MUSA IBN MUSA
El legendario muladí
Musa Ibn Musa, que nació en Arnedo en el año 785. Fue el segundo hijo de Musa Ibn Fortún y de Onneca, la viuda de Íñigo Jiménez. Como su hermano mayor, Mutárrif, era valí gobernador de Pamplona cuando murió su padre; heredó la jefatura del linaje Banu Casi.
En el 797, con Alhakén I como emir de Córdoba, Toledo era una ciudad con cierta autonomía y una rica diversidad religiosa: visigodos, judíos, hispano-godos, mozárabes y musulmanes convivían en ella. pero no era del agrado del nuevo emir. Alhakén nombró gobernador a Amrus ben Yusuf, quien, para celebrar su cargo, invitó a 500 toledanos influyentes a un banquete. Según los invitados, entraban al alcázar, les cortaban la cabeza, arrojándolas a un foso. La conocida «jornada del foso».
Se cree que el padre de Yusuf, al igual que Casio, fue un hispano-godo convertido al islam. En su juventud, Yusuf sirvió bajo un noble árabe en el valle medio del Ebro. Aunque apoyó a Carlomagno en Zaragoza, se enfrentó al emperador en Roncesvalles.
La unión con su hermano Mutárrif, con su medio hermano Íñigo Arista y la autoridad que se había ganado en los valles del Ebro, convirtieron a Musa Ibn Musa en una figura central en el Pirineo suroccidental y en los valles del Ebro.
Una revuelta ciudadana en Pamplona terminó con la vida de Mutárrif en el 798. Velasco el Gascón, proveniente de una noble familia del norte de los Pirineos y aliado de los francos, asumió el gobierno. Los francos querían formar una barrera de protección frente al creciente poder de Córdoba, y Velasco se erigió como un personaje crucial en la historia de la región, marcada por las luchas de poder entre francos y musulmanes.
El emirato de Alhakén fue turbulento por sus luchas dinásticas. Su tío Abdalá se sublevó, intentando atraer a su causa a los Banu Casi e incluso a Carlomagno. Finalmente, en el 802, Abdalá se estableció en una alquería de Valencia, viviendo de una renta anual que le daba su sobrino, el emir.
En el año 802, como recompensa por su actuación en Toledo, Alhakén nombró a Amrus ben Yusuf gobernador de la Marca Superior. Conquistó su ciudad natal, Huesca, y refundó Tudela, dejando como gobernador de la plaza a su primogénito.
En el 803, Musa, con la ayuda de Íñigo Arista, conquistó la plaza de Tudela, expulsando al hijo de Amrus.
En el 817, Abderramán II, inmerso en negociaciones de paz con los francos en la Marca Superior, solicitó el apoyo de Musa, pidiéndole que Tudela sirviera de muro de guardia y contención.
El poder de Musa aumentó con su matrimonio en el 820 con Assona, su sobrina e hija de Íñigo Arista, y en el 822, Musa fue asignado como gobernador de Tudela.
Abderramán II, cuando accedió al trono en el año 822, envió un ejército a las Vardulias, ordenando a Musa que le apoyara. Durante años, el linaje de Musa estuvo bajo las órdenes de Córdoba, que consideraba a los muladíes parte de su ejército.
Pamplona era cuna de diversas etnias y culturas con ciertas tensiones y sublevaciones. En el 824, Ludovico Pío intentó restablecer el control franco y envió a los condes Aznar y Eblo. Sus huestes mataron y degollaron a muchos ciudadanos y a los rebeldes. A su regreso, las tropas de Íñigo Arista y Musa los derrotaron en la segunda Batalla de Roncesvalles. Aznar, debido a sus lazos familiares con los Arista, fue liberado, pero Eblo fue enviado a Córdoba.
Ese mismo año, una violenta guerra estalló en Murcia entre los yemeníes y kalbíes de Yemen y sus enemigos de los coraixitas. Un secular conflicto étnico preislámico que se extendió por la Marca Superior, ya que los yemeníes se habían asentado en las riberas del Ebro desde el inicio de la conquista musulmana, junto con los bereberes.
En el año 841, el emir que necesitaba suministros ordenó una aceifa contra Pamplona. Musa se opuso y permaneció con su ejército en Arnedo, aunque fue su hijo Fortún como observador. El emir interpretó esto como una sublevación y nombró valí de Zaragoza a Harit ibn Bazi, ordenándole destruir a los Banu-Casi.
Harit venció a Musa en Borja, que tuvo que huir y refugiarse en Tudela, pero capturó a su hijo Lope. El muladí se vio obligado a entregar la plaza a cambio de la liberación de su hijo. Luego se trasladó a su fortaleza de Arnedo, donde Harit ibn Bazi lo sitió nuevamente. El muladí pidió ayuda a sus parientes pamploneses, quienes acudieron con una potente caballería. Harit tuvo que retroceder hacia el sur. Los hombres de García Íñiguez y Musa le tendieron una emboscada en San Adrián del Ebro, derrotándolo y haciéndolo prisionero. Para contentar al emir, Musa liberó a los prisioneros.
En el 843, el emir firmó una paz con Musa y García Íñiguez que no fue respetada. Abderramán reaccionó con gran violencia contra la comarca pamplonesa. Musa y García Íñiguez fueron derrotados por el emir; se cuenta que el muladí tuvo que huir a pie en esa batalla al perder su caballo.
En el 844, Abderramán solicitó la ayuda de Musa contra los normandos, que estaban saqueando las ciudades costeras de al-Ándalus. En la carta, el omeya instaba al muladí a cumplir con los lazos clientelares que unían a los Banu Casi con el emirato. Musa acudió a Sevilla con sus huestes, mostrando valentía y decisión en el campo de batalla, y logrando expulsar a los vikingos de al-Ándalus.
En los años siguientes, Musa continuó con sublevaciones y batallas contra el valí de Tudela, quien se había apropiado de las tierras de los Banu Casi.
En el 850, Musa, apoyado por García Íñiguez, sitió Tudela, que resistió gracias a sus sólidas murallas. Los yemeníes kalbíes que gobernaban la plaza eran una facción muy influyente en el mundo islámico; el califa de Bagdad y su hijo se habían casado con hijas de aristócratas kalbíes y se habían apoyado en este linaje para ganarse a la ortodoxia suní. Para evitar enfrentamientos, Abderramán II envió a su hijo Mohamed a pactar un periodo de paz.
Ese año 850, Musa atacó y arruinó a los colonos montañeses de los valles altos del Ebro. El rey asturiano al mando de un ejército le derrotó, obligándole a retirarse lejos de la frontera. A su regreso a Oviedo, tuvo que volver de inmediato para enfrentarse a un ejército cordobés. Las crónicas cristianas atribuyen la victoria a Ordoño, pero los islamitas controlaron la comarca del río Oja. En esa acción militar, Musa se fue desvinculando de sus parientes, acercándose de nuevo al emir.
En el 851, Íñigo Arista murió en Pamplona, poniendo fin a una alianza de 50 años entre ambas familias. Su hijo García Íñiguez, sobrino y cuñado de Musa, heredó la jefatura del linaje. García, impresionado por el creciente prestigio del reino de Asturias y el éxito de sus campañas contra Córdoba, formalizó un acuerdo matrimonial entre su hija Jimena y Alfonso, el primogénito de Ordoño.
En el 852, Mohamed I ascendió al emirato y nombró a Musa valí de Tudela y Zaragoza y le dio el gobierno de la Marca Superior.
En el 854, Toledo se sublevó nuevamente y pidió ayuda a Ordoño. El rey asturiano envió a Gatón, conde del Bierzo. El emir venció a Gatón en la Batalla de Guadalacele y emprendió una campaña de castigo por las riberas altas del Ebro.
En el 855, Musa sometió Huesca. Con esta conquista, gobernaba un territorio que se extendía desde Huesca hasta Toledo, donde había puesto su hijo como gobernador. Se autodenominó «el tercer rey de Hispania».
En el 859, un acontecimiento rompió definitivamente los lazos entre los Íñigo y los Banu Casi. Unas naves normandas desembarcaron en las costas del Cantábrico oriental y un contingente se adentró en Pamplona, tomando prisionero a García Íñiguez. El pamplonés pidió a Musa que pagara su rescate. Las relaciones entre las dos familias se habían deteriorado por el compromiso parental entre Ordoño y García Íñiguez. Musa aprovechó la ocasión para realizar una expedición de castigo por la comarca pamplonesa, conquistando plazas y castillos, y capturando prisioneros. Acudió en auxilio de García Íñiguez el rey asturiano Ordoño.
Para gobernar y administrar un territorio tan amplio, Musa necesitaba una base militar sólida y estratégicamente ubicada. Mandó construir una fortaleza en Albelda para defender sus dominios, vigilar las vías de comunicación y que, cruzando el Ebro, permitiera un fácil acceso a Pamplona. Una fortaleza que representaba una amenaza para Oviedo y Pamplona.
En el 859, Ordoño movilizó sus fuerzas y sitió Albelda. Algunos pamploneses también se le unieron. Musa se dirigió al castillo, pero en la batalla a extramuros, cayó herido y tuvo que huir, lo que causó el desconcierto entre los Banu Casi. Ordoño infligió numerosas bajas a sus enemigos y destruyó la fortaleza.
En el año 859, Musa Ibn Musa fundó una ciudad muy al sur de sus dominios con el nombre de Casa o Castillo de Musa, que se daba como Calat Musa, que con el tiempo y por contracción lingüística, pasó a llamarse Calamocha.
En el 861, Musa atacó los condados catalanes. Cuando conquistó Tarrasa, dominó los valles bajos del Ebro.
Córdoba tuvo que apoyar a la familia de los Tuyibíes, de la etnia Kalbí, para oponerse a Musa Ibn Musa.
Finalmente se enemistó con su yerno Azrad ibn Mantil y, en un enfrentamiento cerca de Guadalajara, fue herido, falleciendo al llegar a Tudela en febrero del 862.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN
- Cañada Juste, Alberto (1980). «Los Banu Qasi». Príncipe de Viana.
- Lorenzo Jiménez, Jesús (2010). El linaje de los Banu Casi: origen, auge y caída de una dinastía muladí en la frontera superior de al-Ándalus. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
- Lacarra de Miguel, José María (1972). Historia política del Reino de Pamplona. Caja de Ahorros de Navarra.
- Menéndez Pidal, R. (1974). Historia de España. Espasa-Calpe.
- Manzano Moreno, Eduardo (1991). La frontera de al-Ándalus en época de los omeyas. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
- Martínez Díez, Gonzalo (2007). Historia del condado de Castilla. Valladolid.