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EL CONDE FERNÁN GONZÁLEZ:

EL HOMBRE

En la literatura y entre los historiadores existe cierta confusión de nombres y fechas al intentar conocer los antecedentes familiares de Fernán González. El conde Munio Núñez I y su esposa Argilo de Transmiera, en el año 824, otorgaron el fuero de Brañosera en nombre del rey Alfonso II a los colonos de la montaña palentina. De este matrimonio nacieron dos hijos: Nuño y Fernando Muñoz.

Nuño Muñoz tuvo, a su vez, un hijo (o nieto) al que nos referiremos como Munio Núñez II, quien repobló Amaya y fue nombrado conde de esa localidad. En Castrojeriz se enfrentó en dos ocasiones a los musulmanes: la primera en el año 882, donde fue derrotado, y otra al año siguiente, en la que, con las murallas ya reparadas, venció a los islamistas. Fue nombrado conde de Castilla y gobernó este condado entre el 899 y el 914. Su hija Muniadonna contrajo matrimonio con García, primogénito de Alfonso III. Munio Núñez II se trasladó a la corte como consejero del rey y expandió sus territorios desde la montaña palentina hasta las riberas del Duero.

El otro hijo, Fernando Muñoz, tuvo a su vez dos hijos: Gonzalo y Nuño Fernández.

Gonzalo Fernández fue conde de Burgos desde el 899 hasta el 915 y fundador de la casa de Lara, al sur de Burgos. El alfoz de Lara, de gran extensión, poseía una entidad judicial y administrativa desde el año 912. Allí estableció su sede familiar y se casó con Muniadonna, con quien tuvo a Fernán y a Ramiro. Gonzalo. Después de la derrota de Valdejunquera, desaparece de los cartularios y, según Fray Justo Pérez de Urbel, se trasladó a la corte de Pamplona.

Nuño Fernández, el otro hijo de Fernando Muñoz, fue conde de Burgos y Castilla desde 920 hasta 926. En el año 921 realizó una donación a San Pedro de Cardeña sin hacer mención a ningún rey, pero en 927, en una donación a Santa María del Puerto de Santoña, a un monasterio de Liébana y a otro en las Asturias de Santillana, reconoció a Alfonso IV como rey. Esto indica que su postura política en el conflicto dinástico fue contraria a Ramiro II, y cuando este ascendió al trono, Nuño desapareció de todos los documentos oficiales.

Los historiadores que han investigado los orígenes de Fernán González sostienen que nació en el castillo de Lara hacia el año 900, una zona fronteriza con frecuentes ataques islamistas. Por este motivo, durante su niñez y adolescencia, y para garantizar su seguridad e instrucción, fue enviado bajo la tutela de un magnate llamado Martín González a Laredo, tal como consta en un documento del monasterio Virgen del Puerto de Santoña. Así pues, basándose en datos fiables, el padre de Fernán González fue Gonzalo Fernández, quien aparece en un cartulario como conde de Burgos entre el 899 y el 915.

Fernán González, al confirmar el Fuero de Brañosera, afirma que sus abuelos lo habían otorgado en nombre de Alfonso II en el año 824.

El primer documento que firma Fernán González lo hace como conde de Lara en enero del 929, en una donación a una abadía. Este documento revela el nombre de su madre, la condesa Muniadonna de Lara. Junto a la firma de la condesa aparecen sus hijos Fernán y Ramiro. Es un texto significativo porque la dignidad condal solo podía ser ostentada por mujeres como esposas de un conde, lo que sugiere que su marido aún vivía y, probablemente, como menciona Pérez de Urbel, se encontraba en la corte pamplonesa. En febrero del año 929, Muniadonna y sus hijos donan unos terrenos a la abadía de San Millán de Belbimbre. El cartulario señala: “siendo Fernán González conde de Lara…”. Los testigos son los mismos que en el documento anterior, pero a Muniadonna se la designa como la commetissima para diferenciarla de otra Muniadonna, la esposa de Fernando Ansúrez. En ese mismo año de 929, Fernán González y su madre fundan el monasterio de San Quirce cerca de Lara y, a finales de ese año, realizan una donación de tierras a la abadesa doña Acisclo de Santa María de Lara.

Muchos medievalistas consideran que Fernán González recibió el título de conde de Lara de su tío Nuño Fernández, pero esta afirmación es incierta. Los vínculos de Fernán González con las tierras de Lara provienen de su padre Gonzalo Fernández, como colonizador y repoblador de esta comarca situada al sur de Burgos.

En el año 929, Fernando Ansúrez fue conde de Castilla, sucediendo a Nuño Fernández, pero en su nombramiento reconoció que las tierras al sur del río Arlanzón pertenecían a la familia de Fernán González. En ese momento, las relaciones entre ambas familias eran cordiales.

Un documento de 931 describe a Fernán González como gobernador del alfoz de Lara y a Ramiro II como rey de León.

Ramiro II se proclamó rey de León en el año 932. Necesitaba un gobierno condal fuerte en la marca suroriental del reino, capaz de unificar bajo un mando único los recursos administrativos, sociales y militares para hacer frente a los ataques musulmanes y así evitar recurrir al ejército leonés, demasiado alejado de esa frontera. Escogió a Fernán González como su hombre de confianza y le encomendó la gobernanza de un extenso territorio que se extendía desde el mar Cantábrico hasta la ribera del Duero. Los cartularios que hacen referencia a Fernán González como conde de Castilla con anterioridad a 932 son considerados apócrifos por los historiadores actuales más relevantes.

El diploma de San Pedro de Cardeña del 932 es la primera mención documental de Fernán González como conde de Castilla. Este documento confirma que el conde castellano ayudó a Ramiro a alcanzar el trono y, a cambio, este le concedió la dignidad condal.

Fernán González se convirtió también en conde de Álava gracias a la dote que su esposa Sancha de Pamplona aportó al matrimonio. Sancha era viuda de Ordoño II y del conde de Álava Álvaro de Herraméliz, con quienes no tuvo hijos. Se casó en terceras nupcias con Fernán González, El conde emparentó con los reyes de Pamplona y de León.

Fernán González logró unificar bajo su gobierno los condados de Castilla, Álava, Burgos, Lantarón, Cerezo y el señorío de Lara, lo que le otorgó una enorme relevancia política, militar y social.

Abderramán organizó un gran ejército en el año 934, que se dirigió a Pamplona. La reina Toda, para evitar mayores desgracias, le rindió vasallaje en Tudela. El califa, a través de Álava, llegó a Burgos y saqueó la ciudad. Ascendió por el río Arlanzón incendiando iglesias, casas y establos. Taló árboles frutales y se apoderó de cosechas y ganado. Tomó prisioneros y capturó rehenes. Fernán González, con sus hombres, se dedicó a hostigar al ejército musulmán mediante emboscadas y guerra de guerrillas, mientras Ramiro les esperaba en Osma. Abderramán se encontró de frente con el ejército del rey de León, protegido por la fortaleza de Osma, y en la retaguardia con las huestes de Fernán González. Abderramán sufrió una nueva derrota.

En el año 936, Ramiro y Fernán González, con sus ejércitos, auxiliaron al gobernador de Saragusa que se había sublevado contra el califa. En el combate, el hermano de Fernán perdió la vida.

En agosto de 939, el conde de Castilla contribuyó decisivamente a la derrota en Simancas del potente ejército que el califa había enviado para frenar la expansión territorial de Ramiro II.

Fernán González, en el 940, conquistó y repobló Sepúlveda y Riaza. Para atraer a los repobladores, eximió a los colonos del pago de impuestos y acordó entregarles la propiedad de los terrenos si los mantenían cultivados al menos dos años o si mantenían ganadería durante tres años, siempre que un varón de la familia formara parte de las huestes del condado si eran llamados a filas.

Ramiro II observaba cómo el poder de Fernán González crecía día a día, especialmente tras su matrimonio con Sancha de Pamplona. Para mermar su influencia, creó el condado de Monzón, que entregó a Asur Fernández, del linaje Ansúrez, en el año 943 para que gobernara las tierras entre el Cea y el Pisuerga, y le ordenó repoblar Cuéllar y Peñafiel. Fernán González comprendió que el rey le impedía expandir sus territorios hacia el sur y suroeste, una acción política que también afectaba al conde de Saldaña, Diego Muñoz, a quien se le impedía crecer por el oeste de los Campos Góticos. Fue una hábil maniobra política de Ramiro, pero provocó la rebelión de ambos condes. El rey los detuvo. Mientras Fernán González estuvo preso, el rey encomendó la gobernanza de Castilla a su hijo Sancho el Craso, asesorado por el conde Asur Fernández.

Abderramán continuaba asolando las tierras de Álava y Castilla, por lo que Ramiro no tuvo más remedio que reconciliarse con Fernán González, no sin antes exigirle un juramento de vasallaje público. Los condes de Saldaña y Castilla recuperaron sus condados y establecieron pactos parentales entre ellos y con el rey. De hecho, la hija de Fernán González, Urraca Fernández, se casó en el año 945 con el heredero del reino leonés, el futuro Ordoño III, y la otra hija del conde, Muniadonna, contrajo matrimonio en el 946 con Gómez Díaz, del linaje Banu-Gómez del condado de Saldaña.

Ramiro fue un rey muy activo y vitalista y, al mismo tiempo, muy religioso. Murió en el año 951. Heredó el trono su hijo Ordoño III, quien tuvo que enfrentarse a una serie de rebeliones condales y a la disputa dinástica con su medio hermano Sancho I el Craso, que estaba apoyado por su abuela, la reina Toda, y por su propio suegro, Fernán González, quien seguía en desacuerdo con el reino porque le impedía aumentar sus territorios por el valle del Esgueva. Ordoño III, debido al comportamiento de Fernán González, repudió a su esposa Urraca, la hija del conde.

Los castellanos de Fernán González tuvieron que detener y derrotar una incursión musulmana en San Esteban de Gormaz. Ordoño propuso unas treguas al califa, las cuales fueron aceptadas; ambos bandos acordaron la cesión de algunas plazas fronterizas y el desmantelamiento de otras. Ordoño III murió en el año 956, dejando viuda a la hija de Fernán González. Heredó el trono su medio hermano y rival Sancho I el Craso. Tras dos años de reinado, fue rechazado por la corte leonesa y destronado por los nobles liderados por Fernán González. Sancho abandonó León y se refugió en Pamplona con su abuela. Accedió al trono de León Ordoño IV en el año 958, hijo de Alfonso IV el Monje y de la reina Onneca. Urraca, la hija de Fernán González, viuda del rey anterior, se casó con Ordoño IV, lo que permitió al conde castellano retomar la iniciativa política en León, apoyando ahora a su nuevo yerno.

En 960, Sancho el Craso, curado en Córdoba de su obesidad, y ayudado por un ejército musulmán y por los pamploneses de la reina Toda, derrotó a Ordoño IV y a las tropas del conde castellano en La Rioja. Fernán González fue apresado y encarcelado por los pamploneses. Ordoño IV huyó a Asturias. El califa al-Hakam II solicitó a Pamplona que le entregaran al conde, pero García Sánchez se negó. Fernán González permaneció en prisión hasta el 962. Una vez liberado, Fernán González tuvo que reorganizar su condado y su ejército. Pactó unas treguas con Al Hakam II, pero en poco tiempo volvió a formar, con sus castellanos, una primera línea defensiva para detener las incursiones cordobesas.

El conde castellano, que participó activamente en los conflictos leoneses y pamploneses, fue por momentos árbitro de la política leonesa y un personaje tan importante y decisivo como la reina Toda. Convirtió Castilla en una entidad política bien definida y determinante en las disputas dinásticas de la corte de León.

Fernán murió en el año 970 en Burgos, dejando unas tierras fortalecidas y acostumbradas a la vida de frontera y al combate. Castilla entraba en el siglo XI con buenas perspectivas territoriales, jurídicas y económicas. Fernán González había unificado los territorios condales, formando el gran condado de Castilla, que legó en herencia a su hijo García Fernández.

Juan Pisuerga

 

 

PARA MÁS INFORMACIÓN:

 

  1. García González, Juan José (2008). Castilla en tiempos de Fernán González. Burgos.
  2. López Mata, Teófilo (1957). Geografía del Condado de Castilla a la muerte de Fernán González. Madrid: Instituto Jerónimo Zurita.
  3. Martínez Díez, Gonzalo (2005). El Condado de Castilla. La historia frente a la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y León.
  4. Pérez de Urbel, Fray Justo (1969). El Condado de Castilla. Los 300 años en que se hizo Castilla. Madrid: Siglo Ilustrado.
  5. Sagredo Fernández, Félix (1975). «Los condes de Bureba en la documentación de la segunda mitad del siglo XI». Hispania, revista española de historia 35.
  6. Serrano (1943). Poema de Fernán González. Madrid: Junta del Milenario de Castilla.
  7. Menéndez Pidal, R. (1974). Historia de España. Espasa Calp.e