La guerra llamada del Asiento de Esclavos entre España e Inglaterra fue un conflicto por el monopolio del comercio de esclavos. Para Inglaterra era una prioridad disponer en las costas del Caribe de otros puertos como los que ya tenían en Jamaica.
El contrabando interesaba a los dos reinos, pero los mercantes ingleses mandaban a sus barcos militares a atacar las ciudades y puertos españoles del Caribe.
La guerra comenzó cuando los ingleses se negaron a renovar en 1739 el tratado llamado «Asiento de esclavos». Porqué: Les parecía excesivo pagar el 25 % por cada esclavo que desembarcase. Limitaba una cantidad de esclavos que podían entregar cada año, y porque tenían que desembarcarles en puertos españoles.
Además de razones económicas, había temas políticos de peso: Estaban preocupados por el poder de España en América y por el episodio intencionado o no de la llamada oreja de Jenkins.
El acto central de la guerra va a ser Cartagena de Indias, joya de Nueva Granada. El centro de comunicaciones entre los virreinatos de Nueva España, México y Perú, y puerto principal del comercio entre América y la península. Conquistar Cartagena era abrir un hueco en el imperio español, aislando sus comunicaciones y creando un centro hostil en el seno del imperio.
Para tomar Cartagena, Inglaterra movilizó la mayor flota de desembarco jamás reunida. Solo superada por el desembarco de Normandía varios siglos después.
Los ingleses habían diseñado un plan de ataque. Un guión, que los españoles conocían por los informes de sus espías.
El almirante inglés Vernon se dirigió en marzo de 1741 a Cartagena, aunque antes había realizado dos ataques exploratorios con escasas fuerzas, en marzo y mayo de 1740, que Lezo rechazó con suma facilidad.
Bajo el mando del almirante Vernón se desplegó una auténtica armada invencible. Se pusieron en marcha con 180 embarcaciones, entre las que destacaban ocho potentes navíos de tres puentes. Veintiocho barcos de línea de fuego, doce fragatas, dos bombarderos, además de los barcos de transporte para llevar a tierra a unos 30000 combatientes. Con los ingleses combatían colonos norteamericanos, esclavos negros y macheteros jamaicanos, al mando de Lawrence Washington, hermanastro del que luego será el primer presidente de Estados Unidos. Contaban con 3000 piezas de artillería.
La armada inglesa llegó a las aguas de Cartagena el 17 de marzo de 1741 y empezó a bombardear las defensas españolas. Ante la gigantesca potencia de fuego, los españoles solo podían poner una fuerza claramente insuficiente: Seis navíos, 2230 hombres y 900 piezas de artillería.
Los ingleses sabían que su superioridad era de 10:1. Esperando el triunfo, emitieron una moneda con la inscripción de Vernón para ensalzar su gloriosa victoria y la humillante derrota española.
En Cartagena, había dos hombres eminentes: El navarro Sebastián Eslava y el almirante Blas de Lezo. Ambos discrepaban al evaluar los movimientos tácticos de la armada inglesa y su discrepancia se fue convirtiendo en inquina personal. El virrey impuso su criterio.
Blas de Lezo con 52 años y 22 batallas era un hombre curtido, valiente y muy inteligente. Se le conocía como «el medio hombre» porque le faltaba una pierna, la movilidad de un brazo y la vista de un ojo. Se había enfrentado muchas veces a los ingleses y siempre se había empleado con una inteligencia extraordinaria. De hecho, los ingleses le temían. Vivía en Cartagena con su mujer Josefa, una peruana, que durante el asedio demostró una enorme confianza en su marido.
Lezo mandó poner a la entrada del puerto unas grandes cadenas para obstaculizar a los barcos adversarios. Ideó un proyectil especial encadenando dos bombas juntas de manera que las balas una vez en el aire giraban violentamente, causando importantes destrozos en los barcos enemigos. Dotó a las piezas de artillería de rampas, para que en todo momento fuera posible disparar a objetivos móviles dependiendo de la distancia en que estuvieran los navíos ingleses. Mandó cavar trincheras en zigzag para poder disparar desde distintos ángulos, lo que multiplicaba el efecto del fuego. Lleno los huecos de las almenas de las murallas con sacos de tierra, de modo que los cañonazos que impactaban en los muros hicieran el menor daño posible. Mando cavar zanjas al pie de la muralla para que las escaleras de asalto inglesas fueran inútiles. Con este despliegue tan ingenioso, Lezo consiguió que para los ingleses Cartagena fuera un infierno a pesar de su enorme superioridad en barcos, artillería y hombres.
La estructura defensiva ideada por Lezo estaba haciendo su efecto, pero las defensas planteadas por Eslava empezaban a resquebrajarse. Hubo un momento crítico cuando cayó la primera línea defensiva. Se pensó por un momento, que Cartagena estaba perdida. Eslava, se dio cuenta de su error y dio el mando a Lezo.
El vasco se propuso sacar partido de la debilidad del enemigo, que no conocía el clima caribeño. Como Vernón tenía pocos víveres y no quería prolongar el asedio, decidió no retirar los cadáveres. Lezo intuyó que resistir era vencer, pues el clima tropical iría a su favor. Los cadáveres se iban descomponiendo con el sol del trópico y en dos semanas aparecieron fiebres, epidemias y la peste. Los ingleses sufrieron el calvario calculado por Lezo.
Pasado cierto tiempo, la fuerza inglesa, muy mermada, casi podía equipararse a la española, tal y como Lezo había sospechado. Los ingleses intentaron un último asalto a la ciudad por un acceso reducido abierto intencionadamente por el propio almirante. La carga inglesa fue en tropel, con hombres hambrientos y exhaustos. Era el momento de sacar la última carta. Lezo había reservado 300 marineros españoles y colombianos descansados, que cargaron contra los atacantes, que huyeron despavoridos para embarcar en sus navíos.
El 8 de mayo de 1741 comenzaba la retirada inglesa con 3500 muertos en combate, 2500 muertos por enfermedades y 7500 heridos. Vernón perdió 56 barcos y 1500 cañones, que fueron capturados o destruidos por los hombres de Lezo. Cada defensor de Cartagena derrotó en proporción a diez ingleses.
Vernón salió de Cartagena gritando.
¡¡¡ “Lezoooooo , Dios Te Maldiga”¡¡¡
Blas de Lezo Olavarrieta había nacido en 1690 en la villa guipuzcoana de Pasajes de San Pedro en el seno de una familia de ilustres marinos y eclesiásticos. Se educó en una escuela para niños de baja nobleza en el sur de Francia. Lezo se embarcó, a los doce años, en 1702 en la escuadra francesa como guardia marina al servicio de Alejando de Borbón, hijo del Luis XIV. La armada francesa era aliada de España en la guerra de sucesión que había empezado con la muerte de Carlos II, el hechizado.
PARA MAYOR INFORMACIÓN
1-Albi de la Cuesta, Julio (1987). La Defensa de las Indias. Cultura Hispánica.
2- Casado Rabanal, David (2009). La Marina Ilustrada. Sueño y Ambición de la España del XVIII. Ediciones Antigona -. ISBN 978-84-92531-06-6.
3- García Rivas, Manuel (2012). «En torno a la biografía de Blas de Lezo». Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco (7): 491. Archivado desde el original el 15 de abril de 2016. 44
4 – Blas de Lezo: biografía de un marino español del siglo XVIII. Madrid: Edaf. ISBN 9788441436398.
- Sáez Abad, Rubén (2010). La Guerra del Asiento o De la oreja eja de Jenkins (1739-1748). Almena. ISBN978-84-9271-409-4.
6-Victoria, Pablo (2014). El día que España derrotó a Inglaterra: Blas de Lezo, tuerto, manco y cojo destrozó a la mayor armada inglesa. Edaf. ISBN 978-84-414-3511-7.