes».

La hipótesis del profesor Montenegro, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Valladolid y autor de numerosas investigaciones sobre la Hispania romana y prerromana, es la más reconocida y verosímil. El nombre de Valladolid provendría de «Vallis Fluvialis», es decir, «Valle de las Aguas», o de «Vallis Tutilum», que traducido libremente es «terreno de aguas». Efectivamente, la puebla estaba asentada en la confluencia de los valles del Pisuerga y el Esgueva y era un territorio muy rico en aguas y pozas.

Cervantes decía del Pisuerga a su paso por Valladolid: «Es famoso por la mansedumbre de su corriente que desde las altas montañas palentinas baja sereno y fecundo hasta derramar sus aguas en el Duero».

Juan Pisuerga 

 

 

 

PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:

  1. Bennassar, Bartolomé (1983). Valladolid en el Siglo de Oro: una ciudad de Castilla y su entorno agrario en el siglo XVI. Ayuntamiento de Valladolid.
  2. Martín González, Juan José (1972). Guía de Valladolid. Editorial Miñón, S.A., Valladolid.
  3. Calabia, L. (1978). Valladolid ciudad. Diputación de Valladolid.
  4. Urrea, Jesús (1990). Guía artística de Valladolid. Caja España.
  5. Wattenberg Sampere, Federico (1977). Valladolid, desarrollo del núcleo urbano. Ayuntamiento de Valladolid.