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CRISPACIÓN EN EL REINO DE LEÓN:

EL CONDE GARCÍA FERNÁNDEZ

Covarrubias y el Fuero de Castrojeriz

El conde Fernán González contrajo matrimonio en el año 932 con Sancha de Pamplona, hija de Sancho Garcés I y de la reina Toda. Sancha había sido previamente viuda de Ordoño II y de Álvaro Herraméliz, sin haber tenido hijos.

Fernán y Sancha tuvieron varios hijos: Munio, Sancho y Gonzalo Fernández fallecieron en los años 941, 956 y 959, respectivamente. Su hija Muniadonna se casó con Gómez Díaz, conde de Saldaña; Toda García lo hizo con Diego Sánchez, hijo del conde Sancho Gómez; Fronilde Fernández se desposó con Rodanio de las Asturias de Santillana y Elvira lo hará con el rey Bermudo II. Urraca Fernández tomará los hábitos. Tras el fallecimiento de su esposa, Fernán González se casó por segunda vez con Urraca Garcés de Pamplona, hija de García Sánchez I y de Andregoto Galíndez, con quien tuvo a Pedro Fernández.

Su cuarto hijo varón fue el heredero del condado, nacido en Burgos en el año 942. Su infancia transcurrió entre Burgos, Soria y Santander.

En el año 962, al-Hakam sucedió a Abderramán III. Durante sus primeros años, envió varias expediciones militares a los reinos cristianos, con el único fin de mantener el prestigio militar cordobés. Al-Hakam, amante de la cultura, priorizó la diplomacia sobre la guerra. A partir del año 968, los reinos cristianos le rindieron vasallaje a través de numerosas embajadas, buscando prorrogar treguas y ratificar tratados.

García Fernández se convirtió en conde de las tierras castellanas y alavesas en el año 970 a los 28 años, ya casado con Ava, hija de Ramón II de Ribagorza. Heredó el condado sin confirmación real. Consideraba el condado patrimonio de la familia. Reinaba en León Ramiro III, hijo de Sancho I el Craso y Teresa Ansúrez.

Ramiro era un rey menor de edad, tutelado por su tía Elvira, quien firmó unas treguas con Córdoba que incluían al condado de Castilla y al reino de Pamplona. En León, aunque nadie cuestionaba la legitimidad de Ramiro III, su poder era casi nulo. Los condes, nobles y magnates aprovechaban la situación política para aumentar su patrimonio personal. García Fernández reconocía a Ramiro como rey, pero mantenía la plena autonomía de su condado.

En los años 971 y 972, el conde castellano envió embajadores a la ciudad califal. En el año 974, la embajada castellana fue recibida solemnemente por el califa. Los delegados evaluaron la situación político-militar del califato, que se enfrentaba a una sublevación en el norte de África y había enviado un potente ejército bajo el mando de su mejor general. El conde castellano consideró que era el momento oportuno para desafiar al califa. Se puso en marcha con su ejército para evaluar las defensas musulmanas de la marca media. La embajada castellana partió de Córdoba con regalos para el conde, pero cuando al-Hakam se enteró de que García Fernández había violado las treguas, ordenó la captura y encarcelamiento de los embajadores.

Ese mismo año 974, García Fernández amplió la base social del condado al promulgar el Fuero de Castrojeriz. Esta disposición equiparaba a los villanos que poseían un caballo con los infanzones. El rey tuvo que refrendar la ley, ya que la nobleza no veía con buenos ojos el ascenso de esta nueva clase social de caballeros villanos. Aunque la institución nació en Castrojeriz, su plena vigencia se consolidó cuando se extendió a otros condados.

En el año 975, el conde castellano reunió un gran ejército al que se sumaron el rey de Pamplona y los condes castellanos, gallegos, asturianos y leoneses. Con este contingente, se presentó en Gormaz, una poderosa fortaleza en el corazón del condado castellano que estaba en manos musulmanas. El califa, conocedor de las intenciones del conde castellano, había ordenado reclutar hombres y caballos, y acopiar agua y alimentos para abastecer la plaza. Mandó regresar de África al general Galib. Cuando Ramiro III y su tía regente, doña Elvira, llegaron al campamento, asumieron el mando del ejército. Una salida inesperada de los defensores del castillo y la llegada del ejército de Galib sorprendieron a los cristianos, quienes, derrotados, tuvieron que retirarse a San Esteban de Gormaz.

En el año 977, García Fernández y su esposa compraron a los monjes de San Pedro de Arlanza el territorio de Covarrubias y el monasterio de San Cosme y San Damián. Su intención era establecer un centro eclesiástico como una especie de dote para cualquiera de sus hijas que no contrajera matrimonio. En 978, fundó el infantado de Covarrubias, que donó a su hija Urraca García una vez que esta hubo profesado.

García Fernández buscó apoyo en León para atacar las tierras al sur del Duero, pero la corte leonesa no quiso comprometerse. En el año 978, el conde conquistó temporalmente la fortaleza de Gormaz y quiso tomar Almazán y Atienza, pero el invierno los obligó a regresar a sus bases con un rico botín.

Durante la regencia de doña Elvira y en su reinado, Ramiro sufrió el desafecto de los condes gallegos, portugueses y asturianos, como había sucedido con su padre Sancho I. El carácter difícil de Ramiro y las continuas derrotas militares aumentaron la animadversión de los condes hacia el rey. A partir del año 976, Gonzalo Menéndez y los nobles comenzaron a conspirar contra el monarca y proclamaron en el año 982 en Santiago de Compostela a Bermudo Ordóñez, hijo de Ordoño III y de Urraca Fernández, como rey de Galicia y Portugal.

Corría el año 981 cuando en Córdoba la disputa entre los dos generales cordobeses culminó con la victoria del caudillo Almanzor.

En el año 983, un ejército formado por Ramiro se enfrentó al de Bermudo en Antas de Ulloa, con un resultado incierto. El reino quedó dividido en dos grandes comarcas: la galaicoportuguesa, que apoyaba a Bermudo, y la castellanoleonesa, fiel a Ramiro. La disputa terminó con el fallecimiento de Ramiro en 985. Las relaciones de García Fernández con Bermudo, que ya eran buenas, se volvieron excelentes cuando este último entró en León como rey en el verano del 990. Bermudo se consolidó como único rey, pero sufrió numerosas sublevaciones y tuvo que recurrir al apoyo de Córdoba para mantener el orden. Las huestes de Almanzor se instalaron en León como fuerzas de ocupación.

García Fernández, sin embargo, venció en varias ocasiones a los musulmanes para impedir su entrada en Castilla. Como buen estratega, se retiraba cuando no podía defenderse, como lo hizo en el 984 en Sepúlveda y Atienza.

Bermudo repudió a su mujer Velasquita por consanguinidad en el año 988 y el conde de Castilla ofreció a su hija Elvira como esposa. Una vez consumado el matrimonio, el conde se convirtió en tío y yerno del rey. Algunos historiadores sugieren que la sublevación de su hijo Sancho se debió a la creencia de que su padre entregaría parte del condado como dote a su hija. La mayoría de los medievalistas, sin embargo, consideran que las razones fueron por divergencias políticas. García Fernández buscaba mantener una resistencia a ultranza en la frontera castellana para proteger sus territorios y los de sus colonos, mientras que su hijo, respaldado por magnates y nobles, buscaba un acuerdo con Almanzor que implicara una cesión territorial.

Consumado el matrimonio en el año 992, el heredero castellano se trasladó a Córdoba para entrevistarse con Almanzor y sublevarse contra su padre. Esta actitud solo se explica por su ambición, pero estableció un peligroso binomio con el caudillo musulmán, que se mantuvo activo durante mucho tiempo y provocó una división en la sociedad castellana. Cuando Sancho regresó a Castilla en el 993, las tierras del condado estaban divididas entre los leales al conde García y los partidarios del heredero. La rebelión se tornó preocupante cuando las tropas andalusíes atacaron San Esteban de Gormaz y Clunia. Aunque el ejército musulmán no pudo rendir la plaza de San Esteban ese año, lo consiguió al siguiente. Las fortalezas de Peñaranda y Langa quedaron en vanguardia.

En el año 995, el conde fue sorprendido accidentalmente por una patrulla musulmana mientras se trasladaba de Langa de Duero a San Esteban. Fue herido en la cabeza por el golpe de una lanza. Los musulmanes lo recogieron con vida y lo llevaron a Medinaceli, donde falleció.

En el año 999, Bermudo murió en tierras del Bierzo.

Juan Pisuerga.

PARA MÁS INFORMACIÓN

  1. Marqués de Lozoya (1998). Historia de España. De la cultura romana a los reinos y condados cristianos. Barcelona: Salva.
  2. Martínez Díez, Gonzalo. El Condado de Castilla. La historia frente a la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y León.
  3. Menéndez Pidal, Ramón; Historia de España: España cristiana, tomo VI. Madrid: Espasa-Calpe.
  4. Pérez de Urbel, Fray Justo (1945). Historia del Condado de Castilla. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
  5. Ruiz Asencio, José Manuel (1970). «La rebelión de Sancho García, heredero del condado de Castilla». Hispania Sacra (22).
  6. Menéndez Pidal. R. Historia de España. 1974. Espasa Calpe.