Las arpías son criaturas mitológicas que aparecen con frecuencia en la rica iconografía del bestiario románico. Se las representa, por lo general, con cabeza de mujer, cuerpo de ave rapaz y provistas de alas y garras. En ocasiones, presentan cola de serpiente o de escorpión, lo que les confiere un aspecto aterrador o grotesco.
En el contexto románico, las arpías están cargadas de simbolismo negativo y constituyen claros emblemas de los pecados y de la corrupción. Encarnan la seducción, la lujuria, la gula y la envidia, así como a demonios y seres malignos. Se las asocia con el infierno y se las considera genios maléficos o demonios femeninos que atormentan a las almas y fomentan la maldad.
Es relativamente frecuente encontrar la imagen de una arpía en un templo románico, sobre todo en escenas de carácter apocalíptico. Estas figuras suelen ocupar lugares estratégicos en las iglesias y monasterios, transmitiendo un mensaje moralizante. Resultan especialmente visibles en los capiteles de los claustros, en los pórticos cerrados de los templos y en los canecillos que sostienen los aleros. En estos últimos, los artistas gozaban de mayor libertad creativa, a diferencia de las portadas de las iglesias, donde su presencia es menos habitual.
Estos seres decoran profusamente frisos y capiteles con una clara alusión al mal, con múltiples formas, prodigando terribles consecuencias. El campesino medieval, aunque durante el día no se detuviera demasiado en estas imágenes, al caer la noche y hasta el amanecer escuchaba en su interior la voz del monje, quien recordaba la doctrina católica como amparo espiritual de la Iglesia.
Este tipo de representaciones aparece en parejas. Se hallan en varios monasterios e iglesias. Por mencionar algunos ejemplos: en Santo Domingo de Silos y en San Julián y Santa Basilisa de Rebolledo de la Torre; en Santa María de Piasca y en Santa María de Bareyo; en Santa Eulalia de Barrio de Santa María y en Santa Eufemia de Cozuelos, así como en la Catedral de Santiago de Compostela.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR:
- Borges, Jorge Luis (1990): El libro de los seres imaginarios. Emecé, Barcelona.
- Boto Varela, Gerardo (2000): Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular. Abadía de Silos, Silos.
- Cirlot, Juan Eduardo (1969): Diccionario de símbolos. Labor, Barcelona.
- Mateo Gómez, Isabel; (1987): “Arpía o sirena: una interrogante en la iconografía románica”.