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Durante los siglos X y XI en el condado de Castilla sobrevinieron una serie de acontecimientos, que darán origen a varias leyendas.

El hijo de Fernán González, el conde García Fernández, se había casado con Ava de Ribagorza en el año 960, una noble de los Pirineos; una comarca alejada del condado castellano. Ava, algunas crónicas la retratan como mujer traidora, mientras que otras la presentan como una mujer fuerte, decidida y protectora de su familia.

 Con Almanzor al frente del califato, el condado castellano sufrió numerosos ataques de los islamistas y tuvo que ampliar la base social otorgando en el 974 el fuero de Castrogeriz. Un fuero controvertido que igualaba a los caballeros villanos con los infanzones. A pesar de ello, el condado siguió sufriendo las acometidas de Almanzor, aunque los castellanos mantuvieron una dura resistencia.

En el año 991, el hijo de García Fernández, Sancho García, se reveló contra su padre y se refugió en Córdoba. Almanzor lo aprovechó para conquistar las plazas de Clunia y San Esteban de Gormaz, donde estableció su residencia durante unos años.

En el año 994, el conde García Fernández murió en un lance fortuito o una emboscada entre Langa y San Esteban. Heredó el condado su hijo Sancho García, que reconquistó San Esteban, Langa y Osma y otorgó el Fuero de Sepúlveda a sus habitantes.

En el 999, subió al trono de León Alfonso V, hijo de Bermudo II y de Elvira García, hija del conde García Fernández y, por lo tanto, hermana de Sancho García. Por unas tierras de la comarca de Campos, tío y sobrino se enfrentaron. El rey le llamó «un conde traidor».

Sancho García se había casado con Urraca Banu Gómez. De ese matrimonio nacieron doña Mayor, la primogénita, que se casó con el rey Sancho Garcés III de Pamplona. García Sánchez, que sucedió a su padre como conde de Castilla. Trigidia Sánchez, que fue abadesa del monasterio de San Salvador de Oña, fundado por sus padres. Urraca Sánchez, que se casó con Sancho Guillermo, duque de Gascuña, y Sancha Sánchez, que lo hizo con Berenguer Ramón I, conde de Barcelona.

Sancho Garcés III reclamó los derechos de su mujer al condado de Ribagorza como nieta de Ava y lo integró en el Reino de Navarra, que no fue celebrado por los castellanos.

La muerte de Sancho García dejó a un menor al frente del condado de Castilla. Se constituyó un Consejo de Regencia que aumentó el desasosiego de los castellanos por la rivalidad existente entre Alfonso V y Sancho Garcés III por la posesión del condado castellano.

Estos acontecimientos dieron lugar a habladurías para buscar culpables de estas desdichas. Ava, por su lugar de nacimiento, fue la escogida como inocente culpable. Las murmuraciones y cuentos fueron recogidos entre los años 1250 y 1300 en la corte del rey Alfonso X. Toledo era una ciudad cosmopolita y un importante centro de conocimiento, con bibliotecas y escuelas de traductores que estudiaban textos multiculturales. La ciudad tenía un ambiente intelectual que propició la creación de historias y leyendas sobre personajes históricos, objetos mágicos y lugares misteriosos.

 La leyenda de la condesa traidora aparece en ese contexto histórico. Tiene numerosas versiones, pero la mejor articulada y la más consecuente es la de un manuscrito de la época de Alfonso X. En ella se narra la traición adúltera de una esposa del conde. El relato se refiere a los últimos años del siglo X, siendo conde de Castilla García Fernández, el conde «de las bellas manos«.

Según la leyenda, un matrimonio de nobles franceses, que peregrinaban a Santiago, pidió ser hospedados en el castillo del conde. A los nobles los acompañaba su hija Argentaria, una joven de gran belleza que tanto impresionó al conde, que se enamoró de ella, la pidió en matrimonio y, con el consentimiento de sus padres, se casaron.  Al cabo de algún tiempo, un noble francés, que estaba haciendo el camino de Santiago, solicitó hospedaje en el castillo; resultó ser un conocido de la condesa. Ambos franceses se enamoraron y se fugaron.

El conde humillado se vistió de peregrino y junto con su escudero dijo que iba a Santiago para redimir sus pecados, pero en lugar de dirigirse a Compostela, fueron al santuario de la Virgen de Rocamadour en Francia. Se detuvieron en la villa donde el noble francés vivía con la mujer del conde. Los lugareños le contaron que la pareja mantenía una mala relación porque a la hija del señor no le gustaba la vida adúltera de su padre.

La hija del noble, llamada doña Sancha, era una joven muy agraciada que hacía obras de caridad. Un día envió a su criada para que socorriera a los mendigos. La doncella, al salir del castillo, se encontró en la puerta con dos hombres andrajosos. Le llamaron la atención las manos de uno y el encanto del otro. Por su aspecto y su gentil comportamiento les invitó a entrar en el castillo. Una vez en la fortaleza, la criada llevó al pobre más cortés con doña Sancha mientras ella se ocupaba del escudero. Doña Sancha, además de preguntarle a dónde se dirigía, le contó sus penas, pidiéndole que rezase por ella cuando terminara su peregrinación.

Prometió a Sancha que, si le ayudaba a matar a Argentaria, se casaría con ella y la haría condesa de Castilla. Sancha, acepto la propuesta. Como se habían entendido muy bien, decidieron no esperar y consumaron su unión esa misma noche. Una tarde Sancha introdujo al conde en el castillo. Como el noble francés estaba enfermo, su hija se ofreció para permanecer en la misma habitación y atender a su padre. Cuando el noble francés y Argentaria estaban durmiendo, el conde degolló a los adúlteros y volvió a Castilla con Sancha. En Burgos anunció a sus vasallos su matrimonio y les explicó cómo había lavado su honor. La condesa de Castilla dio a su esposo un hijo: Sancho García.

 

 

 

 

 

Juan Pisuerga

PARA MÁS INFORMACIÓN, CONSULTAR

  1. Lacarra, José María (1972). Historia política del reino de Navarra. Pamplona: Aranzadi.
  2. Marqués de Lozoya (1998). Historia de España. Salvat.
  3. Martínez Díez, Gonzalo (1975). «Boletín de la Institución Fernán González.»
  4. Martínez Díez, Gonzalo (2005). El Condado de Castilla. Valladolid: Junta de Castilla y León.
  5. Menéndez Pidal, Ramón (1956). Historia de España: Tomo VI. Madrid: Espasa-Calpe.
  6. Pérez de Urbel, Fray Justo (1945). Historia del Condado de Castilla. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
  7. Pérez de Urbel, Fray Justo (1979). García Fernández. El conde de las bellas manos. Burgos: Diputación Provincial de Burgos.
  8. Ruiz Asencio, José Manuel (1970). «La rebelión de Sancho García, heredero del condado de Castilla». Hispania Sacra (22).