CASTELLA VETULA
EL CORAZÓN DE CASTILLA
Castella Vetula, o más precisamente Castella Vetus, es el término histórico que designa el territorio primigenio de Castilla la Vieja. Esta altiplanicie se localiza entre el norte de la provincia de Burgos y el sur de la cornisa cantábrica, un paraje conocido antes del siglo X como Las Vardulias y, desde el XII, como Las Merindades.
Antes de la llegada de los várdulos, este territorio fue poblado por cántabros, caristios y autrigones. Los várdulos, originarios de Guipúzcoa, fueron empujados hacia el sur por los vascones del Pirineo suroccidental. Estos grupos étnicos, junto a sus vecinos los vacceos, arévacos y turmogos, mantenían estrechos lazos sociales, comerciales y parentales, aunque nunca militares. Es probable que los várdulos, al ser el pueblo más numeroso, dieran nombre a la comarca. Las Vardulias.
La región, que formó parte del Imperio Romano, aún conserva vestigios de su pasado y de la época visigoda. Los árabes, por su parte, construyeron torres de vigilancia para controlar a los hispano-godos que permanecieron en estas tierras, asegurar el pago de impuestos y supervisar las calzadas romanas.
El río Ebro, en su curso por el norte de Burgos, es aún incipiente, pero ya dibuja grandes meandros y excava profundos y recortados cañones, creando rápidos fluviales. El resultado es un paisaje de enorme belleza, donde se alternan estrechos y verdes valles con vertiginosas hoces, amplias llanuras cerealistas y complicados relieves en las laderas de sus montañas y colinas.
Castella Vetula fue el núcleo inicial o el corazón de Castilla. Un pequeño territorio de valles, ríos, bosques y pastizales que englobaba parte de Transmiera, Balmaseda, Espinosa de los Monteros y el valle de Mena. Desde allí, se fue extendiendo por los valles de Valdivielso, Valdegovía y Tobalina. En esencia, La Castella Vetula fue el origen de una región que se expandió notablemente, abarcando las fértiles llanuras aluviales del alto Ebro y extendiéndose hacia la extensa llanura mesetaria. Numerosos colonos de la costa atravesaron los puertos de montaña para poblar estas tierras en busca de caza, pastizales para el ganado y tierras de labor para sus cultivos; una salida hacia las lejanas tierras más allá de las furiosas aguas del mar Cantábrico.
La presencia de castros prerromanos y la implantación de numerosas fortalezas y castillos le darían su nombre: Tierras de castillos: Castilla. Como parte del afán repoblador, aparecieron por estas tierras los «foramontanos»: hombres de la franja montañosa que emigraban «fora montes» para asentarse en los valles del sur. Ellos fueron el germen de pequeñas aldeas nacidas en torno a humildes templos que aún hoy perduran, salpicando el paisaje con sus rojos tejados o muros destruidos de viejas abadías.
Castella Vetula, o la Castilla del Ebro, es el núcleo inicial del territorio primigenio que se convirtió en condado, más tarde en reino y, al cabo de los años, en uno de los imperios más grandes de la historia.
La primera mención documentada del territorio castellano data del año 800, en una carta de donación en la que el Abad Vítulo y su hermano Ervigio ceden tierras del Valle de Mena y del alto Nervión a la iglesia de Taranco. El texto reza:
“En el nombre del Señor. Yo Vítulo, abad, aunque indigno, siervo de todos los siervos de Dios, y mi hermano carnal el presbítero Ervigio, nos ofrecemos a mis señores y patronos san Emeterio y san Celedonio, cuya basílica hemos construido con nuestras manos desde los cimientos yo y mi hermano Ervigio en el lugar de Taranco, valle de Mena; y a san Martín, a quien con el favor de Dios también hemos hecho basílica con nuestras manos en la ciudad de Área-Paternina, territorio de Castilla; y a san Esteban, a quien igualmente hicimos por nosotros mismos basílica en el lugar de Burceña, valle de Mena, que Lobato y Muniadonna nuestros padres nos dejaron conformes y alegres en la religión de Dios sin recelo de nuestra infancia, bajo la protección divina.»
Aunque esta carta del año 800 es la primera mención, varios historiadores coinciden en que es poco precisa. El nacimiento de Castilla, como entidad organizada, sucede a principios del siglo IX. Décadas después, el rey Ordoño encomendó al conde Rodrigo el gobierno de una extensa comarca conocida como Condado de Castilla, un territorio que limitaba al norte con el mar Cantábrico, al este con Guipúzcoa, al sureste con Álava, al sur con los montes Obarenes y al oeste con el nacimiento del Ebro.
Juan Pisuerga
PARA MÁS INFORMACIÓN.
- García González, Juan José (2008). Castilla en tiempos de Fernán González. Burgos: Dos Soles.
- Martínez Díez, Gonzalo (2004). El Condado de Castilla. Valladolid: Junta de Castilla y León.
- Pérez de Urbel, Justo (1945). Historia del Condado de Castilla. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
- Pérez de Urbel, Justo (1969). El Condado de Castilla. Los 300 años en que se hizo Castilla. Madrid: Siglo ilustrado.
- Menéndez Pidal. Historia de España. 1974.