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En la Roma clásica, agosto estaba simbólicamente representado por un joven segador con una hoz en la mano, sentado sobre gavillas en un campo de espigas, o representado por Ceres, la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Los romanos la veneraban como la protectora de los cultivos y guardiana de los ciclos naturales.

En muchas culturas, especialmente las grecolatinas, agosto se vincula con la cosecha de cereales y frutos. Representa la culminación del ciclo agrícola, del trabajo en el campo, y se celebran fiestas por la alegría de los frutos obtenidos.

Asociado al verano, agosto simboliza el calor, la energía y la vitalidad. Es un mes que invita a disfrutar de la naturaleza y marca una transición hacia el otoño y el cierre de un ciclo.

El antiguo calendario romano empezaba en marzo, de modo que junio era el sexto mes, conocido como Sextilis. En el año 45 a. C., en tiempos de César, el Senado romano modificó el calendario. Se añadieron a principios de año los meses de enero (Ianuarius) y febrero (Februarius). El séptimo mes pasó a llamarse Julio en honor a Julio César.

Octavio Augusto, en el año 31 a.C., venció a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla naval de Accio y se hizo como único vencedor del Segundo Triunvirato. Esta batalla fue un punto de inflexión en la historia de Roma, marcando el fin de la República y el comienzo del Imperio Romano bajo el dominio de Augusto. En el año 8 a.C., el octavo mes del año fue nombrado en honor al emperador Augusto, un término que, además, significa «sagrado» o «venerable». En el calendario gregoriano, por el que nos regimos actualmente, agosto tiene 31 días.

En la primera quincena de agosto ocurre la lluvia de meteoritos conocida como las Perseidas o «Lágrimas de San Lorenzo», un espectáculo de estrellas fugaces en el cielo nocturno.

La Tierra, en su órbita alrededor del Sol, cruza anualmente en esas fechas la estela o el rastro de escombros que deja el cometa 109P/Swift-Tuttle. Este cometa que órbita alrededor del sol es el «padre» de las Perseidas. Cada vez que se acerca al astro solar, el calor hace que el hielo del cometa se sublime, liberando gases y pequeñas partículas de polvo y roca que no se dispersan por el espacio, sino que quedan concentradas en un círculo, formando una especie de «regato de escombros». La Tierra, en su viaje anual alrededor del Sol, atraviesa este reguero en un momento específico del año. Son precisamente esas pequeñas rocas y granos de polvo los que entran en nuestra atmósfera a altísimas velocidades. Cuando estos pequeños trozos de roca y polvo, que pueden ser del tamaño de un grano de arena o una bola de golf, entran en la atmósfera terrestre a una velocidad que puede llegar a ser hasta 60 km/s, la fricción con el aire los calienta y los hace arder. Este proceso genera el brillante rastro luminoso que vemos desde la Tierra y que conocemos como «estrella fugaz». El momento de máxima actividad sucede entre el 11 y el 13 de agosto porque en esas fechas la Tierra atraviesa la parte más densa de estos restos de escombros del cometa.

Se llaman «Perseidas» porque, si prolongamos la trayectoria de los meteoros hacia atrás en el firmamento, parece que se irradian hacia la constelación de Perseo. En la mitología griega, las Perseidas son asociadas con Perseo, el héroe que decapitó a Medusa. El nombre griego «Perseídas» significa «hijas de Perseo».

En muchos lugares católicos se las conoce popularmente como las «Lágrimas de San Lorenzo» porque el pico de actividad de esta lluvia de estrellas coincide con la festividad de San Lorenzo, que se celebra el 10 de agosto. Según la leyenda, los destellos de luz representan las lágrimas que derramó el santo al ser martirizado en la parrilla.

El 15 de agosto se celebra la Asunción de la Virgen María: una fiesta religiosa importante en muchos países de tradición católica, incluyendo España, Portugal, Italia e Hispanoamérica, donde se celebran numerosas procesiones y verbenas.

Juan Pisuerga

 

PARA MÁS INFORMACIÓN SE PUEDE CONSULTAR A:

  1. Filomena González, Mercedes Sánchez, Rubén Solís (2011). 
  2. Dan Vergano (2010). Perseidas. meteorito