Antes de la conquista romana de la península ibérica, la comarca conocida como Las Merindades estuvo habitada por los várdulos, caristios y autrigones, pueblos que habían sido expulsados de sus asentamientos originales por las tribus vascas. Se establecieron entre el sureste de Cantabria y el norte de Burgos, en un territorio conocido como Las Vardulias, llamado así por la hegemonía del pueblo várdulo.
Durante la dominación romana, la región formó parte de la provincia Tarraconense. Bajo el mandato de los emperadores Tiberio y Claudio, Clunia fue la capital del convento jurídico cluniense. En esta ciudad, Servio Sulpicio Galba fue proclamado emperador por sus legiones en el año 68 d. C.
El emperador Vespasiano otorgó a Clunia el máximo honor que una ciudad romana podía recibir: el título de colonia, lo que implicaba una equiparación total con la propia Roma en términos de derechos y organización.
Clunia y su jurisdicción experimentaron un notable crecimiento económico y demográfico entre los siglos I y III. En el municipio se construyeron numerosos edificios públicos: templos, teatro, circo, foro, termas, tabernas, entre otros. De hecho, hoy en día constituye el yacimiento arqueológico romano más importante del norte de España.
La administración cluniense de Las Vardulias se mantuvo durante gran parte de la dominación visigoda. El rey visigodo Leovigildo organizó diversas campañas militares contra cántabros y vascones para evitar que saquearan las cosechas de los pueblos de los valles del Ebro y para afianzar el poder de Toledo. Fundó la ciudad de Victoriaco para vigilar a los habitantes de la comarca y creó un enclave militar, administrativo y jurídico: el ducado de Cantabria, gobernado por un duque con sede en Amaya.
Con la invasión musulmana, los habitantes de estos territorios se trasladaron hacia la cornisa cantábrica.
Durante el reinado de Alfonso II, se vivió un periodo de relativa paz debido a las luchas dinásticas en Córdoba. En esta época surgió el impulso expansivo de los habitantes del reino asturiano, y comenzaron las primeras emigraciones hacia los valles interiores del Pas y Transmiera, en busca de caza y terrenos para el cultivo.
Los habitantes de Castro Urdiales y Laredo decidieron atravesar los puertos orientales de la Cordillera Cantábrica por las antiguas calzadas romanas para alcanzar los valles altos del Ebro y adquirir tierras mediante las presuras, una fórmula jurídica de colonización apoyada por la Iglesia.
La palabra presura aparece en el Diccionario de la Real Academia Española como “la aprehensión u ocupación de un terreno”. Las presuras fueron una forma de apropiación de tierras basada en el derecho romano. Este mecanismo de repoblación, que se inició a finales del siglo VIII y comienzos del IX, consistía en adquirir tierras yermas para cultivarlas. Los colonos montañeses que llegaban a un terreno abandonado se apropiaban de él y se convertían en propietarios. La condición para que el terreno ocupado se transformara en propiedad era mantenerlo roturado y cultivado; si lo abandonaban, perdían el carácter posesorio y transmisible.
Los colonos ocuparon lo que hoy se conoce como Las Merindades, cuyos límites contactan con Cantabria por el norte, Álava por el este, Cantabria y Palencia por el oeste, y se prolongan hacia el sur por tierras de Burgos, a través de las comarcas de La Lora, Los Páramos y La Bureba.
Era un extenso y excelente espacio natural con vegetación exuberante, buenas zonas de cultivo y amplios pastos para la ganadería, especialmente en los valles de Mena y Valdáliga, que estaban protegidos al sur por la barrera natural de los Montes Obarenes.
Las Merindades fue una de las primeras zonas de la península en ser repobladas tras la invasión musulmana. Se levantaron iglesias y monasterios, y a su alrededor surgieron núcleos poblacionales, algunos de los cuales aún existen. Los colonos donaban a la Iglesia terrenos, molinos, huertas, viñedos e incluso bosques, útiles para obtener madera destinada a la construcción de templos y viviendas.
Las Merindades son la cuna de Castilla. La comarca conserva un rico patrimonio histórico y artístico que incluye castillos, iglesias, ermitas, palacios y casonas. Cuenta con numerosos yacimientos arqueológicos, entre los que destaca el de Ojo Guareña, un complejo de cuevas y galerías que constituye uno de los sistemas kársticos más grandes de España.
El románico es una manifestación artística que tuvo un fuerte impacto en Las Merindades y ha dejado una profunda huella con dos formidables edificios: Santa María de Siones y San Lorenzo de Vallejo. Este último, una construcción del siglo XIII bien conservada que se localiza en la calzada romana que comunicaba Astorga con Burdeos, conocida como el Camino Francés.







PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR
- Martínez Díez, Gonzalo (2005). El condado de Castilla.
- Aparicio, Javier Iglesia (2016). Historia del condado de Castilla.
- Mena, Lebato (17 de marzo de 2019). “Las Merindades: Resucitando Santa María de los Reyes Godos.”
- Aparicio, Javier Iglesia (2016). Historia del condado de Castilla.
- González Goñi, Silvia (2016). Una comarca pletórica de contrastes.